Mientras seguimos buscando a Johana, la justicia no avanza

La investigación por la desaparición de Johana Chacón no tiene avances. En forma paralela, la Justicia Federal abrió una nueva pesquisa, cuya hipótesis principal es la trata de personas. El sábado 6 de septiembre se realizará un encuentro por la solidaridad y la justicia en la Plaza Independencia, para pedir por la aparición con vida de la adolescente que fue vista por última vez el 4 se septiembre de 2012 y de Soledad Olivera, que desapareció un año antes.

Mientras seguimos buscando a Johana, la justicia no avanza

Foto: Archivo/Axel Lloret

Sociedad

Johana Chacón

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 13 DE AGOSTO DE 2014

 

 

 

 

     

 

A dos años de la desaparición de la adolescente lavallina Johana Chacón, la investigación judicial no muestra avances que permitan determinar qué le pasó a la chica de 13 años. En forma paralela, la Justicia Federal inició una nueva pesquisa, cuya hipótesis principal es que la joven pudo ser captada por una red de trata de personas.

 

Las maestras de la escuela Virgen del Rosario y los integrantes de la comunidad de Tres de Mayo recordarán a la adolescente a dos años de su desaparición, pintando un nuevo signo de interrogación en el mural ubicado cerca del edificio de la Municipalidad de Lavalle. A esto se sumará un encuentro por la solidaridad y la justicia, que se realizará el sábado 6 de septiembre desde las 15.00 en la Plaza Independencia y en el que participarán artistas locales.

 

La directora de la escuela Virgen del Rosario, Silvia Minoli, explicó que la intención del encuentro es pedir por todas las chicas desaparecidas en el país, y visibilizar y darle voz a quienes hoy no la tienen.

 

 

Dos desapariciones

 

Johana Chacón fue vista por última vez el 4 de septiembre de 2012, cuando descendió del micro que la llevó desde la escuela Virgen del Rosario hasta la finca de la familia Curallanca, donde vivía con sus tres hermanos y su hermana, desde que su padre Bernardo Chacón accedió a que se quedaran en la casa de ese vecino.

 

Al día siguiente, la directora de la escuela, Silvia Minoli, se enteró de que la joven había desaparecido, se movilizó e hicieron la denuncia. Pocas horas después supo que un año antes había desaparecido Soledad Olivera, una joven de 33 años cuyos tres hijos también asistirían al colegio.

 

Por este último caso, la Suprema Corte de Justicia solicitó el jury contra el titular de la Unidad Fiscal Las Heras-Lavalle, Darío Nora, por presunto mal desempeño en la investigación luego de las primeras horas de la desaparición. Pero los mismos miembros del tribunal votaron por unanimidad desestimar la acusación.

 

La directora de la escuela, junto a la comunidad, levantó la voz para buscar a las jóvenes. Desde ese momento organizaron marchas y visibilizaron el tema para que nadie se olvidara de ellas.

 

La investigación por ambas desapariciones quedó en manos del fiscal de delitos complejos, Santiago Garay, quien fue criticado desde diversos sectores por seguir una hipótesis de homicidio y no de trata de personas. Según fuentes judiciales, Garay cree que no existe ningún indicio cierto para investigar la desaparición como un caso de trata. 

 

Hoy la investigación no muestra demasiados avances, pese a los rastrillajes que se hicieron en la finca donde vivía la joven y los allanamientos realizados en distintos lugares donde dijeron haber visto a la adolescente.

 

Las maestras de la escuela, integrantes de organizaciones y el representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Fernando Peñaloza, presentaron un escrito con 300 firmas ante la Justicia Federal de Mendoza para que se inicie una investigación con la hipótesis de trata de personas. El mismo fue aceptado y quedó en manos del fiscal Fernando Alcaraz, quien pidió copia del expediente y dio intervención a la Procuraduría para el Combate de la Trata y Explotación de Personas (Protex).

 

Peñaloza explicó a Edición UNCUYO que es un avance que la Justicia Federal siga la línea de investigación de la trata de personas y comentó que el fiscal ya está tomando testimoniales.

 

 

Luque, la conexión

 

En la causa por la desaparición de Soledad Olivera, que fue vista por última vez el 18 de noviembre del 2011, sí hubo avances, especialmente la detención e imputación en agosto del 2013 de Mariano Luque por privación ilegítima de la libertad. 

 

La investigación liderada por Garay determinó que Mariano Luque tenía relación con Soledad Olivera, lo que quedó demostrado a través de las numerosas comunicaciones que tuvieron a través de los celulares de ambos. Incluso, Soledad comentó el día de su desaparición que se iba a encontrar con Luque.

 

Según fuentes allegadas a Garay, la etapa de instrucción de la causa concluiría y en breve pedirá la elevación a juicio del caso. Además, el fiscal está convencido de la conexión que existe entre la desaparición de Olivera y de Chacón, y esa conexión es Luque, al que las dos jóvenes conocían.

 

Luque es el hijastro de Luis Curallanca, el hombre que albergó en su casa a los cinco hermanos Chacón con la anuencia de su padre, Bernardo Chacón. Además, al momento de la desaparición de Johana Luque era la pareja de Beatriz, hermana de la joven desaparecida.

 

Según fuentes cercanas a la investigación, Garay está convencido de que la conexión que existe entre ambas desapariciones es Luque. A través de las comunicaciones telefónicas quedó probado que el hijastro de Curallanca conocía a Soledad Olivera y tenía una relación con ella, y al mismo tiempo vivía en la misma casa de Johana, lugar al que llegó la joven el día de su desaparición.

 

 

Extrema vulnerabilidad

 

Las autoridades y las maestras de la escuela Virgen del Rosario se encargaron desde el momento de la desaparición de Johana de que nadie se olvidara de su cara. Tomaron esta decisión por un compromiso personal, pero también porque la adolescente tenía un entorno familiar difícil.

 

La mamá de Johana y de sus cuatro hermanos, Mirta Ruiz, se fue a vivir a Tunuyán cuando eran pequeños, por lo que quedaron a cargo de su padre, Bernardo Chacón. Como el hombre no podía hacerse cargo de ellos, un vecino conocido en la zona, Luis Curallanca, comenzó a recibirlos en su casa y de a poco se fueron instalando en su finca en Lavalle.

 

Aunque Bernardo Chacón autorizó a sus hijos a ir a comer primero y luego a quedarse en la casa de los Curallanca, la situación era irregular judicialmente hablando, ya que no existía ninguna orden de la Justicia de Familia para que los chicos estuvieran a cargo del vecino.

 

Luego de la detención e imputación de Luque, hijastro de Curallanca, los hermanos de Johana dejaron la finca. Los más chicos se fueron a vivir con el padre, aunque poco después la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) decidió tenerlos bajo su cuidado luego de recibir una denuncia de maltratos por parte del padre.

 

El 4 de septiembre se cumplirán dos años de la desaparición de Johana Chacón y la investigación judicial aún no muestra resultados que determinen qué le pasó a adolescente. Por eso, las maestras y la comunidad seguirán pidiendo la aparición con vida de la joven y de Soledad Olivera, que desapareció un año antes.

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