Ordenan cárcel inmediata para cuatro represores

Ayer se reanudó el primer juicio de lesa humanidad de la ciudad de Mendoza. En la jornada, el tribunal ordenó que cuatro represores juzgados pasen de prisión domiciliaria a cárcel común. También prestó declaración el testigo Pablo Seydell, detalló los tormentos sufridos por la picana durante su secuestro, y aseguró que la Iglesia aledaña a la comisaría donde estuvo detenido “no podría no haber escuchado lo que estaba pasando adentro”.

Ordenan cárcel inmediata para cuatro represores

Gentileza Tribunales Federales

Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 22 DE DICIEMBRE DE 2010

Los cuatro acusados que desde ayer pasarán sus días en el penal de San Felipe  hasta que concluya el juicio son: el ex coronel Tames Yapur; los ex sargentos de la policía Celestiano Lucero y Luis Rodríguez Váquez y el ex comisario Eduardo Smaha.

Mientras, los otros imputados continuarán bajo arresto domiciliario. Sus delicados estados de salud podrían empeorar si fuesen alojados en una cárcel, según señalan los informes médicos presentados por sus defensores. Se trata del ex comisario general, Juan Agustín Oyarzábal; el ex jefe de inteligencia del Ejército, Paulino Furió; el general Mario Lépori y el ex teniente Dardo Migno

La jornada estuvo signada también por la declaración de Pablo Seydell, otro de los testigos sobrevivientes del ex-centro clandestino de detenciones D-2 (actual Palacio Policial).

El hombre, quien fue militante de la Juventud Guevarista,  dio detalles sobre las torturas físicas y psíquicas a otros presos y denunció que vio en el lugar a Rubén Bravo, un desaparecido que integra la lista de víctimas por las que cumple el juicio.

También relató su propia experiencia dentro del terror, y concentró su testimonio en el sufrimiento provocado por la picana eléctrica durante el tiempo que estuvo secuestrado.

Su detención tuvo lugar en 1976, y pasó los primeros días del secuestro en  la Comisaría Séptima de Godoy Cruz, ubicada al lado de la Iglesia San Vicente Ferrer. Según contó, la tercera noche que debió afrontar en el encierro fue brutalmente torturado con la picana, y desde ese momento los tormentos se fueron haciendo más frecuentes.

Además de recibir continuas torturas, Pablo era expuesto a las golpizas y picaneadas que los genocidas propinaban a otros presos.

El dolor de su relato conmovió a la audiencia y en ese marco el hombre denunció en varias ocasiones que “nadie de la Séptima puede desconocer lo que ocurría ahí. Es imposible que la gente de alrededor y de la iglesia no escuchara nada”.

El Tribunal Oral Federal Nº1es el encargado de este proceso que se realiza por 29 causas de lesa humanidad. Mañana tendría lugar la última jornada del año hasta el 10 de enero del próximo año, fecha prevista para continuar el juicio.