Educación en intercambio

El autor, estudiante colombiano, traza un panorama sobre la educación pública en Latinoamérica y el intercambio de estudiantes universitarios en Mendoza. Una mirada integradora que compara la educación superior en los países de la región donde, para la Argentina, la educación pública y gratuita es una prioridad. 

Educación en intercambio

“Para quien llega a la Argentina es maravilloso poder ver el alto nivel educativo y a tan bajo costo”, dice el autor colombiano. Fotos UNCuyo.

Sociedad

Unidiversidad

Felipe Caicedo

Publicado el 11 DE SEPTIEMBRE DE 2012

“Naces, creces, te imaginas el mundo, te vas de intercambio, vives el mundo, regresas a casa, mueres…”. Es la forma en que resumen sus vidas muchos intercambistas que hoy están en Mendoza, cuando es su presente lo que ven como la cima de su proyecto de vida hasta el momento. Nadie suele lograr  imaginar algo similar a aquello que  lo recibe tras bajarse del avión, no es que sea más o menos que las expectativas previas, solo que la creatividad no tiene guía cuando no se conoce más allá de lo que cuentan algunas personas o se ve en las imágenes de Google. 

Argentina, Chile, Colombia y México comparten continente y lengua, pero eso no garantiza un panorama idéntico, al contrario, es su diversidad lo que da sentido a las fronteras. Y ni se diga de Brasil o Francia donde el shock intercultural es más fuerte para quien cruza los terrenos del mundo.  El impacto y proceso de adaptación de un intercambista no solo se refiere a la música, el clima o la comida (cosas que hacen sentir  a cualquiera como un extraterrestre); se suma a ello el cambio en la educación, con diferentes sistemas de enseñanza, práctica y evaluación.

La educación argentina, por su parte, es muy teórica en lo que respecta a la universidad pública, más si se compara con sistemas como el mexicano y/o colombiano. Los estudiantes de estos países que ahora se encuentran de intercambio en Mendoza expresan que en sus lugares de origen la práctica es el fundamento de evaluación a lo largo de los periodos académicos. Para quienes vienen de aprender con esa metodología les llega a parecer un caos el tener que leer libros enteros para que evalúen algo que no fue analizado anteriormente en su totalidad con un profesor, dicen además que es algo bueno en el sentido que la actividad no se limita al tiempo de cátedra sino que se incentiva la necesidad de explorar en las ya olvidadas bibliotecas (olvidadas en el norte del hemisferio al menos), pero además hace falta un poco de campo, es decir, de aprender las cosas haciéndolas y equivocándose en su realización.

En cambio, para quienes ya han sido parte de ambos sistemas, la ventaja argentina está en su plurioportunismo basado en las muchas posibilidades de rendir una materia, lo que colabora en evitar el hacerlo prematuramente, pues a la hora de evaluar los conocimientos es mejor estar listo en el proceso, evitando además el colapso de información que puede haber en universidades como las francesas donde se rinden cerca de seis u ocho materias en pocas semanas, caso similar al de Brasil donde la cantidad de materias de la maya curricular de la misma carrera se pueden duplicar, haciendo las cátedras más cortas y más simples de evaluar.

El que existan distintos modos de enseñar, evaluar, cuantificar y demás entre las fronteras latinoamericanas no afecta necesariamente la calidad de un país frente a otro. Se distinguen diferentes factores que representan las fortalezas de cada sistema. La heterogeneidad de los sistemas educativos no condicionan la calidad de estos, tanto el práctico como el teórico presentan altos niveles al ser evaluados y muestra de esto es el Ranking Shanghai (que  clasifica las mejores universidades del mundo), en el que la metodología blanda de Brasil tiene seis universidades dentro, Chile tiene dos y la Argentina tiene a la UBA en el puesto 151.

La educación, hoy por hoy, es el factor que mide el potencial de un país, pues la diferencia ya no solo se rige por su riqueza natural o comercial, sino por la calidad del trabajo de su gente que se ve reflejado también en el nivel educativo de sus ciudadanos. En base a esto es que resulta una exigencia de la juventud latinoamericana el acceso y el mejoramiento continuo.

Colombia, a mediados de 2011, experimentó una de las protestas estudiantiles más grandes de su historia, en la que tanto universidades privadas como públicas salieron a marchar exigiendo la revocatoria de un proyecto de ley que pretendía la capitalización de las instituciones estatales y el cierre de varias de las privadas.

El apoyo de la mayor parte de la población permitió que la reforma fuera retirada del Congreso por el presidente Juan Manuel Santos. Hoy Chile vive un momento álgido de su historia; Pilar Cimadevilla, graduada de la Universidad de Viña del Mar, explica que los estudiantes están unidos para exigir una educación gratuita por parte del Estado con el argumento de que debe ser un derecho de todos, más no un bien de lujo como lo convierten las excesivas deudas que acarrean varios de los graduados en el país.

Por su parte, también existen reclamos en Brasil. En este sentido, Vinícius Carvalho, estudiante de la Universidad Federal de Uberlândia, comenta que en el país carioca “la huelga se mantiene por parte de los profesores que piden un mejor pago por parte del Estado y exigen aumento de sueldo para sostener la calidad de la educación en el país y mejor posicionamiento de América Latina en este campo”.

Para quien llega a la Argentina es maravilloso poder ver el alto nivel educativo y a tan bajo costo, llega a sorprender incluso que pueda ser gratuita en el presente donde todo se cuantifica en un valor monetario. A pesar de las dificultades de grado o de vida es necesario que la educación esté al alcance de todos y sea un esfuerzo personal y social el aprovechamiento de ésta. Es entonces donde se pueden aplicar las palabras de Einstein al decir “nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”.

 

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