Cómo éramos hace diez mil años

Si analizamos nuestros antepasados de Mendoza, podemos entender quiénes somos. Nos explica este fenómeno el Dr. Víctor Alberto Durán, arqueólogo y director del proyecto de investigación “Holoceno en el centro-oeste argentino. Análisis del registro arqueológico de sitios cordilleranos: cambios en la subsistencia y la tecnología”, subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo.

Cómo éramos hace diez mil años

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Sociedad

Unidiversidad

Enrique Roig

Publicado el 29 DE JULIO DE 2013

En esta nota, el Dr. Víctor Durán, arqueólogo y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, nos cuenta la investigación que él y la Dra. Valeria Cortegoso dirigen sobre las poblaciones humanas que se asentaron en la región centro-oeste argentino, es decir, desde el río Jáchal en la provincia de San Juan hasta el río Diamante en la provincia de Mendoza, en el período comprendido entre los 10 mil años hasta cuatrocientos años atrás.

Las tareas arqueológicas fueron realizadas para analizar los cambios del ambiente, de la tecnología y de los modos de vida de los seres humanos que vivieron en aquellos tiempos y geografías. Incluyen, por ejemplo, los estudios de la funcionalidad de los artefactos hechos con roca, los análisis morfométricos y bioarqueológicos.

De ese modo, las palabras del Dr. Víctor Durán nos introducen a las profundidades históricas de cómo las primeras poblaciones que llegaron al centro-oeste argentino eran sociedades que vivían de la caza y la recolección. Su ambiente era muy distinto del actual, ya que se había dado un cambio climático significativo que produjo la retracción de los grandes glaciares que cubrían la cordillera. Desde entonces, aquellos habitantes fueron cambiando sus modos de vida, porque el medio del que formaban parte también fue modificándose.

Luego, hace alrededor de dos mil años, se registró un cambio económico trascendental, causado por la incorporación de la agricultura y el pastoreo de camélidos.

Esta nueva forma de organización económica pudo ser adoptada por los cazadores-recolectores que habían habitado estas tierras por milenios, o pudo tratarse de poblaciones agro-pastoriles que venían del Noroeste Argentino o del Norte Semiárido chileno, y que desplazaron a los primeros.

Posteriormente, alrededor del 1460 de nuestra era, estas sociedades entraron en contacto con los incas, generándose en ellas grandes transformaciones. En cambio, las comunidades del sur mantuvieron sus modos de vida porque los incas no lograron un dominio más allá del río Diamante. El período incaico es muy importante para este proyecto. Desde hace más de dos años, se está estudiando cómo afectó a las poblaciones de Uspallata el contacto con ese estado expansivo.

Un siglo después llegan los españoles y se inicia el contacto hispano-indígena, que produjo una gran reducción demográfica en el centro y norte de Mendoza. Entre los huarpes, el efecto de la conquista fue muy grande, llegando a desaparecer una gran parte de su población, en buena medida porque los españoles se llevaban a los varones para trabajar en el valle central chileno. Ello se debe a que en Santiago de Chile se había dado una situación de conflicto grave que tuvo como consecuencia una falta de mano de obra para los conquistadores.

Así fue como aquella parte de la población huarpe que fue llevada hacia Chile como mano de obra esclava, murió en el tránsito por el cruce de la cordillera de los Andes, el maltrato recibido, los trabajos inhumanos a los que fueron sometidos y, a su vez, las nuevas enfermedades que traían los españoles.

Por lo tanto, en Mendoza quedaban las comunidades de aborígenes constituidas en su mayor medida por mujeres, niños y ancianos. La otra gran transformación que atravesó a estas comunidades fue la mezcla que hubo con los españoles. Por ello, ya para el siglo XIX, los huarpes habían casi desaparecido como grupo indígena reconocido.

Sin embargo, a pesar de haber perdido su lengua originaria y la mayor parte de su cultura, en la actualidad se está produciendo un fenómeno de reetnización, es decir que hay poblaciones que se están volviendo a reconocer como huarpes.

Respecto de los análisis de investigación, “para el caso de los artefactos hechos sobre rocas silíceas, estudiamos con microscopio las huellas que el uso deja sobre los filos que se han utilizado. Así, determinamos si se utilizaron para cortar o para raspar y sobre qué tipo de material se trabajó; por ejemplo, madera, carne, cuero. También en los morteros de piedra analizamos muestras que quedan en sus poros, para determinar qué tipo de material se molió (vegetal, animal o mineral). A su vez, por la forma y tamaño de la cerámica, podemos definir la funcionalidad y, a través de análisis químicos hechos sobre residuos orgánicos que quedan en las ollas, es posible examinar qué se cocinó,” comentó el Dr. Víctor Durán.

Los análisis morfométricos, desarrollados por la Dra. Alejandra Grasco, consisten en establecer diferencias entre especies de camélidos silvestres y domésticos. Esto permite definir a qué especie de camélido (guanaco, vicuña, llama o alpaca) corresponden los huesos hallados en contextos arqueológicos. “Analizamos determinados huesos con calibres digitales, tomando medidas muy precisas que se analizan luego con programas estadísticos”, subrayó el Dr. Víctor Durán.

Otro tipo de estudios que realizan son los bioarqueológicos, es decir, lecturas en los esqueletos humanos, que son como un archivo que muestra la historia de una persona. “Por ejemplo: a través de sus dientes podemos determinar si tuvo algún tipo de stress nutricional y su dieta; en ese sentido, si presenta caries significa que comió alimentos con altos contenidos de azúcar. En sus articulaciones quedan las marcas de sus actividades cotidianas. Asimismo, algunas enfermedades dejan marcas en los huesos. A su vez, hacemos estudios isotópicos que permiten determinar el tipo de dieta que tuvo a lo largo de su vida y de dónde provenía,” remarcó el Dr. Víctor Durán


Cabe destacar que este proyecto es una línea de investigación que se encuentra junto con otras seis dentro de un Programa de Investigación y Desarrollo (http://www.uncu.edu.ar/paginas/index/programas), subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo.

El equipo que dirigen el Dr. Durán y la Dra. Valeria Cortegoso está integrado por una decena de investigadores. La mayor parte de ellos son docentes-investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo, de la Facultad de Filosofía y Letras y de la carrera de Cerámica de la Facultad de Artes y Diseño. También cuentan con la colaboración de investigadores de otras instituciones, tales como el CONICET, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el Museo de Historia Natural de San Rafael, el Museo Cornelio Moyano y las Universidades de Buenos Aires y de La Plata.

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Proyecto de investigación subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCuyo: “Holoceno en el centro-oeste argentino. Análisis del registro arqueológico de sitios cordilleranos: cambios en la subsistencia y la tecnología (3º etapa)”.

Integrantes del equipo: Director: Durán, Víctor Alberto. Co-Directora: Cortegos, Valeria. Gil, Adolfo Fabián; Barberena, Ramiro; Sammarco Fazio, Liliana Beatriz; Marquet, María Clara; González, Laura Gladys; Condorelli, Humberto Luis; Funes, Jorge Pedro; Márquez Zavalía, María Florencia; Neme, Gustavo Adolfo; Novellino, Paula; Gasco, Alejandra; Frigolé, Cecilia; Moyano, Rosa Evangelina; Castro, Silvina Celeste; Lucero Ferreyra, Gustavo Fernando; Marsh, Erik; Piazze, Laura Cecilia; Pelagatti, Oriana Inés; Estrella, Diego; Yebra, Lucía; Quiroga, María Nella; Chidiak, Manuel.