Informe de la UCA: la pobreza multidimensional llegó en 2019 al 37,5%

El índice incorpora tanto la pobreza por ingresos como la condición de ser pobre en al menos una de las dimensiones de alimentación, vivienda, salud, educación, trabajo y servicios básicos.

Informe de la UCA: la pobreza multidimensional llegó en 2019 al 37,5%

Foto: archivo Unidiversidad

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Unidiversidad / Fuente: Clarín

Publicado el 26 DE FEBRERO DE 2020

El 37,5 % de la población urbana es pobre. No solamente lo es porque no tiene ingresos que le permitan comprar los alimentos y demás productos y servicios de una canasta básica –según el valor que fijaba el Indec a fines de 2019–, sino porque tiene al menos una carencia en 6 indicadores básicos como alimentación, vivienda, salud, educación, trabajo y servicios básicos.

Se trata de un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), que mide la pobreza multidimensional, es decir, la situación de ingresos de los hogares, pero también las condiciones en que se encuentran en cuanto al cumplimiento efectivo de una serie de aspectos asociados a derechos. Los datos son del período julio, agosto, septiembre y octubre de 2019, los que se comparan históricamente con la serie desde 2010. En rigor, es la cifra más alta desde ese año.

Los nuevos valores implican un crecimiento de 6,1 puntos en el índice de pobreza multidimensional respecto de 2018, cuando se encontraba en el 31,4 %, y representa una suba de casi 8 puntos desde 2010, cuando estaba en el 29,7 %.

El informe, titulado “La pobreza más allá de los ingresos. Informe sobre pobreza multidimensional 2010-2019”, presenta nuevos datos obtenidos a partir de una novedosa y completa metodología de medición, que registra la situación de los ingresos de los hogares así como sus condiciones frente a derechos tales como el acceso a la alimentación y la salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente, educación, empleo y seguridad social, informó Télam.

Así, según el relevamiento realizado entre 2010 y 2019, la cifra de pobreza multidimensional fue variando de la siguiente manera: 29,7 al inicio de la serie; 24,8 en 2011; 24,4 en 2012; 25,5 en 2013; 26,5 en 2014; 27,2 en 2015; 29,2 en 2016; 26,7 en 2017; 31,4 en 2018 y 37,5 en 2019. Esta medición no es similar a la del Indec, que califica como indigentes o pobres a los hogares y las personas que no tienen ingresos suficientes para adquirir una canasta de alimentos o básica total.

El Observatorio, el año pasado, había publicado que en 2019 la pobreza por ingresos en las personas había sido del 40,8 % (el año anterior había sido del 33,6 %). No debe confundirse ese valor con la medición multidimensional. En diálogo con Clarín, Agustín Salvia, director del ODSA, explicó que esta última incorpora tanto la pobreza por ingresos como la condición de ser pobre en al menos una de las 6 dimensiones.

“Porcentualmente es menor una que la otra justamente porque es una intersección, tiene que cumplir las dos condiciones. El aumento que ha experimentado la pobreza multidimensional en los últimos años está fuertemente afectada por la pobreza por ingresos, mientras que los otros indicadores, si bien son dispares, tienden en promedio a disminuir lentamente tanto en la primera etapa del gobierno kirchnerista como en el período del gobierno macrista”, explicó Salvia.

“Lo más sustancial del informe no es solo esta medida sintética, que muestra cuántos son pobres por ingresos y al mismo tiempo por otra dimensión, sino su evolución en el tiempo. El informe examina cada una de las dimensiones y, dentro de ellas, sus distintos comportamientos, donde hay progresos importantes en materia de vivienda, hábitat y servicios, así como hay deterioros en materia de trabajo, seguridad social y salud”, agregó.

El informe revela una tendencia dispar en la que, por una parte, se observan en la década mejoras sustanciales en el acceso a una vivienda digna y a un medio ambiente saludable, pero, por otra parte, se manifiesta un deterioro, claramente marcado a partir de 2016, en las dimensiones alimentación y salud, y en el acceso al empleo y la seguridad social, “aspectos más ligados de manera más directa a los ciclos económicos”, se precisó en el resumen ejecutivo.

En cuanto a la pobreza estructural (definida como tres o más carencias), el informe señala que “asume una tendencia decreciente tras 2010, permaneciendo en niveles cercanos al 16 % hasta 2015. A partir de 2016, comienza una etapa en que experimentó un incremento sostenido (con la excepción de 2017)”, llegando a su nivel más alto en 2019, del 21 %.

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