La solidaridad se debe circunscribir a un momento, siempre teniendo en claro que el objetivo final es la justicia social, es decir que los hospitales y las escuelas cuenten con lo necesario para cumplir con su tarea y que los ciudadanos tengan garantizados sus derechos. Esa fue la visión sobre las acciones solidarias que compartió en Mendoza el creador de la Red Solidaria, Juan Carr.

El veterinario, que en 1995 creó la Red Solidaria, dijo que la presentación del libro que escribió con la periodista Yanina Kinigsberg fue sólo una excusa para reunirse con los ciudadanos que brindan su tiempo, su saber o su aporte monetario para ayudar a otros.

Luego de presentar en Buenos Aires el libro #Hoy me comprometo-100 acciones solidarias, Carr y Kinigsberg decidieron hacer lo mismo en Mendoza, lo que se concretó en el auditorio de la Universidad de Congreso.

Los autores explicaron que el libro, editado por Catapulta y Mundo Invisible, intenta dar una respuesta a todas las personas que les preguntan qué pueden hacer para ayudar. En las páginas están compiladas las experiencias de Carr en sus 35 años de labor y otras tomadas del extranjero, que están divididas por temáticas como salud, educación y medio ambiente, entre otras.

El texto intenta canalizar la ayuda y enumera posibilidades de acción para los grandes, los chicos, para quienes tienen tiempo, para quienes tienen sólo segundos al día, para los que estudiaron, para los que tienen un oficio; en síntesis, es una especie de comprobación de que todos pueden hacer algo por el otro.

Carr aprovechó el encuentro para pedir a los presentes que compartan en las redes sociales la foto de Johana Chacón, la adolescente que desapareció hace casi dos años en Lavalle. También dijo que nacionalizarán la campaña para impulsar la donación de sangre, pensando en Tamara, una pequeña mendocina que debe realizarse un trasplante de médula ósea.

Los autores del libro compartieron la mesa académica con mendocinos que llevan adelante proyectos para cambiar realidades adversas: Inés Azcurra, directora de una escuela del secano lavallino; Farid Nallim, de una organización que recicla residuos electrónicos, y el médico Juan Carlos Scipioni, que preside Fundagem, una entidad que trabaja por una vejez activa, revalorizada y respetada. Cada uno contó cómo comenzó a trabajar y cuáles son los desafíos.

Inés Azcurra nació en Lavalle y fue en un paraje de ese departamento donde descubrió en 2008 la necesidad de la comunidad de contar con una escuela. No tenían agua, luz, ni gas, pero comenzaron a trabajar y a aprender mutuamente. La maestra contó que poco después recibió un llamado de Juan Carr con la idea de realizar un encuentro de arte en la escuela 1-736, ubicada 15 kilómetros antes del paraje El Puerto, en el kilómetro 95 de la ruta 142. La propuesta la asombró, pero se puso en marcha y los vecinos disfrutaron del contacto con distintas expresiones artísticas, a las que no tienen acceso en forma habitual. Ese encuentro fue una especie de bisagra y posibilitó que tuvieran agua y gas, por medio de un zeppelin.

Azcurra invitó a los presentes a conocer la escuela, a descubrir una comunidad que tiene muchos saberes, necesidades y que agradece la posibilidad de disfrutar de distintas expresiones artísticas.

Farid Nallim contó su experiencia. En 2008 decidió pasar del pensamiento a la acción y creó Reciclarg, una entidad que recicla residuos electrónicos; comenzaron procesando tres toneladas anuales y ahora llegaron a 17 toneladas. A esto sumaron la elaboración de juegos ecológicos, realizados íntegramente con residuos que no pueden ser tratados.

El médico Juan Carlos Scipioni contó que, después de 42 años trabajando sobre la problemática del envejecimiento, creó Fundagem, una organización que busca lograr que las personas disfruten de una vejez activa, que sean revalorizadas y respetadas. El profesional explicó que, como sociedad, debemos analizar y prepararnos para enfrentar el fenómeno del envejecimiento de la población, ya que si mantenemos la misma tasa que hasta el momento, en 2050 el 22 por ciento de la población tendrá más de 65 años, con una expectativa de vida de 30 años más. 

Carr agradeció a los tres por compartir sus experiencias y por comprometerse con su comunidad. E invitó a los presentes a hacer lo mismo, empezando por replicar en las redes sociales la foto de Johana Chacón, la adolescente de 13 años que fue vista por última vez el 4 de septiembre de 2012.

El creador de Red Solidaria explicó que Johana Chacón es uno de los 115 chicos y chicas que sigue perdidos, según la organización Missing Children. Comentó que, si bien en Argentina el 90 por ciento de los niños y adolescentes que se pierden aparecen en los días posteriores, hay otros a los que se sigue buscando y de los que nada se sabe, como el caso de Sofía Herrera y de Johana Chacón.

Carr también aprovechó el momento para comentar que nacionalizarán la campaña para donar sangre, especialmente centrada en Tamara, una nena que necesita un trasplante de médula. El veterinario explicó que si 40 mil personas donan su sangre, seguramente entre ellas hay un donante compatible con la pequeña.

Los representantes de organizaciones sociales plantearon sus problemáticas, sus dudas y pidieron a Carr consejos sobre cómo lograr los cambios que necesitan en sus organizaciones. Él les recomendó unirse, organizarse y trabajar en red, además de tener siempre presente que las acciones solidarias son sólo para un momento, porque el objetivo final es la justicia social.