La Historia, arquitecta de una identidad social y personal

El 1.º de julio se celebró el Día del Historiador. Comentarios y reflexiones de profesores y alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras sobre la tarea del historiador.

La Historia, arquitecta de una identidad social y personal

Deán Gregorio Funes

Facultad de Filosofía y Letras

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Publicado el 03 DE JULIO DE 2015

El 1.º de julio es reconocido como el Día del Historiador. Así fue declarado por el Congreso de la Nación en marzo de 2002. La fecha remite al día en que el Primer Triunvirato ordenó, a través de un decreto de 1812, asentar por escrito los acontecimientos de la Revolución de Mayo, con la finalidad de “perpetuar la memoria de los héroes y las virtudes de los hijos de América del Sud, y a la época gloriosa de nuestra independencia civil”. La tarea recaería en el Deán Gregorio Funes, quien a partir de la documentación recuperada redactó el “Ensayo de la historia civil del Paraguay, Buenos Aires y Tucumán”.

La Dra. Eugenia Molina, docente de la carrera e investigadora de CONICET, compartió su reflexión: “Creo que ser investigador implica una responsabilidad de transferir a la sociedad las interpretaciones construidas sobre un hecho, un personaje o un proceso, pues quien realiza estas indagaciones y solo las guarda para sí quizá sea un erudito o un estudioso, pero no realmente un historiador”.

Agregó: “Este rol social del historiador es relevante en la medida en que, al permitir comprender eslabones de un proceso histórico, contribuye a comprender nudos problemáticos en la configuración de esas mismas sociedades, lo que hace precisamente a su identidad. Así, en este mismo sentido, los historiadores han tenido un papel fundamental en la definición de los elementos que distinguen a una sociedad de otra y la mantienen cohesionada, pero también en la de los argumentos esgrimidos por los movimientos que buscan modificar esa sociedad a partir de diversas impugnaciones a algunos de esos mismos aspectos que en algún momento la han mantenido cohesionada”.

A su vez la profesora Marité Salmaso,  dijo: “Yo elegí ser docente, ser profesora de historia, y estoy completamente segura de que la profesión también me eligió, ella nos alimenta y nosotros a ella. Entendí que la historia era mucho más que una mera sucesión de hechos y personas, entendí que por sobre todas las cosas era MAESTRA, así con mayúsculas. Maestra de vida, de emociones, de procesos de construcción y de destrucción. De la historia se aprende porque está llena de experiencia, de sabiduría, de errores y aciertos. Todo eso construye nuestro mundo, nos constituye como personas, nos hace tener identidad”.

Por su parte, alumnos avanzados del Profesorado y la Licenciatura en Historia reflexionaron sobre el rol que cumplirán. Virginia Paez comentó que el historiador trabaja con fuentes o huellas que han quedado del pasado para tratar de contar con la mayor veracidad posible lo que sucedió. Y agregó que es importante para la sociedad, porque el pasado forma parte de lo que somos hoy en día; es como conocer la historia de nuestra familia, da sentido a nuestras vidas.

Alexander Bordon Martínez recalcó la gran relevancia social que tiene, ya que la construcción del pasado va de la mano con el carácter moralizador que se quiera liderar por parte de un grupo o Estado. Por eso mismo, recalca un aspecto muy importante en todas las áreas de la vida y, muy especialmente, en este ámbito: la necesidad del carácter crítico, en este caso, por parte del historiador.

Por otro lado, Gabriel Vilanova compartió al respecto: “Ser historiador es el intento apasionado y comprometido por conocer el viaje de la humanidad donde principio y fin se unen, pasado y futuro se funden en la totalidad del tiempo que ocupa nuestra existencia; como una película donde se busca mediatamente la felicidad y, para poder encontrarla, es necesario buscar el nudo a ese desenlace. Es tratar de encontrar la identidad que cada uno lleva y la de su pueblo, identidad que nombra nuestro ser y nos confiere una misión. ¿Para qué sirve conocerse? Para no equivocar el sendero de la vida y para llegar a nuestra cima”.

La figura del historiador cumple una función fundamental para la sociedad. No se debe olvidar que existe la posibilidad de emprender un futuro mejor si, como sociedad, se evitan las equivocaciones cometidas y se fortifica todo aquello que ha ayudado a crecer. No hay que olvidarse de destacar, hoy en día, la importancia del juicio crítico, de la reflexión de lo que ya pasó y del análisis de lo que sucede actualmente. También hay que recalcar que la Historia confiere una Identidad como personas, como pueblo, como sociedad y que, en la medida en que se conozca nuestra Historia, nuestro pasado, se va a poder comprender el presente más profundamente y brindar un futuro mejor a todos los que vendrán.