Apuntes para la nueva universidad

La voluntad política de transformación social por parte de los gobiernos regionales ubica a la educación superior de América Latina en un “momento favorable", analizó el especialista cubano Francisco López Segrera, para quien el mayor desafío hacia una nueva universidad lo representa el fin de la inequidad social.

Apuntes para la nueva universidad

El especialista en educación, Francisco López Segrera. Foto: Prensa Rectorado UNCuyo

Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 14 DE JUNIO DE 2013

En el marco de su visita a la UNCuyo, Francisco López Segrera brindó para la comunidad académica un acabado diagnóstico sobre la situación de la formación y la realidad universitaria en América Latina. El interés de los asistentes evidenció el propio compromiso de asumir los desafíos para lograr una universidad “mejorada, integrada al mundo y adaptada a las demandas que exigen los tiempos”.

El especialista cubano fue convocado por el Área de Prospectiva para dictar un  posgrado en “Educación Superior Internacional Comparada” merced a su amplia experiencia en estudios regionales y europeos acerca de la temática. Esa experiencia le ha valido ocupar destacados puestos en organismos e institutos internacionales abocados a investigar y promover políticas públicas que garanticen el derecho a la educación superior en base a la calidad y a la inclusión –entre los que se encuentra UNESCO. También lo ha llevado a titularizar y a integrar cátedras destinadas a las ciencias sociales en distintas universidades del mundo, como La Sorbona y Salamanca.

Otro dato que permite delinear su perfil es que entre 1990 y 1994 se desempeñó como vicerrector de la Universidad de la Habana en Cuba, su país natal. Comprometido con sus orígenes, durante la disertación celebró el momento que vive la educación en América Latina y el Caribe con respecto a la presencia de “gobiernos nacionalistas con una evidente preocupación social para generar políticas transformadoras”.

“Para la educación regional es una época muy favorable  porque ya no es solamente Cuba –nación reconocida internacionalmente por la riqueza de su  formación universitaria– la que tiene la mirada puesta en la calidad de educativa”, reflexionó en referencia a los países del ALBA y del Mercosur que en la actualidad se proponen seguir la tendencia caribeña.

Como principales ejemplos planteó a los gobiernos de Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay entre los más abocados a solucionar “verdaderamente” el tema a de “la igualdad”, la que a través de su disertación se interpreta como la clave de la mejora educativa en prospectiva.

Asimismo, la percepción expuesta por el especialista no pretendió idealizar las circunstancias políticas de la región en relación con la educación. En este sentido, opinó que con lo que hoy se cuenta es básicamente con “un grupo de mandatarios con voluntad inaudita de promover cambios y mejoras, pero es muy complejo revertir la estructura social y cultural afectada durante decenios”.



“Es muy difícil, los problemas estructurales con que cargamos vienen desde la colonia y después, desde nosotros mismos”, señaló, con referencia a lo que caracteriza como “deformaciones culturales” propias de las clases dirigentes que han tenido lugar históricamente en América Latina.

Para López Segrera, el problema de la educación superior en la región tiene dos aristas fundamentales: la inequidad y la reproducción de modelos educativos externos que no encajan con las realidades latinoamericanas.

Sobre el primer punto, señaló que, según sus investigaciones, los hijos de familias pobres no acceden a la universidad: el 80 por ciento de los jóvenes procedentes de familias ricas terminan la enseñanza secundaria, mientras que solo el 28 por ciento de los estudiantes de bajos recursos económicos logran concluirla. Advirtió que ese porcentaje de alumnos pobres, egresa de escuelas de baja formación educativa. Esto suele frustrar las medidas inclusivas de los gobiernos que impulsan mayores accesos educativos, ya este segundo grupo presenta dificultades para continuar su transito universitario más allá de segundo año.

Como referencia citó al gobierno brasileño “que ha impulsado un excelente programa para que los afrodescendientes concluyan los estudios medios, pero luego entran a la universidad y después no pueden continuarla”. Explicó que lo mismo sucede con la Universidad de Buenos Aries (UBA), a la que calificóde "excelente” por sus niveles de accesibilidad pero “mala” en lo que respecta a la retención: “La retención es muy pobre porque la base es pobre”.

Sobre el segundo problema que afecta a la matriz de la educación superior en América Latina, López Segrera explicó que, desde sus inicios, las universidades latinoamericanas imitaron el modelo de Salamanca y de Alcalá de Henares, las primeras en constituirse como tales. Con la gran renovación en Europa, estas universidades actualizaron sus contenidos y formas al aggiornarse al modelo alemán, basado fundamentalmente sobre la investigación.

“Más tarde, con Napoleón, los franceses construyeron un prototipo de formación universitaria dirigido a formar profesionales a través de la creación de institutos para la investigación, pero no esencialmente científica”, continuó, para resumir que lo sucedido en la región fue que se captó esta vertiente.

Así, la educación superior latinoamericana durante la mayor parte de su historia se limitó a “diseñar arquitectos, médicos y abogados que no fueron más allá de las profesiones individuales”.

Cabe señalar que el análisis de López Segrera es general y que no puede caer en simplificaciones, tal como remarcó al momento de valorar positivamente los sectores destinados a la investigación que en los últimos años promueven las universidades públicas argentinas, brasileras y mexicanas.

Para el cubano, el problema se presenta cuando los investigadores latinos y caribeños pretenden patentar sus investigaciones: “Se investiga en América Latina, pero a nivel mundial los índices de patentes dejan muy por arriba a Europa.



El mayor financiamiento a la investigación por parte de las naciones centrales ubica a la región en un lugar inferior, analizó. A partir de allí surgen el éxodo y la fuga de cerebros, lo que provoca “la pérdida del capital mayor: la juventud formada”, señaló. En la actualidad, esta tendencia comienza  a revertirse, explicó al referirse a la alta tasa de repatriación  de científicos que presenta Argentina en los últimos años.

“Estos gobiernos sí quieren hacer políticas distintas, pero la inercia del pasado es muy fuerte”, expresó para argumentar que los problemas educativos de América Latina, en general, provienen del fracaso de sus clases políticas que han estado subordinadas a las oligarquías financieras mundiales.

Sobre el caso particular de Argentina, López Segrera reconoció que es uno de los países de mayor nivel académico, pese a los años de devastación que sufrió durante el menemismo en los años 90: “Tiene cuatro premios Nobel y una educación pública que hay destacar”.

El nivel de matrículas argentino también fue valorado por el especialista:”Según la UNESCO, Cuba presenta el 100 por ciento de matrículas, ubicándose Argentina con el 90 por ciento en el segundo puesto”.

Así como la prospectiva –a la que definió como “un intento de iluminar nuestro futuro para formular estrategias que fortalezcan el más óptimo escenario posible” se constituye en el mayor desafío latinoamericano en dirección a una mejora real de la educación superior en la región, la dignificación de salario docente también.

 “Los profesores y los investigadores deben cobrar por su servicio de manera decente. Los buenos salarios docentes son fundamentales, principalmente para revalorizar la educación por sobre otros principios ligados a lo superfluo y al consumismo, los mayores retrasos culturales”, concluyó.

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