El voto a los 16: del aula al cuarto oscuro

Mendoza superó la media nacional de empadronamientos electorales de las personas entre 16 y 18 años, en base a la nueva ley que habilita el voto a partir de esa edad. Jóvenes referentes de la política provincial brindan a Edición UNCuyo su mirada acerca de esta nueva ampliación de derechos ciudadanos y analizan la relación actual entre la juventud y la política.

El voto a los 16: del aula al cuarto oscuro

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Penélope Moro

Publicado el 06 DE MAYO DE 2013

El pasado 30 de abril cerró el plazo para que los adolescentes de entre 16 y 18 años que actualicen su documento nacional de identidad, integren los padrones electorales de cara a los próximos comicios. La provincia superó la media nacional de empadronamientos, de acuerdo con los datos aportados por la Dirección de Registro Civil.

Desde el 1 de noviembre de 2012 –fecha en que quedó sancionada la ley que habilita el voto a partir de los 16 años- hasta el 30 de abril de este año se realizaron en Mendoza 25.800 trámites de actualización de documentos por parte de los jóvenes de esa franja etaria sobre 739.439 que fueron a nivel nacional, según informaron desde el organismo. De esta manera, se ubica entre las provincias que más chicos empadronados presenta, tal como lo señalan los datos preliminares.

La noticia fue celebrada por las autoridades provinciales al tener en cuenta que los medios hegemónicos en general omitieron la información pertinente acerca de los trámites necesarios para que las personas de 16 y 17 años puedan participar en las elecciones primarias de agosto y en las legislativas del 27 de octubre.

Además, tanto el Gobierno nacional como el provincial agotaron todas las instancias para que este sector pueda gozar del nuevo derecho conquistado. Con esa intención desde la Nación se desplegó durante todo marzo una campaña basada en spots informativos acerca de la metodología del trámite y de los lugares dispuestos para realizarlos, que se difundió a través de los medios públicos y de las redes sociales .

Por otra parte, en Mendoza se organizaron estrategias conjuntas a cargo de la Dirección del Registro Civil. Así, el registro móvil recorrió los 18 departamentos y dispuso la apertura de las oficinas los días sábados exclusivamente para los jóvenes, además de ampliar sus horarios de atención.

El resultado de estas medidas arrojó que el 60% de los chicos de todo el país habilitados realizó los trámites en los Centros de Documentación Rápida correspondientes. En consecuencia, el interés de participación política de los mendocinos de entre 16 y 18 años fue de la mano de la media nacional.

Desde la Subsecretaría de Relaciones Institucionales de Mendoza aseguraron que la iniciativa tuvo como principal objetivo “brindar una herramienta más” para que los jóvenes puedan ejercer el nuevo derecho político en las elecciones legislativas de este año.

Del aula al cuarto oscuro

La flamante ley que instituye el voto para las personas de 16 y 17 años fue impulsada por el propio oficialismo.  Durante su debate parlamentario se decidió que el voto fuera obligatorio -ya que el proyecto original lo proponía de manera “opcional”-, tal como fija la Constitución Nacional en su artículo 37, pero mediante la modificación del artículo 25 del Código Nacional Electoral se estableció la eliminación de multas a los jóvenes menores de 18 años y a los mayores de 70 años.

La iniciativa  contó con el respaldo de amplios sectores juveniles de la vida política en el país, pese a que algunas fuerzas se opusieron a ampliar este derecho por considerarlo parte de una estrategia “demagógica” del Gobierno nacional. Otro de los argumentos con que se pretendía frenar el proyecto aludía a “la necesidad de priorizar derechos laborales, sociales y económicos para este sector antes que los derechos políticos”. Mientras que las objeciones de los legisladores más conservadores se basaron simplemente en la falta de confianza sobre las capacidades de análisis y participación política de la juventud.

Sobre estos puntos opinaron referentes juveniles de distintas fuerzas políticas de la provincia tras ser consultados por Edición Uncuyo:

Marcelo Corvalán (Integrante de la Juventud Frente Amplio Progresista): “Es correcto lo que hace el Ejecutivo en avanzar sobre esta ampliación de derechos para los jóvenes, pero creo que no es lo único que puede hacer para mejorar la relación con este sector etario y para ampliar nuevos derechos, lo que también se hace necesario.  Pero por alguna parte debe empezar, aunque eso signifique la búsqueda de mayor cantidad de votantes.

