Juntos a la par

Inclusión sociocultural.

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Proyecto “Contarte” de la Facultad de Educación Elemental y Especial (sexta Convocatoria de los Proyectos Mauricio López). Directora: Andrea Suraci.

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Cristina Manent, Profesora de Sordos, Terapeuta del Lenguaje y Especialista en Docencia Universitaria

Publicado el 06 DE SEPTIEMBRE DE 2016

Durante muchos años, la educación de las personas sordas ha sido un tema de debate entre especialistas y maestros. Los modelos educativos que se han implementado con los alumnos sordos han tenido diversos enfoques, en ocasiones más centrados en la rehabilitación, en la adquisición de la lengua oral y la lengua escrita o en el aprendizaje de la lengua de señas.

Sin embargo, estudios nacionales e internacionales demuestran que la educación para alumnos sordos desde un enfoque sociocultural representa la mejor alternativa para asegurar una educación de calidad para las personas sordas. En este contexto, una educación en y para la diversidad incluye el derecho de las personas sordas a hablar su lengua primera y a recibir una educación bilingüe para favorecer la adquisición de una segunda lengua.

La educación para los alumnos sordos debe brindarles oportunidades de acceso, permanencia, aprendizaje y participación dentro de las escuelas, además de favorecer condiciones para la convivencia entre los alumnos. Para responder a este desafío es recomendable tener más de un alumno sordo en una escuela y en un aula, buscar la participación de docentes, intérpretes y adultos sordos que empleen la lengua de señas para lograr el aprendizaje del español escrito y, cuando existan las condiciones, también la lengua oral, además de contribuir con la implementación del currículo nacional y transmitir la cultura de la comunidad de personas sordas.

Según Ana Belén Domínguez (2009), “la cuestión no está en discutir si es más indicado que estos alumnos se escolaricen en centros de integración o en centros especiales sino, más bien, sobre cuáles son las características que debe tener un determinado centro, sea éste ordinario o específico, para responder adecuadamente al reto educativo que plantean estos alumnos, extrayendo las ventajas de cada uno de los contextos”.

Como señala la autora, esto significa establecer el necesario equilibrio entre lo que debe ser compartido por el conjunto de alumnos que aprenden y las especificidades que requiere la enseñanza del alumnado sordo, por ejemplo:

  • brindar el currículum ordinario, con las adaptaciones que sean precisas;
  • posibilitar que el alumno sordo comprenda y participe de las situaciones de aula, para lo cual muchas veces será preciso emplear la lengua de señas;
  • propiciar situaciones que posibiliten el aprendizaje de la lengua oral y escrita de su entorno, con los recursos tanto personales como materiales que necesiten, y
  • ofrecer situaciones que favorezcan el establecimiento de relaciones de amistad con otros compañeros sordos y oyentes, ayudando a los alumnos a crecer en un entorno bicultural.

 

Por Cristina Manent, profesora de Sordos, terapeuta del Lenguaje y especialista en Docencia Universitaria. Se desempeña como profesora en el Profesorado de Educación para Personas Sordas y de la Tecnicatura en Interpretación en Lengua de Señas, y está a cargo del Taller de Educación Integrada que se dicta en la Facultad de Educación Elemental y Especial.

Ingreso a la carrera en Lengua de Señas Argentina

Ingreso a la carrera en Lengua de Señas Argentina

De la Facultad de Educación Elemental y Especial de la UNCUYO en Lengua de Señas Argentina.