El avión Solar Impulse II completó su vuelta al mundo

La nave aterrizó en Abu Dabi en la última etapa de su histórico periplo alrededor del planeta utilizando al Sol como única fuente de energía. La travesía de 35 mil kilómetros se realizó en 505 días y 17 vuelos. El tramo final fue piloteado por el explorador y médico suizo Bertrand Piccard, de 58 años, hijo y nieto de una familia de científicos y aventureros.

El avión Solar Impulse II completó su vuelta al mundo

El Solar Impulse II al momento de aterrizar en Abu Dabi. Foto publicada por sputniknews.com.

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Unidiversidad / Fuente: El Mundo

Publicado el 27 DE JULIO DE 2016

Fueron exactamente 505 días los que necesitó el avión Solar Impulse II para dar la vuelta al mundo. El reto comenzó el 9 de marzo de 2015 en Abu Dabi y culminó, un año y medio después, en el mismo punto. Atrás queda un viaje de más de 35 mil kilómetros en 17 etapas en el que el tiempo no ha sido lo importante.

Si Phileas Fogg en la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días logró la proeza en menos de tres meses usando el tren o el barco como medios de transporte y en la actualidad es posible completar el recorrido en avión en apenas unas horas, lo que mueve este prodigio tecnológico es que no precisa de combustible fósil. Gracias a la energía solar ha sido capaz de ir cubriendo cada una de las etapas en un viaje que ha pasado por Omán, India, Myanmar, China, Japón, Estados Unidos, España y Egipto.

"Tenemos que ser capaces de aconsejar a los gobiernos y tener más impacto en la industria", contó durante la última etapa Bertrand Piccard, uno de los pilotos de la aeronave y el precursor de la iniciativa que tiene como objetivo el impulso de energías limpias. "Es una nueva era en la aviación. Hemos tenido que inventar algo completamente nuevo: vuela sin combustible. Durante la noche gastamos la batería que previamente se ha cargado con la luz solar".

André Borschberg fue el otro piloto con el que Piccard alternó los mandos del Solar Impulse II en todo este tiempo. Fue Borschberg el encargado de empezar el viaje y llevó la aeronave desde Abu Dabi a Mascate en marzo de 2015. Ahora fue Piccard el que recorrió los 2763 kilómetros que separan El Cairo de la capital del emirato, en una travesía que duró dos días exactos y que dejó las baterías al 42 % en el momento de su llegada.

El avión alcanza una velocidad de entre 45 y 55 kilómetros por hora y es capaz de llegar a los 8500 metros de altitud. Pesa 2,3 toneladas y es muy sensible a las condiciones climatológicas, aunque puede presumir con orgullo de garantizar un "futuro limpio", tal y como aseguró el propio Borschberg. De hecho, su única limitación es la del descanso de los pilotos porque no necesita ni repostar ni ningún tipo de energía diferente a la de la luz del sol.
 

Un viaje lleno de contratiempos

Hubo varios momentos a lo largo del viaje en los que pareció que la prueba no se iba a poder superar. Uno de los más delicados fue en Hawai, lugar en el que el Solar Impulse II tuvo que permanecer casi 300 días después de la dura travesía por el Pacífico, que dejó varias averías en la aeronave.

Tras despegar de Nagoya (Japón) el 28 de junio de 2015 y volar durante cinco días (más de 117 horas) hasta el archipiélago estadounidense, tuvieron que anunciar que era necesario posponer el resto del viaje hasta la primavera. Uno de los principales problemas era que las baterías habían sufrido daños irreversibles, por lo que la pareja de pilotos tuvo que renunciar a completar su gesta en el año 2015.

El 21 de abril de 2016 y con Piccard pilotando, el Solar Impulse II despegó de nuevo y dejó por fin Hawai con destino a San Francisco, pero aparecieron nuevos problemas, especialmente cuando más cerca estaba de su destino final. En El Cairo, su penúltima etapa, los suizos se vieron obligados a estar casi dos semanas: primero, debido a problemas de salud de Piccard, y después por una tórrida ola de calor sobre Arabia Saudí, que provocó temperaturas superiores a los 45 grados. Cuanto más calor hace, más potencia necesita el avión solar para mantenerse en el aire y poder avanzar, por lo que hubo que esperar a que las condiciones climáticas fueran las adecuadas.
 

Un futuro limpio

Ahora, con la gesta completa, es el momento para que Piccard y Borschberg descansen, aunque no por mucho tiempo. Preparan ya el Comité Internacional de las Tecnologías Limpias, una ONG con la que buscan reunir a los principales actores internacionales en el campo de las energías verdes con el fin de ayudar y asesorar a los Gobiernos en sus políticas energéticas.

"El mundo va en la dirección equivocada. Estamos destruyendo el planeta, la naturaleza y los recursos naturales. Envenenamos a miles de niños que respiran el aire que no deberían. Debemos hacer las cosas de manera diferente", concluye Piccard.

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