Desde el espacio al que pertenezco se dio la discusión en la Cámara de Senadores y Diputados donde adherimos en los planteos con algunas modificaciones. El problema surgió cuando un diputado oficialista atacó con chicanas ofensivas al partido centenario en el cual milito. Estas posturas antidemocráticas, verticalistas y patriarcales que critican a la juventud no se corresponden con la sociedad que discute y se replantea ciertos dogmatismos atrasados.

Con respecto a si son más o menos importantes que otros derechos, depende de la visión paradigmática que tenga cada gobierno; los derechos laborales no me parece que sean tan obligatorios como los sociales, ya que los primeros están obstaculizados por la  necesidad y la obligación de los jóvenes de terminar la enseñanza escolar, necesaria en muchos casos para conseguir los primeros empleos.

La relación que veo entre los jóvenes y la política es que se presenta bastante cercana en algunos sectores; aunque mi visión es acotada, ya que estoy inmerso en el mundo universitario, donde hay agrupaciones estudiantiles que tienen ideologías políticas cercanas a los partidos. Pero fuera de la universidad la participación es más escasa, ya que la sociedad capitalista en la que vivimos nos individualiza y los únicos lugares de conexión entre jóvenes se dan a través de la música, el deporte, el entretenimiento televisivo, pero eso no lo ha logrado con tanta masividad la política.”

Gustavo Senetiner (Presidente de la Juventud PRO Mendoza): “Al principio no estábamos a favor porque entendemos que presenta una contradicción de los derechos electorales con los derechos civiles en los jóvenes. Es decir, no podemos conducir hasta los 18 pero sin embargo podemos votar. Pero una vez sancionada la respetamos y la difundimos porque la información sobre nuestros deberes y obligaciones es tan necesaria como la de nuestros derechos.

Ampliación de derechos es mejorar la calidad educativa, teniendo en cuenta que en Argentina hay muchísimos chicos que no terminan el secundario. Por lo tanto, sostenemos que en este país no están dadas las condiciones para que los jóvenes puedan votar a conciencia. Esa medida sólo existe en Venezuela e Irán, y a eso nos encaminamos.

El Gobierno debe apuntar a mejorar la calidad de vida de los jóvenes, no a generar incongruencia con los derechos civiles y los electorales. Esto pasa porque como la Presidenta Cristina Fernández  ha sufrido una caída de imagen, quiere cooptar al electorado joven. Entendemos que esta medida tuvo fines meramente electorales. Faltó más debate.”

Emanuel Italiano (Presidente de la Juventud Radical Capital): “Puede haber algunos puntos de vista distintos, pero nuestra posición es orgánica a nivel nacional incluyendo a nuestra juventud universitaria, representada en la Franja Morada. Por supuesto que estamos a favor, es una ampliación de derechos. En su momento la discusión fue la no obligatoriedad del voto, porque a los 16 podés votar pero no conducir. Hubiésemos preferido la obligatoriedad del voto y no que se torne como una opción, ya que de esta manera la representación juvenil sería universal.

La primera respuesta del partido fue estar en contra, pero por suerte hubo un acuerdo generalizado cuando los referentes más grandes escucharon las voces de los jóvenes. Sucede que entre líneas puede leerse algo de oportunismo por pare del oficialismo en esta medida, si se tiene en cuenta el margen de participación que se le garantiza a las agrupaciones juveniles que responden a él, y que no sucede con las juventudes de otros espacios. Pero eso es secundario para nosotros, porque hay que entender que siempre que se puedan ampliar derechos, se está construyendo ciudadanía.  Votar a los 16 es ampliar la democracia formal; le falta un componente para llegar a la democracia real, que es la universalidad. Hay que seguir buscándola, son pasos necesarios y con este nuevo derecho significa que vamos avanzando.

Por supuesto que los jóvenes de 16 años en adelante están preparados para ir a las urnas, hay personas de 40 años que votan sin responsabilidad y eso está claro cuando hacemos ejercicio de memoria, cuando pensamos en lo que nos sucedió en los 90 como país y cómo terminamos en el 2001. Muchos de los chicos que por primera  votarán a los 16 crecieron en este contexto y saben lo que no quieren para su presente y para su futuro. El que cree que no están aptos para elegir a sus representantes es porque no revaloriza la política ni apuesta a los cambios.

Hoy los medios hacen que los chicos estén más informados, más cercanos a la opinión, por eso creemos que el voto a los 16 funciona para que los chicos del secundario se involucren y se sientan más responsables de la realidad política y busquen liderazgos e información, la heterogeneidad se logra así”.

