"En el actual gobierno trabajan con un gran blindaje mediático y con el sálvese quien pueda. El individualismo”. Con estas frases, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner arrancó su discurso y reapareció en la escena pública después de varias semanas en silencio. La exmandataria disparó contra el oficialismo y los medios de comunicación en un acto por el centenario de la asunción de Hipólito Yrigoyen. 

El acto se desarrolló en el club bonaerense de Atlanta. Allí, la exmandataria dió un extenso discurso rodeada de integrantes del movimiento radical alfonsinista como Leopoldo Moreau, escritores y varios dirigentes políticos y sindicales donde afirmó que “el mundo está exigiendo una reformulación en las relaciones de poder”.

En este punto, relata Infobae, la dirigente planteó la necesidad de reformar la Constitución y pidió que se modifique "la pata funcional u operativa" de la segunda parte y se establezcan nuevas reglas de gobierno. "Hay que rediscutir el modelo de país, las relaciones de poder y las obligaciones que tienen los ciudadanos en términos individuales y en términos operativos", señaló.

En este punto, y de cara a las legislativas de 2017, insistió en la necesidad de crear un frente ciudadano que no tenga ninguna acción o actitud que “obstaculice su creación”. “(La Constitución) quedó absolutamente desbalanceada en la relación de fuerzas entre lo ciudadano y las corporaciones”. Una reforma “exigirá la conformación de un gran frente ciudadano donde discutamos nuevamente nuestro país y las bases de nuestro país”.

Durante 45 minutos, la dirigente afirmó que a nivel global “algo está andando muy mal (...), y aquí en Argentina claramente lo vemos en esta política brutal de ajuste sobre la sociedad, que además va a provocar muchas tragedias", apuntó. En este punto, CFK aseguró que el "problema de la inseguridad" que criticaron durante su gestión, "hoy está adquiriendo en el Gran Buenos Aires y en la Ciudad proporciones dantescas”.

En relación a esto, dijo que “cuando se empiezan a robar zapatillas o camperas, ya no se está ante el crimen organizado, sino ante una sociedad que, frente a la crisis social y económica, "puede salir para cualquier lado” y existe el riesgo de ir “hacia un desastre social”.