Bienvenida al año de la Serpiente

Según no pocos líderes espirituales, la región andina de América del Sur se ve favorecida por la cercanía de la energía Kundalini de la Tierra, la misma que hizo su paso por el Tíbet en los últimos 2000 años. Esto se traduce en un presente de madurez para muchas conciencias, un alto nivel de unión y de fuerza comunal, dentro de la cual las mujeres serán valientes y receptoras.

Bienvenida al año de la Serpiente

Francisco Choy - Foto: Axel Lloret

Identidad y Género

Unidiversidad

Eva Guevara

Publicado el 11 DE MAYO DE 2013

“La serpiente es esotérica, es espiritual, es el signo de una religiosidad que surge de uno mismo, aquella que es fruto del aceptarnos y reconocemos como seres con grandes posibilidades de avanzar”. 

“Entramos en la evolución, de eso se trata la serpiente cósmica que además es una serpiente de agua, o sea, energía que trae ahora este tiempo y que nos permitirá ir avanzando en esa evolución”. 

La primera frase le pertenece a Francisco Choy, ciudadano peruano de ascendencia china, muy conocido en su país como intérprete de las predicciones del horóscopo chino. La segunda es parte de un exquisito diálogo con Amarumayu (Verónica es su nombre de pila), guía espiritual del Perú. Ambos fueron especialmente invitados por el Centro Cultural Apu Aconcagua, en Chacras de Coria.



Apu Aconcagua es un espacio abocado a la reflexión del mundo interno de las personas y a su conexión con la tierra. Surgió años atrás por la iniciativa de Leonardo Feldman, para quien es motivo de desvelo la existencia de una espiritualidad genuina. Con el horizonte de la cultura andina, la movida que genera el Apu permite la participación de todo tipo de público a actividades de danza ritual, aprendizaje de la lengua quechua, cerámica, ceremonias de purificación y ofrendas a la Pachamama.

El diálogo al que se hace referencia transcurrió bajo el gran paraguas de la expectativa abierta en torno al año de la serpiente, aunque tomando como eje el importantísimo proceso de cambio que hay en la actualidad, a favor de los pueblos indígenas. En relación con el cambio que se puede producir en el año de la serpiente, Francisco encuadra el tema con matices: “Sabemos que habrá un cambio, que no será total o mundial, pero sí suficiente para que muchas mentes se empiecen a aclarar. Hemos crecido con demasiados condicionamientos, resentidos, celosos, asustados. Nos han enseñado a manipular, a ser un poco perversos, son rasgos que necesitamos cortar así como soltar ataduras, miedos, temores. En ese sentido, la serpiente puede pensarse como un renacimiento, que no se va a ver en todo el mundo de un momento a otro, pero sí en el papel de la mujer, que desde ya va a ser muy importante. La mujer es la madre, es la que está conectada a los hijos, hay que reconocer que en las mujeres hay mayor franqueza en la parte del espíritu, mayor sinceridad”.
 
Es curioso cómo se cruza este planteo del poder de las mujeres desde el punto de vista espiritual con el hecho político de tener en el continente dos presidentas como lo son Cristina Fernández y Dilma Rouseff. Ni Francisco ni Amarumayu se cierran a mirar con atención la escena política. En el caso concreto de Perú, apunta Francisco que están quitando a los policías de tránsito, que son los que reciben sobornos, y poniendo en su reemplazo a las mujeres, además de perfilarse un número inusual de mujeres a las elecciones presidenciales”. 

Además, el pasado mes de febrero Cristina hizo expresa mención de su condición de serpiente de agua. Lo hizo al grabar un mensaje en chino mandarín que fue emitido en la emisora estatal china CCTV con motivo de la bienvenida al nuevo año. El mensaje continúa colgado en el canal de Youtube de la Casa Rosada.

Así como la identificación con un animal y un elemento de cada año lunar constituye un bastión cultural para el imaginario chino, la existencia de un guía que lleve a los demás a un alto nivel espiritual y a sentir la emoción de transitar el mismo camino que los ancestros, es la mayor baza que se juegan los pueblos indígenas americanos para avanzar en el reconocimiento de su identidad así como en la conexión con la tierra, lo que se conoce como el “Buen Vivir”.

“Somos todas las mujeres las que estamos en la situación de vivir en la frecuencia femenina, donde sí vamos a recibir una energía poderosa, ya la estamos viviendo a nivel Latinoamérica, con un alto nivel de unión y fuerza comunal, en la que la mujer de por sí va a estar mucha más valiente, más receptora. ¿Pero para qué? No para estar por delante ni detrás de un hombre, sino al costado, procurando el equilibrio. Por esto es tan importante, diría crucial, que el hombre que la acompañe a la mujer sea uno que avance paso a paso, a pie firme y a la vez siendo consecuente con el avance. Es decir, no se trata de que ahora la mujer toma protagonismo sino más bien presencia, para que el hombre no sea más la representación del machismo sino del equilibrio, y las mujeres entendamos que es el ir engranando lo que nos hace fuertes”.

Con esta frase, Amarumayu cierra y cambia el foco de atención de su pensamiento que está  indefectiblemente centrado en la existencia mística. Escena por demás poética es verla dibujar un manto envolvente con su cadencia al hablar, una mixtura bonita que salta y resuena. Para ella, eso es el color palpable, lo cual trae consecuencias en el destino del comunicador, que debe saber traducir esos colores y usar la palabra para abrir las conciencias.

“Se agradece que existan voceros de este pensamiento porque este tiempo de avanzar nos agarra maduros, en condiciones de poder discernir entre lo que hubo, lo que hay y lo que viene. Y esa madurez ayuda a entender esto de que evolucionamos en círculo, porque dependiendo de qué es lo que decimos hoy, las semillas que dejemos sembradas hoy, será de lo que estén alimentados los que van a venir adelante. Y las mujeres que pasemos ese tránsito tenemos que ser portadoras de mensajes, de alimento, portadoras de luz, portadoras con nuestro quehacer diario, nuestra vida cotidiana, con eso habremos de hacerla más divina, más sagrada”. 

Saludo de Cristina Fernández

descolonización, cultura andina, espiritualidad,