Maxi Rivaleto (Juventud del Partido Obrero): “En general estoy de acuerdo, porque es una conquista que el socialismo buscó mucho tiempo, hay personas mayores que viven en una nube; no subestimaría nunca las capacidades de la juventud, de hecho es ella la que ha impulsado las principales transformaciones históricas. Muchos jóvenes  militan, y esto ha sido en todos los momentos del país, no es una cuestión del presente exclusivamente. Por eso mismo es muy positivo que se otorgue este derecho.

Nosotros tenemos muchos chicos que militan en el secundario y no lo hacen sólo para lograr mejoras edilicias; su ingreso a la política tiene que ver con los planteos generales del partido socialista, la cuestión es bien distinta y aquí se advierte el interés juvenil por la política como herramienta de cambio.

De todas maneras hay que señalar que la idea que se pretende instalar de que la participación juvenil es una cuestión de hoy y gracias al oficialismo es falaz. Los jóvenes aún seguimos privados de derechos políticos, de hecho los centros de estudiantes en secundarios en todo el país son nulos.

Por eso entendemos que este interés del oficialismo para que voten los chicos de 16 y 17 años surge de la pérdida de intención de voto que afronta la Presidenta Cristina Fernández. El Gobierno ha agarrado todo lo que excede y pretende cooptar a la juventud como se ha hecho con los derechos humanos. El discurso clásico con que se impulsó la iniciativa fue de que con Néstor Kirchner volvió a política, y no es así, porque la política ha estado presente siempre entre los jóvenes. 

La política depende de lo que esté en disputa, como sucedió en los 70 con el Cordobazo y la masiva participación juvenil. Lo mismo que en el 2001, cuando los jóvenes salieron a las calles. Nosotros crecimos viendo lo peor. ¿Cómo no nos va a interesar la política para crear transformación? El mejor ejemplo es el de Mariano Ferreyra, que empezó a militar a los 14 y murió a los 23.

Otro ejemplo del mero oportunismo oficialista con la media es que el voto sea opcional. ¿Por qué no se hace obligatorio? La clave es que se fomente más la política, que se liberen más espacios para ejercerla, abrir las universidades, los regimientos, las escuelas. El voto a los 16 es un paso, pero hace falta mucho más para que la participación política de la juventud sea realmente representativa”.

Juan Manuel Villalba (Integrante de La Corriente Peronista Descamisados – Unidos y Organizados): “Creo que es muy positivo que suceda, ya que nuestro país viene avanzando durante los últimos años en materia de ampliación de derechos, en la construcción de más ciudadanía y en el fortalecimiento de la democracia. Siempre ampliar derechos es positivo e involucrar a los adolescentes en la posibilidad de elegir y participar es un síntoma de muy buena salud para nuestro proceso democrático.

Sobre los argumentos que se opusieron a la medida, sostengo que fueron los mismos utilizados en otros debates históricos referidos a la cuestión del sufragio, como lo fue cuando se sancionó la Ley Saenz Peña o Evita impulsó el voto femenino. Y los mismos sectores políticos reaccionarios que esgrimieron teorías que subestiman a los pibes son los que recibieron un cachetazo por parte de sus propias juventudes políticas, que apoyaron fuertemente la sanción del proyecto, mientras que sus legisladores se levantaron de la sesión para no votar la ley. Quienes creen en esa supuesta incapacidad es porque pretenden una democracia reducida y no conocen la enorme cantidad de chicos que se suman cotidianamente a militar organizaciones políticas, sociales, religiosas, de derechos humanos, ambientalistas y culturales. 

El avance de un derecho facilita el de los demás. Estoy convencido de que la oportunidad de generar conciencia y compromiso político en esta franja de la sociedad  es un paso fundamental para asegurar también la promoción y garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. 

La juventud argentina siempre estuvo presente en los momentos históricos que significaron una bisagra para los sectores populares. Basta con ver imágenes del 17 de octubre, la resistencia peronista, el retorno del General Perón luego del exilio, la lucha contra las leyes de la impunidad y las jornadas del 19 y 20 de diciembre. Pero es cierto que durante los últimos años ha existido una mayor politización y avance en los niveles de organización popular, especialmente en la juventud, y creo que tiene que ver con la reconstrucción de un Proyecto Nacional que va haciendo realidad lo que alguna vez fueron solo sueños, y plantea un horizonte en el que lo que hoy todavía son utopías pueden convertirse pronto en realizaciones”.

 

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