El valor de las acequias hecho agua entre los mendocinos

El fuerte temporal que azotó a Lavalle y al Gran Mendoza en la última semana dejó en evidencia la falta de conciencia y el desinterés de los vecinos en el cuidado de las acequias que desbordadas de residuos no pudieron contener el agua de la lluvia e inundaron veredas y calles. Una investigación realizada por profesionales de la UNCuyo revela la desvalorización de los mendocinos sobre los canales de riego, símbolos de la cultura del agua y del desarrollo provincial.

El valor de las acequias hecho agua entre los mendocinos

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Penélope Moro

Publicado el 01 DE MARZO DE 2011

Gloria Zamorano y María Belén González, ambas doctoras en Geografía e investigadoras de esta universidad, analizan desde hace más de un año la valorización y el uso de los mendocinos sobre los canales de riego;  y el rol de las autoridades en difundir su importancia.

Para ello observaron la contaminación de las acequias de  quince barrios del Gran Mendoza; en especial de la Capital, Guaymallén y Godoy Cruz, en los cuales encuestaron a los vecinos.

Si bien la investigación aún no culmina, las profesionales han llegado a la etapa de conclusiones preliminares. Las mismas revelan datos desalentadores acerca del valor otorgado por los habitantes a los canales de riego, legado de la cultura Huarpe bajo la influencia de la civilización inca que data del siglo III.

La construcción de las acequias permitió que desde las épocas primitivas estas tierras dejaran de ser un desierto para convertirse en un oasis de vida y más tarde promovieran el desarrollo provincial.  No obstante, la investigación de Zamorano y González comprueba que “hoy, el signo emblemático del paisaje mendocino es más la cultura del trabajo que la del agua, a pesar de que la segunda engendró a la primera”.

Hechos como los ocurridos el último miércoles cuando una tormenta de lluvia y granizo cayó con virulencia sobre los departamentos del Gran Mendoza convirtiendo en cuestión de minutos vastas arterias en verdaderas corrientes fluviales,  reflejan la exactitud de los resultados parciales de la investigación.  En ellos se evidencia el contraste  del sentido original que los huarpes atribuyeron a las acequias con el que en la actualidad se les adjudica.

Según explicaron las geógrafas,  de la totalidad de la muestra encuestada el 30 por ciento considera que la acequia sirve como cauce de riego y desagüe de lluvias; un 63 por ciento las valoriza como conductos para irrigación de los árboles; y sólo un 7 por ciento las considera vaciaderos de residuos.

Respecto al conocimiento del origen de los acueductos y valor cultural que los ciudadanos les otorgan las cifras también alarman.  Es que apenas el 37 por ciento de vecinos mencionó a los huarpes como los creadores de los canales de riego en la provincia. 

Asimismo, la investigación devela que mientras menor es la categoría socioeconómica de los barrios más se agravan los datos, pues en las acequias de los barrios más pobres es donde  mayor cantidad de residuos se acumula según se observó.

Zamorano y González también indagaron sobre el rol estatal en la difusión y concientización del cuidado de los canales de riego como factor fundamental del paraje mendocino.  En este punto encontraron grandes falencias advertidos  a partir de los resultados anteriores.

 “Los municipios del Gran Mendoza carecen de políticas ambientales integradas y sostenibles. Y los organismos de gestión fomentan la discriminación ambiental, es decir que disminuyen la calidad y la cantidad de los servicios cuando atienden a los habitantes de los niveles socioeconómicos más bajos”, informan en las conclusiones preliminares.

La falta de formación sobre la cultura del agua se presenta en todos los niveles educativos y de igual manera en la enseñanza pública como privada. Ante este panorama las investigadoras proponen  “incorporar esta temática sustancial en todas las escuelas de la provincia”. También reforzar el papel del Estado provincial y de los municipios “en la transmisión de la importancia de la cultura del agua a los habitantes, para lograr una imagen colectiva más nítida, lo cual redundaría en el comportamiento de ellos en su territorio”.