Construir una política pública en salud: Debatir

El Lic. Sergio Vergara, especialista en gestión de Salud, reflexiona sobre el debate que implica cimentar una sociedad en donde se tenga garantizado el derecho a la salud.

Construir una política pública en salud: Debatir

Foto: Archivo NU / Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Por Sergio Vergara

Publicado el 17 DE OCTUBRE DE 2011

Mientras leía un libro de Federico Tobar, no pude evitar reflexionar sobre la salud y el lugar que ha ocupado en la lista de objetivos reales de nuestros dirigentes en los últimos años. El texto sostiene, entre otras cosas, que “se operó una despolitización del ámbito sanitario. Es decir, la salud dejó de ser objeto del debate político. Estuvo ausente en todas las plataformas electorales durante los últimos veinte años.  Ningún candidato a presidente y ni siquiera a  gobernador, querían comprometerse con propuestas o afirmaciones sobre cómo mejorar el funcionamiento del sistema superando el déficit de racionalidad y legitimidad. Pero mucho menor aún resultó el compromiso de los legisladores. Las comisiones de salud en el Congreso Nacional eludieron debatir los problemas del sector. Mientras en otros países de la región se discutieron y sancionaron docenas de leyes fundamentales del sistema. En Argentina no se avanzó absolutamente nada”. Con estas palabras todavía haciendo eco en mi mente, pensaba en mí provincia y en esta última campaña electoral, en la que los partidos políticos (en su mayoría) se han animado a presentar tímidos proyectos relacionados, lo que resulta alentador. Cada uno de nosotros seguramente tiene su ideología que es representada por algún partido político y tendrá sus convicciones. Sin embargo y a pesar de ello, resulta poco creíble que estas confortadoras propuestas lleguen a concretarse en la realidad.

Las razones que tienden ha impedir que esto ocurre son varias: las luchas internas, la falta de especialistas comprometidos en el desarrollo de políticas en salud, la falta de gestión, la burocracia con sus propios intereses, los sectores económicos involucrados, el compromiso de los líderes políticoS con un tema que no llegan a entender, etc..Pero lo más grave resulta cuando vemos la profunda crisis que presenta la  salud en Mendoza y tenemos que conformarnos con desear que quién gane las próximas elecciones pueda pilotearla lo mejor posible. Es duro pero necesario remarcar que sin que existan planteos de profundidad, que realmente repiensen un sistema que se encuentra agotado y que puedan imaginar alternativas de viabilidad funcional, podamos de alguna manera garantizarle a la mayoría de los ciudadanos el derecho a la salud.


Es increíble que en Mendoza no hayamos podido sentarnos los distintos sectores vinculados a este tema, especialistas, representantes de los ciudadanos, corporaciones y todos los que de alguna manera tienen algo que ver con la salud, a discutir lo que debería ser una política consensuada, que tienda a contar con una base de sustentabilidad que nos permita producir reformas reales que puedan mejorar los actuales niveles de calidad y de satisfacción. ¿Cómo podemos explicar que no tengamos definido una política de formación en educación básica sobre alimentación, educación sexual, etc. de los habitantes de Mendoza? ¿Cómo es posible que los padrones de los ciudadanos no estén integrados en un único padrón que nos permita identificar que ciudadanos están en el sistema y cuales no? ¿Cómo es factible que con el nivel de recursos que se vuelcan al sistema estos resulten insuficientes, o  que el presupuesto destinado a financiar el sector público se termine en el mes de mayo de cada año? ¿Cómo es permisible que cada unos de los tres subsistemas en los que se divide la salud en Argentina, vaya por su lado, sin que sea la Provincia la que de alguna manera, coordine?

La situación es crítica, y lo reflejan los números de muertes que se podrían haber evitado, las conexiones que no existieron, las derivaciones que no se efectuaron, los bebés que nacieron sin que hayan tenido un seguimiento de sus mamás durante el embarazo, la mortalidad infantil. Todos datos que ya parecemos habernos acostumbrado a escuchar cotidianamente.

Dentro de pocos días votaremos y elegiremos un  nuevo gobierno, pero dependerá de todos nosotros el poder consensuar una política sobre aspectos básicos de lo que debería ser la salud en Mendoza. Cuando analizamos la realidad política de nuestra Provincia tendemos a confundir lo político con lo partidario. Cierto es que históricamente nos hemos movido en profundos partidismos, que cuando unos concluyen sus mandatos gubernamentales, el que viene tira todo por la borda y empezamos de nuevo. Hemos llegado a límites impensables, hemos llegado a la ruptura del pacto social; hemos demostrado ser incapaces de  incapacidad absoluta para dar un paso de verdad en lo que debería ser un sistema de salud que garantice las condiciones mínimas de equilibrio, entre lo que es la salud y la enfermedad, y de lo que significa el derecho a la salud. En más de una oportunidad hemos asistido  a las denominadas “emergencias sanitarias” dictadas por los gobiernos de turno, con el sólo objeto de obtener flexibilizaciones presupuestarias que han profundizado aún más la crisis. Nunca nos hemos sentado a “discutir de verdad” sobre una verdadera política de salud para Mendoza. Pero verdadera.

La política es determinante, es fundamental, es la base de construcción de una sociedad.

La salud de Mendoza necesita a gritos una política genuina, construida con el aporte de los distintos sectores intervinientes para consolidarla. Confío en que quién resulte ungido como ganador el próximo domingo tenga la humildad suficiente de sentarse a discutir con los vencidos y quienes de una u otra manera tienen para aportar. Porque si bien existen propuestas escritas, las mismas no son ni más ni menos, que explicaciones parciales de una gran realidad que requiere que toda la sociedad las haga suyas. Mendoza necesita una política en Salud.