Alta en el cielo

Liza Rule Larrea, la bailarina mendocina que encarnó la Patria sobrevolando Plaza de Mayo en los festejos de “La Década Ganada”, contó a Edición UNCuyo las sensaciones de esa experiencia a la que definió como “la mezcla perfecta entre los artístico y lo político”.

Alta en el cielo

La bailarina Liza Rule. Foto: Alejandro Santa Cruz/Télam

Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 29 DE MAYO DE 2013

El vuelo de Liza ondeando la bandera argentina a 60 metros de altura irrumpió en el cielo de la Plaza de Mayo cuando comenzaron a sonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, interpretadas por Chango Spasiuk y La Bomba del Tiempo. El mejor escenario para los cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas que se reunieron a festejar un nuevo aniversario de la Patria y los últimos 10 años de historia nacional marcados por grandes conquistas populares.

La historia y el arte se conjugaron para que la bailarina mendocina de 25 años, hija de sobrevivientes de la última dictadura cívico-militar y activos militantes en la defensa de Derechos Humanos de la provincia, fuese la elegida para representar la recuperación de la Patria. La imagen etérea de la artista en el cielo de mayo se convirtió rápidamente en un símbolo del presente de cara al futuro.

¿Qué sensaciones tuviste en el momento del vuelo?

De verdad que fue como volar. Volé sobre la energía que trasmitía la gente cantando el himno, eso no tiene modo de explicación. Contemplé todo: el estar elevada a 60 metros me dio una vista panorámica de toda la Plaza repleta hasta la Avenida 9 de Julio. Arriba podía ver el río, del otro lado de Puerto Madero, y las primeras luces de Uruguay.

Sentía mucha gratificación por lo que estaba viviendo. Después, cuando bajé, seguía flotando, por tanta devolución de parte de las familias que estaban allí, que me abrazaban, me besaban. Me agradecían por haber levantado la bandera y en realidad, la agradecida era yo por todo lo que había representado ese momento para mí.

¿Y qué te representa el hecho de haberte elevado junto a la bandera en un acto de esa trascendencia?

Con muchos artistas con los que compartíamos políticamente la importancia de lo que estaba sucediendo en la Plaza tratábamos de imaginarnos los distintos significados de la bandera y del acto entre la misma gente. Creo que los significados son todos distintos, de acuerdo a la historia de cada uno. En mi caso, levanté felizmente la bandera argentina como lo hubiese hecho con la bandera de toda Latinoamérica. La Patria tiene que ver con la unidad popular, con esta idea de que todos lo somos: los artistas, los militantes, los trabajadores. Es solidaridad y allí entra en juego esa idea de que “La Patria es el otro”. Y es eso la Patria, es hacer por el otro.




¿Cómo llegaste a ser vos quien encarnó la Patria en este 25 de mayo de 2013?

Me convocó dos días antes Prix D’Ami, que es un grupo de técnicos y andinistas que organizan performances acrobáticas y de danzas de este tipo. Es excelente el trabajo que hacen, hay que reconocerlos y destacarlos. Ellos ya habían trabajado en Tecnópolis y el otro gran antecedente es su participación en la Fiesta de la Democracia que se realizó el 9 de diciembre pasado, igualmente en Plaza de Mayo. Yo también trabajé con ellos en ese festejo y de allí quedó el contacto.

Estoy muy agradecida a Prix D’Ami porque su trabajo es maravilloso. Sin ellos, la verdad que toda esa magia que se vivió este 25 de mayo desde lo artístico no hubiese existido. Ellos son quienes coordinan y organizan todo: desde el primer nudito de un cablecito a otro, hasta el armado de toda una estructura que luego sostiene la grúa.

¿Ensayaste el vuelo?

Hubo algunos ensayos previos, con los chicos de Prix D'Ami y en la Plaza con la grúa. También me hablaron de las escenas principales que habían creado para el evento, como fueron el mapping sobre la pared del Cabildo, el escenario flotante donde cantaron Pablo Lescano y otros artistas, la estructura de 32 personas colgando como racimos, y esta escena que me tocó a mí sobrevolando la Plaza con la bandera, que fue una sorpresa para la Presidenta.

Creo que fue una cuestión de azar el hecho de que haya sido yo la que llevó la bandera, porque tengo cualidad más de bailarina que de acróbata. Hay algo de lo etéreo que ya es parte de mí, y creo que tuvo que ver con eso la elección. Por eso, en cuanto me lo propusieron lo acepté.

El ensayo en estas circunstancias no es primordial, ya que más de la destreza física se requiere de cálculos técnicos. No es lo más arriesgado que he hecho. Si bien la performance tiene un margen de error importantísimo –el máximo error vendría a ser la muerte directamente–, trabajar con la contención técnica que brinda este grupo elimina la posibilidad de percances. A nivel exigencia física, si bien requiere esfuerzo, yo en ese momento no lo sentí, solo flotaba.

¿Sos consciente de que tu imagen sobrevolando la Plaza pasará a formar parte de la historia de los argentinos?

La verdad es que yo viví los festejos con el mismo fervor que la mayoría de los argentinos que visitaron la Plaza. Para mí, ver a Silvio Rodríguez en vivo, cuando mi viejo me lo hacía escuchar desde muy pequeña, fue muy emocionante. Lo que puedo decirte es que estuve de lleno en esa Plaza, fui  partícipe de ella por completo. Había muchísimos jóvenes compartiendo alegrías por lo que se está viviendo en estos años. La verdad es que estamos en una época de cambios; lo digo desde mi experiencia, de haber sido testigo de momentos muy duros en el país y también de haber percibido cada día las trasformaciones que han tenido lugar en estos años.

Vivo al sur de la ciudad de Buenos Aires, pasé dos años en la Boca, y llevo dos en Barracas. Las políticas de derecha que tienen espacio en esta ciudad son muy claras, pero  sobre todo es muy evidente el avance cultural y social que se vive desde la nación. La cantidad de jóvenes que estamos participando artística y políticamente de esta construcción que se está viviendo en la Argentina es la mejor parte de la parte de la historia. No deja de emocionarme.




Liza es bailarina de danza contemporánea y danza aérea. Actualmente se perfecciona en estudios de acrobacia. Comenzó a estudiar ballet a los 9 años de edad en la Universidad Nacional de Cuyo, en las clases de la profesora y bailarina Vilma Rúpulo. Luego fue sumando trayectoria a través de su participación en distintos grupos locales, hasta que en 2006 decidió proyectar su formación en Buenos Aires. Allí egresó del taller de danzas del Teatro San Martín y obtuvo una beca del Fondo Nacional de las Artes. En la actualidad integra el grupo de danza teatro La Voráz y el Proyecto Even T desarrollado por Merce Cunningham y dirigido por Mauro Cacciatore, lo que le permite experimentar el arte de la danza desde la teoría y la filosofía.

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