El primer herido de Malvinas se reencontró con la enfermera mendocina que lo salvó

Luego de 36 años del conflicto bélico, el exsoldado Ernesto Ismael Urbina pudo reunirse con Marisa Alejandra Peiró. El encuentro fue en General Alvear.

El primer herido de Malvinas se reencontró con la enfermera mendocina que lo salvó

El exsoldado Ernesto Ismael Urbina se reencontró hoy con la mujer que lo salvó en el hospital naval Puerto Belgrano de Bahía Blanca, la enfermera Marisa Alejandra Peiró. Foto: Télam.

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Unidiversidad / Fuente: Télam

Publicado el 27 DE MARZO DE 2018

Luego de 36 años del conflicto bélico, el primer herido de la guerra de Malvinas tras tomar la casa del gobernador inglés en Puerto Argentino, el 2 de abril de 1982, se reencontró este martes con la enfermera que lo salvó cuando llegó al hospital naval Puerto Belgrano, en la ciudad de Bahía Blanca. “En ese momento yo era el único herido, pero después cayó otro compañero y luego otro, y entre todos se formó un lazo de amistad. A pesar del tiempo y la distancia, cada vez que me encuentro con un enfermo naval es el mismo sentimiento de hermanos de la vida”, contó el exsoldado Ernesto Ismael Urbina, quien combatió a la edad de 36 años.

"Hay cosas que se tienen que vivir para saber cómo son, hoy nos dimos un abrazo sincero, de la vida", dijo el exsoldado durante el encuentro realizado en la municipalidad de General Alvear, lugar de residencia de la enfermera que le curó las heridas.

El 2 de abril de 1982, el "Negro" Urbina (58) ingresó al hospital naval y se convirtió así en el primer herido de la Guerra de Malvinas, tras tomar la casa del Gobernador inglés en Puerto Argentino el 2 de abril de 1982 e intentar socorrer al capitán de corbeta Pedro Giachino, primer héroe caído.  La enfermera de aquel día era Marisa Alejandra Peiró (54), una vecina de General Alvear, quien hace 36 años, y con tan solo 18, dejó todo para colaborar con su Patria. 

“Yo estuve en la sala de quemados y fue duro, veíamos de todo. Hoy me siento una enfermera muy preparada, aprendimos a hacer todo lo que podíamos para salvar vidas”, dijo emocionada la mujer.

Y añadió: “Día tras día llegaban al hospital cientos de jóvenes soldados con diferentes heridas, y si bien muchas veces pensé en dejar y volver a General Alvear, mi compromiso fue más fuerte”.

Tras haberse encontrado hace unos años por Internet y gracias a las gestiones realizadas por el intendente Walther Marcolini, ambos hoy pudieron darse un abrazo. “Hoy lo tengo a él, que fue el primero que llegó a mis manos. Voy a disfrutar este rato que esté con él”, dijo Marisa luego de recibir una bandera de Malvinas con la provincia de Mendoza por parte de Urbina.

Cuando la guerra de Malvinas estalló, Marisa cursaba el primer año de la carrera de enfermería en la Marina. Su vocación era la medicina y, sobre todo, ayudar a quienes lo necesitaban, por eso no dudó cuando la convocaron a servir a la Argentina durante el conflicto armado.

“Fui la primera promoción en la Armada Argentina en los años 80. Antes del 2 de abril se hablaba de guerra, nosotros no sabíamos lo que era una guerra y éramos las únicas mujeres militares en ese momento”, rememoró Marisa. Los momentos vividos fueron duros, Ernesto Urbina llegó malherido, pero gracias a los cuidados recibidos logró recuperarse.

“Él fue el primer herido que llegó a la base naval donde me encontraba de guardia. Estuvo con nosotros, hicimos los primeros auxilios, después en terapia intensiva, y estuvo un mes en la guardia”, destacó la enfermera.

Urbina relató que aquellos días en el hospital, “más que una atención hospitalaria era estar en una familia, la familia del hospital”, dado que las enfermeras “eran como hermanas que amalgamaban los sentimientos para que nosotros estuviéramos bien”.

Tras la guerra, Marisa se fue a vivir a Montreal, Canadá. En 2014, el Congreso de la Nación la nombró “Orgullo Argentino”. 

Mientras estuvo en Canadá, la mujer visitó continuamente su ciudad natal y en esas visitas aprovechaba para reunirse con sus excompañeras de enfermería, que atravesaron esos duros momentos junto a ella. Pero hoy fue la primera vez que pudo abrazar al primer herido en combate.

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