El mensaje de Evo a sus compatriotas

“Hemos demostrado que somos económicamente estables, políticamente fuertes y culturalmente invencibles”, expresó el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia para explicar las razones de las sistemáticas tentativas de golpes que sufren los países de la región. 

El mensaje de Evo a sus compatriotas

Fotos: Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 05 DE JULIO DE 2012

Culturalmente invencibles

“Vengo a rendirles cuentas de lo que pasa en nuestro país”, precisó el presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, ante los miles de inmigrantes bolivianos que el viernes 29 de junio asistieron al polideportivo Vicente Polimeni de Las Heras para encontrarse con el líder socialista.

Pese a los compromisos políticos y protocolares que tuvieron lugar en la Cumbre de Presidentes del Mercosur – ampliada también a los dirigentes de Unasur - , Morales no quiso perder la oportunidad de encontrarse con la comunidad boliviana que reside en Mendoza. “Quienes venimos del campo tenemos como cultura visitar a los nuestros donde sea que estén. No podía dejar de venir, sé que somos muchos hermanos bolivianos los que vivimos en esta tierra que nos ha albergado. Tengo que escucharlos y contarles lo que sucede en nuestro lugar”, dijo.

Según los datos arrojados por el Censo 2001, el 10 por ciento de la población mendocina está compuesta por inmigrantes bolivianos radicados, además de sus  nietos o bisnietos, a los que hay que agregar un alto número de inmigrantes “golondrina” - quienes arriban a la provincia en las épocas de cosecha y concluida su labor regresan a su tierra natal-. Durante décadas fueron asentándose en Mendoza, expulsados de su país de origen por las políticas neoliberales impulsadas durante años, profundizándose en los `90, y que hoy Morales comienza a revertir.

Cerca de tres mil integrantes de las distintas colectividades llegadas desde Tupungato, Maipú, Luján, Guaymallén, San Martín, San Rafael, Rivadavia y Tunuyán, y de cooperativas de trabajo bolivianas, como Aivilob, entre otras, participaron en el estadio lasherino para manifestarle al compatriota su “cariño y apoyo" por el proceso transformador que lleva adelante el líder boliviano. 

Pablo Lizarazu, en representación de todas las colectividades, repasó la historia y recordó que Morales asumió la presidencia en 2006 “gracias al 54 por ciento de los votos populares, convirtiéndose en el primer mandatario de origen indígena de Bolivia”. Ese entusiasmo y el deseo de reivindicar la figura de Evo, hizo que el recibimiento del mandatario por sus coterráneos en el Polimeni fuera descripto certeramente por la prensa local como “una verdadera fiesta”.

Es que la liturgia de tono originario para darle la bienvenida al visitante fue completa. No faltaron para el presidente ofrendas de todo tipo, como guirnaldas de flores, hojas de coca y mixtura a cargo de las mujeres más antiguas de la comunidad, y las artesanías elaboradas por los huarpes de la provincia. Tampoco la música y baile de parte de los jóvenes que integran las comparsas y los caporales;  y los continuos gritos de “jallala” (vocablo con que los aymaras expresan “agradecimiento por la vida”) surgidos desde las gradas del polideportivo que a su vez lucían inmensas whipalas (bandera con los colores del arco iris que representa a los pueblos originarios de Latinoamérica). Toda una demostración para Morales de que a miles de kilómetros de distancia de su tierra natal y a años de desarraigo, la reivindicación por sus raíces sigue vigente.

 

Económicamente estables

En ese “deber” que dijo humildemente sentir el presidente boliviano de “rendir cuentas” a sus compatriotas estaba incluida la situación económica del país. Por lo tanto, una vez que se adentró en su discurso se concentró en detallar el proceso privatizador que durante largos años padecieron las principales empresas bolivianas de recursos naturales y bienes sociales hasta que él llegó al gobierno para hacerse cargo de los destinos de la nación. “El pueblo me dio un mandato: nacionalizar nuestros recursos naturales y recuperar nuestras empresas sociales de recursos básicos”, expresó.

En este sentido, hizo hincapié en la nacionalización de los hidrocarburos que a principios del mes de mayo estableció bajo un decreto supremo. El mismo establece la nacionalización y el control absoluto por parte del Estado boliviano  de oleoductos, gaseoductos y refinerías, concentrados hasta ese momento principalmente en manos extranjeras.

También mencionó el mayor desafío de su gestión en la llamada “reforma agraria” que despliega y con la que pretende devolver unos 20 millones de hectáreas a grupos campesinos e indígenas a quienes les fueron arrebatados desde la época de la Colonia en adelante.

“Estamos democratizando la economía nacional, lo que se junta y cómo se reparte”, dijo en relación a las rentas y a lo que actualmente se baja a la ciudadanía, y se pretende seguir bajando, en forma de seguros sociales.

