El desafío de garantizar la salud

El servicio de Endocrinología del Hospital Central se propone dar atención y seguimiento de los tratamientos de hormonización a las personas trans que los requieran.

El desafío de garantizar la salud

Hospital Central de Mendoza

Identidad y Género

Unidiversidad

Elizabeth Auster

Publicado el 03 DE OCTUBRE DE 2013

La Ley de Identidad de Género reconoció a las personas trans no solamente el derecho a la identidad, sino también  a la salud integral. Sin embargo, la atención sanitaria se dificulta cuando el personal médico no ha sido capacitado ni se designa un presupuesto específico.

El doctor Pablo Ferrada es endocrinólogo y trabaja en su especialidad en el Hospital Central de Mendoza, donde la atención a las personas trans se asumió como una responsabilidad del sector, a pesar de los obstáculos que plantean la falta de literatura y protocolos adecuados a la perspectiva de diversidad y la escasez de recursos. “La atención de esta temática surgió de una forma casi casual, a partir de un encuentro con la gente del Programa de Salud Reproductiva hacia fines de 2011, momento en el que tomamos contacto con un consultorio de San Juan que se aproximaba al tipo de atención que se busca acá con estos pacientes. Nos abrió los ojos hacia una temática que no habíamos considerado, y hacia la necesidad de formarnos y de transformar tanto el recurso humano como el material”.


image¿Cuál es el servicio que se brinda a esta población?
Actualmente, a través de la ley y de la inclusión de tratamientos de hormonización en pacientes transexuales, lo que hemos planteado y buscado es un respaldo en guías de referencia nacionales e internacionales, y nos hemos puesto en contacto con el Hospital Durand, de Buenos Aires, que tiene experiencia en el tema. Lo que hacemos es evaluar al paciente a partir de su inquietud y plantearle cuáles serían las opciones terapéuticas a realizar, qué estudios se van a solicitar, así como el tratamiento a elegir.

 

¿Por dónde empieza la atención de una persona trans? ¿Por qué área?
En este momento, el contacto es habitualmente con nosotros en forma casi exclusiva. La intención es trabajar de una forma multidisciplinaria, como se hace en los lugares donde se manejan con experiencia, por lo que hacemos un abordaje de lo hormonal sin quitar la vista de lo que tiene que ver con la salud mental y la psiquiatría. La idea es ampliar la cobertura. Lo que estamos haciendo es el manejo endocrinológico de la situación.

Es decir, lo hormonal específicamente.
Lo hormonal, dependiendo del paciente que nos consulta y su género buscado, expresando a este paciente cuáles serán los posibles tratamientos y, eventualmente, efectos adversos o negativos en la terapia a instituir.

¿Cuáles son los desafíos que le plantea al servicio la atención de la población trans?
Inicialmente, los desafíos superaban ampliamente lo que sabíamos. Teníamos muy poca experiencia porque, inclusive en la formación de grado y posgrado, no se trata habitualmente, por lo que los desafíos eran muy amplios. El primer punto que nos generó dificultad fue cómo encarar esta situación en base a la necesidad, o no, de establecer un consentimiento informado. Fue un punto crucial, porque cuando revisábamos las guías internacionales, todas partían de ubicar la condición en una patología, y no es lo que hoy se está buscando, que es sacar de la patología a la transexualidad. Fue un punto que nos puso en contacto con el ámbito legislativo y con el judicial para ver cómo encarar esta situación: si era necesario un consentimiento o algún tipo de abordaje específico de diagnóstico psiquiátrico, que en las guías era un paso casi obligado. Nosotros lo hemos dejado de lado, de acuerdo a la nueva ley.

¿Trabajan con el criterio de consentimiento informado?
Sí, lo tomamos como una herramienta que reconoce al paciente el derecho de  obtener la información correspondiente. No es solamente una herramienta de protección para el médico. No hemos tenido ninguna negativa por parte de los pacientes que nos han consultado en base a la necesidad de establecer el consentimiento, informarlo de todo y firmarlo.

Dentro del colectivo trans, quienes están más invisibilizadas son las personas trans masculinas, las que van de mujer a varón. ¿Se observa esto también en este servicio?
Hasta ahora, los pacientes que nos han consultado, han sido trans femeninos, quienes van de varón a mujer. La literatura mundial también muestra una prevalencia de esta situación.

¿Qué ofrece el servicio para cada una de estas transgeneridades?
Lo que ofrece el servicio es, inicialmente, identificar la inquietud, que es muy importante, y sobre eso, informar sobre los efectos esperados y cuáles serían los efectos no deseados, lo que hace que a veces el paciente se pregunte si realmente le es conveniente. Hacer un análisis clínico general y, puntualmente, dirigido a los factores de riesgo que podrían exacerbarse frente al tratamiento hormonal e iniciar, con base en resultados, una terapia de hormonización determinada con la que se irá buscando, por un lado, disminuir el tenor hormonal del sexo de origen y aumentar, por otro lado, el del género buscado.

Las hormonas, aun cuando se usan las correspondientes al propio sexo de nacimiento, pueden tener algunos efectos secundarios. Imagino que también tiene un impacto considerable una hormonización en sentido contrario.
Tal cual. Esto requiere del paciente una gran responsabilidad en cuanto a los controles periódicos del tratamiento hormonal, que modifica radicalmente el contenido hormonal previo y hace que se presenten ciertas enfermedades de manera más frecuente que si el paciente no estuviera sometido a hormonas; por ejemplo, los trastornos vasculares, del tipo de las trombosis venosas, también, la necesidad de adecuar cierto seguimiento con el desarrollo de una baja masa ósea por la modificación hormonal. Significa encarar el tema haciendo prevención de los aspectos adversos de este tipo de terapias.

