Afirman que El Niño ya pasó por su máxima expresión

La Agencia Meteorológica de Japón asegura que el clima volverá a niveles normales a partir de mitad de año. Especialistas dicen que es uno de los más intensos registrados en la historia.

Afirman que El Niño ya pasó por su máxima expresión

La imagen muestra el calentamiento del Océano Pacífico por la línea del Ecuador. Foto publicada por CNN México.

Sociedad

Unidiversidad

por Unidiversidad / Rodrigo Armiento

Publicado el 12 DE ENERO DE 2016

Según un pronóstico revelado por la Agencia Meteorológica de Japón, El Niño alcanzó su desarrollo máximo entre noviembre y diciembre del 2015 y aseguran que el clima volverá a niveles normales a partir de mitad de año en todo el mundo.

La Agencia Meteorológica de Australia indicó que este fenómeno será uno de los tres más fuertes de los últimos cincuenta años por las altas temperaturas registradas, con tres grados más de lo habitual.

Por otro lado, según la NASA , el fenómeno no muestra signos de dispersarse. Al respecto, científicos coincidieron que en toda América se prolongará su efecto hasta junio, aunque en su máxima expresión. A esto se suman imágenes satelitales que la agencia espacial estadounidense recientemente dio a conocer, y que muestran similitudes entre el fenómeno actual respecto de los ocurridos en diciembre de 1997 y 1998, que dejaron fuertes catástrofes naturales.

A la izquierda, la imagen tomada por el satélite TOPEX/Poseidon en 1997. A la derecha, la imagen tomada hace unos días por el satélite Jason-2. Foto publicada por la NASA. 

“El planeta está más caliente ahora, eso es un hecho importante. Un planeta más caliente genera consecuencias más peligrosas, eventos más extremos”, señaló William Patzert, oceanógrafo especialista en análisis de fenómenos climáticos de la NASA.

El Niño de 1997-1998 fue uno de los más feroces de la historia y, según el sitio www.huffintongpost.es, mató a unas 23.000 personas en todo el mundo y ocasionó pérdidas cercanas a 7.500 millones de dólares sólo en la región andina. “No hay duda, son muy similares. Los fenómenos de 1982-1983 y 1997-1998 fueron los de mayor impacto en el anterior siglo y en muchas maneras parece que ahora vemos una repetición”, dijo Patzert.

¿Qué es El Niño?

El fenómeno climático conocido como El Niño consiste en un aumento de la temperatura de la superficie del Pacífico a lo largo de la línea del Ecuador, afectando principalmente la zona este y sur del Océano. Genera un calentamiento de las corrientes marítimas de hasta 4 grados más de lo habitual. Su período de recurrencia es de 2 a 7 años.  

Este calentamiento generó en Mendoza, el país y toda Sudamérica un clima extremadamente inestable: fuertes lluvias e inundaciones, pérdidas agrícolas y pesqueras, desabastecimiento de agua potable y de suministro eléctrico, etc. En Venezuela y Colombia se produjeron sequías y en el norte de México nieva por primera vez en 33 años.

Al llover más en esta parte del mundo, el continente africano presenta altas temperaturas, al igual que el sudeste de Asia y gran parte de Australia, donde la falta de agua contribuyó a la sequía y la multiplicación de grandes incendios forestales.

El cambio climático deja secuelas también en los glaciares. En el hemisferio norte y sur el deshielo de estos es preocupante. En el Polo Norte las temperaturas superaron los 0ºC., cuando lo habitual es  -25º C.  

Debido a que El Niño es la fase de calentamiento, su ciclo se cierra con la fase de enfriamiento. Esta última es denominada La Niña y trae los efectos contrarios al clima del planeta, ya que las temperaturas del Océano Pacífico ecuatorial se enfrían y se reduce la humedad en el aire.

Foto publicada por El País

Algunas interpretaciones

Los especialistas han generado críticas en torno a la problemática de cómo estar preparados ante esta situación. Y es que aseguran que contamos con una mayor infraestructura y mayores avances científicos que deberían permitir enfrentar esta acción de la naturaleza pero, por el contrario, estamos pasando por lo que se califica como el más devastador de los últimos años, lo que permite ver que las ciudades (al menos en Latinoamérica) no están tan preparadas para recibirlo como se creía.    

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