El mandatario arrojó también algunos números que indican que “gracias a las nacionalizaciones” la inversión pública en 2005 –un año antes de su asunción presidencial -era de 600 millones de dólares, ascendiendo a 5 mil millones de dólares en la actualidad, y con posibilidades de que hacia fin de año se sumen mil millones más por la recuperación de los hidrocarburos.

Detalló además que durante el 2012 las arcas bolivianas cuentan con 13 mil millones de dólares en reservas internacionales, mientras que 2005 habían sólo 1700 millones de dólares.

Dijo que gran parte de las inversiones se abocan a la construcción de caminos y a mejorar el transporte ante la necesidad de conectar e integrar el territorio boliviano internamente, pues ese país históricamente ha carecido de infraestructura acorde. Destacó el avance en aeropuertos, pero reconoció que aún hay una deuda pendiente: los ferrocarriles.

“Hay muchas cosas por hacer y necesidades que cubrir pero antes tenemos que descolonizarnos. Es un proceso, no es de un día para otro”, explicó en el contacto cuasi familiar que mantuvo durante su visita con los coterráneos que no pudieron más que abandonar su tierra ante el contexto que hoy Morales pretende revertir. 

 

Políticamente fuertes

 

Morales detalló el conflicto que atravesó su país hace unas semanas atrás cuando un grupo de policías de bajo rango se amotinó poniendo en riesgo la democracia con la excusa de reclamar mejoras salariales. El presidente aseguró que “no se ha descuidado ese sector” y que los motivos de la revuelta fueron “evidentemente falsos y con otros objetivos” teniendo en cuenta que desde 2006 hasta la fecha la policía nacional ha percibido un aumento del 48 por ciento de sus sueldos netos. Una cifra alta si se compara con el 7 por ciento de aumento otorgado entre 1999 y 2005.

“Algunos hermanos se hicieron pasar por opositores e intentaron este nuevo golpe de Estado que afortunadamente terminó en fracaso”, declaró. Recordó las serias amenazas que sufrió la democracia boliviana en 2008 cuando la derecha "más radicalizada" se alzó con violencia en los departamentos de la medialuna  (Santa Cruz, Tarija Pando y Berni) y que Morales consiguió saldar con un referendo revocatorio "en el que fui ratificado con más del 60 por ciento de los votos”, subrayó.

El mandatario advirtió que este tipo de intentonas antidemocráticas son sintomáticas en los gobiernos de corte popular y redistributivos de la región, tal como sucedió en Venezuela, Ecuador, Argentina y los que fatídicamente se concretaron en Honduras y más recientemente en Paraguay: “Como hasta este momento hemos demostrado que somos económicamente estables, políticamente fuertes y culturalmente invencibles, quieren tumbarnos. Pero el pueblo movilizado claramente derrota un intento de golpe, por eso hay que estar unidos y alertas”, aconsejó.

Denunció la complicidad de la Iglesia católica en este tipo de actos comandados “por el imperialismo” y además de poner como ejemplo "que fue el Vaticano el primer Estado en reconocer el gobierno anticonstitucional de Federico Franco en Paraguay". Reveló que durante el motín policial de La Paz un grupo armado recibió bendiciones católicas. “Yo soy católico pero estoy decepcionado”, remarcó.

El referente también les habló a los bolivianos residentes en Mendoza del valor de la “política de austeridad” que guía su gestión. Mencionó el decreto con el que mandó a bajar los sueldos de funcionarios una vez que se convirtió en Jefe de Estado y de la reducción de gastos y viáticos que antes ascendían a sumas “inconmensurables”.

“Muchos de ustedes trabajan en el agro y saben de dónde vengo. No vinimos a robar, por eso hemos pensado cómo garantizar mejor inversión a través también de la política de austeridad porque entendemos que la política es servir al pueblo, no servirse del pueblo”, sostuvo el mandatario. 

Morales no dejó de sin mencionar las cuestiones no resueltas aún por su gestión: el problema de la seguridad ciudadana y los relacionados con la justicia boliviana. “A veces es difícil cambiar la mentalidad de nuestros operadores y de nuestros jueces. Pero como les digo hermanos, es un proceso lento y profundo. Todo a su momento”, señaló.

El mensaje final del boliviano a sus coterráneos en el histórico encuentro fue que ante las adversidades externas e internas lo fundamental es “reivindicarnos culturalmente, socialmente y económicamente". 

Con el mismo fervor con que lo recibieron, las colectividades despidieron al primer presidente boliviano que los visitó en tierras mendocinas. A medida que los anfitriones se  retiraban del estadio cubierto, ahora con las palabras de su líder a cuestas, las calles que rodean al Polimeni fueron inundándose nuevamente del son que irradiaban las comparsas y los caporales.

 

 

 

evo morales, comunidad boliviana en mendoza, universidad nacional de cuyo, cumbre de los pueblos del sur,