Formas de autodefinición e identidad

Un diccionario de gentilicios de Mendoza

Formas de autodefinición e identidad

Facultad de Filosofía y Letras

El valor de la palabra

Suplementos

Vanesa Seno, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras

Publicado el 13 DE OCTUBRE DE 2015

Las comunidades encuentran en el lenguaje un modo de autodenominación con algo que marca su identidad. No solo la inmigración se constituye como indicador y marca de identidad, sino también otros aspectos que un grupo de pertenencia selecciona de su relación entre ellos, con otras comunidades, con lo religioso o con la naturaleza y que lo expresa a través de palabras. Por ejemplo, para mostrar el sentido de pertenencia y la identidad de un pueblo utiliza los gentilicios.

Los gentilicios son adjetivos derivados de nombres y pueden también funcionar como sustantivos. Denotan que algo es “relativo o perteneciente a” y, con sentido más específico, “procedente de algún lugar”, “natural de”.  Las distintas creencias relativas al origen de un gentilicio muchas veces se ven reflejadas en diferentes versiones que relatan los miembros de una comunidad acerca del origen del gentilicio. Responden a lo que el pueblo cree sobre el origen de su nombre, a lo que forma parte de su cultura. Funcionan como una marca de identidad cultural de esa comunidad.

A partir del proyecto del doctor Pedro Barcia de crear un Diccionario argentino de gentilicios, surge el interés por saber cómo cada uno se llama a sí mismo y cómo se lo llama. En ese marco, a cargo de la docente e investigadora Liliana Cubo de Severino, se confeccionó el Diccionario de gentilicios de Mendoza. Para ello se recogieron las formas que usa el pueblo para nombrarse, para identificar y llamar a los nativos de cada uno de los dieciocho departamentos que la conforman y de los diferentes distritos que integran los departamentos en la provincia de Mendoza, Argentina.
 

La inmigración y sus huellas

La presencia de inmigrantes que ayudaron a construir el país quedó reflejado en los gentilicios:

  • coloniano, coloniense (de los parajes Colonia francesa de San Rafael, Colonia alemana de Las Heras y Colonia italiana de Lavalle).
  • giagnonino (por el Ingeniero Giagnoni de Junín), bowense (por el ingeniero que participó en la construcción del ferrocarril).
     

Otros gentilicios, otras relaciones

Existen gentilicios a partir de nombres geográficos y topográficos que reflejan la relación de la comunidad con la naturaleza, surgidos de palabras en lenguas indígenas con las que los pueblos originarios nombraban el mundo que los rodeaba, que consideraban sagrado, ya que le atribuían poderes que exigían rituales. Estos reflejan una cultura que reconoce que viven en zonas montañosas, tierras de temblores y terremotos y en un territorio desértico en el que solo los oasis son habitables por la presencia del agua:

  • cuyano: deriva de "cuyum", que en huarpe significa tierra arenosa, tierra sedienta;
  • guaymallino: en huarpe significa “tierra de ciénagas, vegas o bañados”;
  • tunuyanino: en  lengua araucana significa tierra que se mueve, que trepida, que tiembla, es decir, tierra de temblores;
  • tupungatino: según algunos autores deriva de "temongacu", en lengua huarpe, que significa observatorio de cóndores, mirador de las estrellas, por la altura;
  • otros gentilicios que reflejan la relación con la naturaleza, ya en español, son aquellos que se refieren a distintos tipos de árboles, aspecto simbólico en un territorio como Mendoza, desértico, en el que solo en los oasis existe agua y por lo tanto vegetación. Encontramos, por ejemplo, gentilicios derivados de topónimos tales como sauceño y saucino (de El Sauce, en Guaymallén y Tunuyán), cañense (de Las Cañas, Guaymallén), algarrobino, algarrobense  y algarrobeño (de Algarrobo Grande de Junín, El algarrobal de Las Heras y  El Algarrobo de Tunuyán).

Por otra parte, los apodos por parecidos con características de animales de la zona, las relaciones al organizarse, tales como su ocupación laboral y la oposición ciudad/campo, las relaciones con otras comunidades, especialmente con países vecinos como Bolivia:

  • aparecen como motes o apodos colectivos, términos como perros a los naturales de Gutiérrez, Maipú, que reflejan, en tono humorístico y de doble sentido, la forma de valorar el comportamiento de los demás; en este caso, relacionado con la forma torpe de jugar al fútbol;
  • muchos se refieren a la ocupación laboral: ladrilleros en El Algarrobal, El Borbollón y El Plumerillo de Las Heras; meloneros en Lavalle; membrilleros, ajeros, manzaneros y chacareros en San Carlos y en San Martín; jarilleros en Palmira; bodegueros  o tombinos, nombre de la bodega Tomba y equipo de fútbol en Godoy Cruz;
  • también se utilizan nombres que aluden a enfermedades, como cotudos en Godoy Cruz y locos en El Sauce, y a la afiliación política, como peronchos (por peronistas) en El Algarrobal;
  • algunos pseudogentilicios, como boli o bolitas por alusión a los bolivianos, reflejan la relación de la comunidad con otras comunidades y pueden aparecen como discriminatorios, si bien la mayoría de los encuestados que los mencionaron negaron su valor despectivo, al igual que al referirse al color de la piel o a la actividad rural: lasherindios (en Las Heras), tostaditos o quemaditos (en Vista Flores, Tunuyán), terrosos o campesinos (en Colonia Las Rosas, Tunuyán).

Por Vanesa Seno, becaria de Prensa de la Facultad de Filosofía y Letras