¿Con qué problemas de salud se encuentran frecuentemente? Pienso en pacientes que quizás se hayan hecho una hormonización por cuenta propia, o que tienen operaciones en condiciones muy precarias. Eso es parte de lo que se ha venido denunciando como la situación que atravesaban muchas mujeres trans hasta la aprobación de esta ley.
En nuestra experiencia, la automedicación en trans varón-mujer es muy frecuente. Hay personas que han estado automedicándose durante mucho tiempo y no han previsto el riesgo de hacerlo en ausencia de un control médico. Los pacientes con los cuales hemos tenido contacto, si bien muchas veces está el tema de la discusión de las ETS, no han sido pacientes con estas características, probablemente por su propia inquietud de llegar a la consulta médica. Tendríamos que pensar nosotros en ampliar la cobertura y quizás nos encontremos con enfermedades infectocontagiosas un poquito más frecuentes, pero es lo que hoy no vemos. Lo que sí vemos es un aumento del riesgo de patologías que tienen que ver con la hormonización en dosis inadecuadas y bajo un tratamiento no seguido por un médico.

Lo que es una señal de lo necesario que era este servicio, ya que había toda una población que se sometía a este tipo de automedicación con un riesgo tan alto.
Eso es lo que nos generó la inquietud de involucrarnos en esta temática. Como todo, atrae mucho de discusión sobre moralidad, inclusive en el servicio se discutió, pero lo que buscamos es que, desde el punto de vista médico, aquel a quien está dirigido vea que se dejan estos factores de lado. Es lo que, particularmente, me ha movilizado para tratar de conocer más del tema, dejar de lado conceptos propios o prejuicios y dedicarme a una temática que sabíamos que existía, pero la mirábamos de reojo, no muy acorde con nuestra práctica diaria.

¿Qué se le ofrece en este servicio a alguien que, además de la hormonización, quiere una reasignación de sexo?
En Mendoza no tenemos cirugía urológica destinada a la de reasignación de sexo. Donde se está haciendo, y con amplia experiencia, es en Buenos Aires, tanto en el Hospital Durand como en el de La Plata, donde cuentan con cirugías que hemos podido observar. Todavía en nuestra provincia no existe. La idea es que esta prestación sea accesible a los pacientes de esta zona para llegar a la derivación. Para la cirugía, aparte de criterios quirúrgicos, además de los controles, se solicita que nos manejemos con el control hormonal  por lo menos un año previo al acto quirúrgico.

¿Desde qué año está el servicio en actividad?
El consultorio de hormonización lo iniciamos en 2012 en forma progresiva, tratando de informarnos, de generar nuestras propias guías de práctica clínica con los medios con los cuales contamos. También, acercándonos a las instituciones que excedían lo estrictamente médico, como Salud Reproductiva y la legislación, para conocer las cosas que nos estaban rodeando frente al tema. Estamos trabajando, dando nuestros primeros pasos, algo que siempre aclaramos a nuestros pacientes. Realmente queremos que entiendan lo que estamos aprendiendo y la verdad es que hemos tenido una buena recepción a ese planteo.

¿Qué devolución tienen por parte de los pacientes al encontrarse con este servicio después de tantos años de no tener más que la automedicación?
La sensación que nos genera es muy grata. Ya la existencia de un lugar, de un profesional al cual dirigirse, es un beneficio muy grande. Los pacientes muchas veces hacen referencia a experiencias previas en las cuales se han sentido discriminados o sin poder contar con un respaldo médico como correspondía. El hecho de que se esté abriendo este espacio les ha generado mucha satisfacción. Eso se transmite al acto médico y hace que la consulta, el contacto, la toma de conocimiento de la historia de ese paciente sea muy grata y nos permita aprender.

Recientemente, una movilización y petitorio a la Legislatura mostró un descontento con lo que se ofrece en la provincia a la población trans en cuanto a salud integral. Reclamaban por la hormonización y por las cirugías de reasignación genital, pedido que fue aceptado por el ministro de Salud, Carlos Díaz Russo. ¿Cómo se sitúa el servicio de Endocrinología frente a este reclamo?
Lo que había quedado pendiente hasta ahora era ajustar los medios para que se llevara a cabo algo en lo que ya desde el servicio de Endocrinologia veníamos trabajando, que es la confección de las guías de práctica clínica de hormonización, y que tiene que ver con contar con los recursos económicos para la cobertura del tratamiento farmacológico.

¿Qué debe hacer una persona que vive en Mendoza y desea iniciar su tratamiento hormonal de transgeneridad?
En el servicio de Endocrinología, que funciona en el segundo piso del Hospital Central de Mendoza, le ofrecemos acercarse al servicio sin temor ni prejuicio. Estamos trabajando en el tema. Le ofrecemos la posibilidad de informarlos, de darles todo el control médico que corresponda e ir viendo el objetivo de cada paciente, porque uno nota que lo que quiere un paciente no es lo mismo que otro. Eso hace que cada tratamiento que iniciemos tenga que ajustarse a las distintas inquietudes. Lo hacemos sin necesidad de un turno previo, para que no se generen dificultades en ese aspecto.

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