Científicos argentinos en el exterior repudian la crisis del sector

Casi un centenar de investigadores reconocidos y premiados que residen afuera del país firmaron una carta pública en la que entienden como "preocupante" la desaparición del Ministerio de Ciencia y Tecnología y temen por una nueva "fuga de cerebros".

Científicos argentinos en el exterior repudian la crisis del sector

En el Conicet Mendoza hubo varios reclamos y, recientemente, un abrazo simbólico por el fuerte recorte en el sector: Foto: El Otro.

Ciencia y tecnología

Unidiversidad

Publicado el 18 DE SEPTIEMBRE DE 2018

En la carta que divulga este martes el diario porteño Página/12, aparece la firma de unos 50 científicos (más la adhesión de otros 44) que residen afuera del país con el fin de manifestarse en contra de la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, lo que –aseguran– conlleva desinversión y graves problemas para el desarrollo del país. 

Los científicos destacaron como logros desde 2007 (cuando se volvió al rango de ministerio) “la incorporación de numerosos jóvenes al sistema científico-productivo, la expansión federal de la ciencia a las provincias (...) y la planificación científica a largo plazo”. Agregaron que muchos proyectos impulsados desde la creación del ministerio “han servido para incrementar el servicio a la salud de la población con la producción de vacunas, el mejor control de la producción de alimentos y la mejora sanitaria en ríos, costas y suelos”. 

En el documento se afirma: “El mejor conocimiento y explotación de los recursos minerales, pesqueros, ha contribuido a la defensa de soberanía y la reducción de la enorme dependencia de la exportación de productos agropecuarios”. Los firmantes emigraron en distintos momentos “por persecución política, desprecio de lo académico o ahogo económico”, en 1954, 1966, 1974, 1976, 1990 y 2001. Miles de académicos se vieron forzados a irse, pero han “mantenido fuertes lazos de colaboración” con el país para ayudar a “reconstruir el sistema científico y tecnológico, promoviendo las cooperaciones con países tecnológicamente mas avanzados (Alemania, el Reino Unido, EE. UU., Francia, Italia, Canadá) y formando jóvenes colegas argentinos que luego han retornado” al país. 

Ese regreso fue posible “a través del programa de repatriación del” ministerio y eso permitió que “por primera vez en la historia de Argentina se revirtiera el proceso de fuga de cerebros”. El programa iniciado en 2007 hizo posible que “alumnos y colegas extranjeros hayan ido a Argentina a través de programas de colaboración (...) a entrenarse en áreas de notable importancia y gran desarrollo, como enfermedades endémicas, animales autóctonos, arqueología y paleontología, bacterias y minerales característicos de los Andes, lenguas y costumbres indígenas, influencia del aumento de la radiación ultravioleta en la Patagonia, Castellano y Derechos Humanos”. 

La “enorme preocupación” es también por “el desfinanciamiento del sistema científico, la devaluación de los subsidios (...) debido a la enloquecida inflación que impide la renovación de equipamiento, así como la devaluación de los salarios a investigadores, becarios y personal de apoyo”. El incumplimiento de los compromisos internacionales “interrumpe proyectos de largo plazo, como el monitoreo de la calidad del aire y el agua en la costa patagónica, proyectos de recuperación de minerales, la formación de ingenieros en varias áreas, proyectos internacionales en informática”. Todo esto posiciona a la Argentina “muy negativamente frente a los organismos internacionales, las Universidades y los gobiernos que han participado de los acuerdos de cooperación”. 

Esto llevará al “atraso argentino en muchas áreas, así como combatir la pobreza”. Concluyen que la construcción de un sistema científico “lleva muchos años” y se lo está destruyendo “en muy breve tiempo, sólo con un decreto”. Entre otros, firman los premiados Alicia Acosta, Mario Amzel, Diego Armus, Francisco Baralle, Carlos Bernstein, Graciela Binimelis de Raga, Eduardo Blumwald, Silvia Braslavsky, María Laura Carranza, Víctor Demaría-Pesce, Roberto Docampo y María Dufau.

Los cincuenta científicos que firmaron la carta pública fueron distinguidos entre 2010 y 2017 con el premio Raíces, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Expresaron en una carta pública su “profunda preocupación por la desaparición” de esa cartera de Estado por decisión del Gobierno nacional. La carta cuenta con la  adhesión de 44 investigadores que no recibieron ese premio. 

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