Estudiar con el libro y sin el peso de la cruz

El principio de laicidad está consagrado por la Constitución y la Ley de Educación Provincial, pero a menudo sufre múltiples mutilaciones. ¿Qué es la laicidad educativa? ¿Cuál es el rol del Estado? ¿La Iglesia es una figura pública?

Estudiar con el libro y sin el peso de la cruz

Mare considera que son muchas y variadas las formas en que se transgrede la laicidad educativa hoy en Mendoza. Foto web.

Sociedad

Unidiversidad

Natalia Bulacio

Publicado el 12 DE SEPTIEMBRE DE 2012

En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo, acompañado por la pensadora Alejandra Ciriza y el constitucionalista Carlos Lombardi, el historiador  e integrante del colectivo La Hidra de Mil Cabezas, Federico Mare, presentó un cuadernillo titulado Escuela pública, escuela laica. Materiales de lectura, reflexión y debate para la Campaña por la Laicidad Educativa en Mendoza.

¿Cuándo nació la idea de hacer este material? ¿Por qué?

Nuestra preocupación por la laicidad educativa no es nueva. Hace años que la tenemos. Es más, yo diría que ha estado presente desde el comienzo mismo de nuestro colectivo. Uno de los múltiples factores que gravitaron en la gestación de La Hidra de Mil Cabezas, allá por el año 2005, fue la indignación que sentíamos como estudiantes por el sesgo confesional que poseían ciertas concepciones y prácticas académicas vigentes en la UNCuyo, como por ejemplo la exhibición de símbolos católicos en aulas, gabinetes, pasillos y otros espacios.

Con el paso del tiempo esa preocupación -lejos de diluirse- se fue intensificando. Descubrimos que el problema no estaba circunscripto a la UNCuyo. Desde la experiencia personal de padres y/o docentes fuimos constatando que en la educación pública inicial, primaria y secundaria, la laicidad tampoco era respetada plenamente. Pero más allá de este largo proceso de maduración, nuestra campaña laicista tuvo un detonante.

Ese disparador fue enterarnos hace tres meses que el proyecto de ley diseñado para reformar el sistema educativo provincial no contemplaba –en su versión original– el principio de laicidad. Esa omisión nos causó muchísima alarma. Si hoy por hoy, estando legalmente vigente, la laicidad sufre tantos avasallamientos en la práctica escolar cotidiana, lo único que podía esperarse de ese ninguneo legislativo era el agravamiento del problema en el mediano y largo plazo. 

Según ha trascendido, la Bicameral de Educación habría finalmente incluido la laicidad en el articulado del proyecto de ley (a raíz de un pedido realizado por la ONG laicista 20 de Septiembre). No obstante, el problema subiste. Habríamos evitado un retroceso, pero no habríamos avanzado nada. Y tenemos que avanzar.

El principio de laicidad ya está consagrado por la Constitución y la Ley de Educación Provincial. Ahora el desafío vuelve a ser el de siempre: garantizar la educación pública laica en los hechos. Para eso es necesario que la ley estipule con claridad qué es la laicidad. No ya una mención genérica, retórica, sino una delimitación precisa, taxativa (por ejemplo, la prohibición de exhibir símbolos religiosos en las aulas y los patios de las escuelas públicas).

¿Por qué considerás que la educación pública tiene que ser laica?
La educación pública tiene que ser laica –es decir, sin religión– porque de lo contrario se estaría vulnerando gravemente la libertad de conciencia y la igualdad de trato, requisitos esenciales de la convivencia democrática.

Según la Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas realizada por el sociólogo Fortunato Mallimaci (Conicet), el 17,4% de la población cuyana se asume como no católica (cristianos evangélicos, judíos, musulmanes, deístas, agnósticos, ateos, etc.). ¿Qué hacemos con ese segmento social tan significativo? ¿Simplemente lo toleramos? Creemos que no.

Uno de los mejores indicadores que tenemos para medir la madurez democrática de una sociedad es el nivel de respeto que existe hacia las minorías. Bregar por una educación pública laica es bregar por el respeto de las minorías, y bregar por el respeto de las minorías es bregar por una convivencia más democrática. Sólo siendo neutral en materia religiosa, la escuela pública puede contener a todxs sin discriminar a nadie.

¿Cuáles son las formas de violación de la laicidad?
Muchas y variadas son las formas en que se transgrede la laicidad educativa hoy en Mendoza. Menciono sólo algunas: presencia de crucifijos en las aulas, exhibición de imágenes de santos y de la Virgen María en los patios de las escuelas, rezos de acción de gracias durante los refrigerios, celebración del Día del Apóstol Santiago y del Día de la Virgen del Carmen, uso de las instalaciones escolares para fines religiosos, visitas proselitistas de curas párrocos para promocionar los cursos de catequesis, sesgos confesionales en los manuales patrocinados por la Dirección General de Escuelas (DGE) como por ejemplo el  uso de la denominación Nuestra Señora del Carmen para referirse a la Virgen del Carmen de Cuyo, resistencia al avance de la educación sexual integral y a la inclusión de la diversidad de género en los diseños curriculares, etc. 

¿Por qué considerás que la DGE o el Gobierno deben implementar políticas activas de laicidad?

Si la laicidad educativa queda reducida a su dimensión jurídica, no sería más que una expresión de deseo. Es preciso darle contenido real, vigencia plena y efectiva. Y para ello, es necesario que la DGE se comprometa en serio con el laicismo escolar. Legislar no alcanza, se necesitan políticas públicas activas. La DGE debe velar por el respeto de la laicidad educativa en todas las escuelas públicas, debe enviar circulares informativas a todos los establecimientos y ofrecer a lxs docentes instancias de formación y capacitación sobre esa materia, etc. Pero habida cuenta de los vínculos existentes entre la DGE y la derecha católica, no se puede esperar que este cambio tan profundo se produzca por generación espontánea.

Si la sociedad no toma conciencia de la importancia que tiene la laicidad educativa y si no se compromete activamente en su defensa, es poco probable que el panorama mejore. Nuestra campaña precisamente apunta a crear conciencia laicista y propiciar acciones colectivas de reclamo, sobre todo entre lxs docentes y estudiantes, que por obvias razones son lxs más involucradxs. La transformación vendrá de abajo, o no vendrá.

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