Justicia para Angelelli, el cura que optó por los pobres

A 38 años de su asesinato, el mismo tiempo que duró la investigación judicial, La Rioja y el país hallaron justicia por el crimen del cura tercermundista. Los represores Luciano Benjamín Menéndez  y Luis Fernando Estrella fueron condenados a cadena perpetua, cárcel común e inhabilitación absoluta. Lo inédito es que continuará la investigación acerca de la complicidad civil que presentó el caso. 

Justicia para Angelelli, el cura que optó por los pobres

Foto: Ismael Fuentes Navarro para INFOJUS Noticias

Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 05 DE JULIO DE 2014


Tal como estaba anunciado, la sentencia para los asesinos del obispo Enrique Angelelli fue leída por el Tribunal Oral Federal de La Rioja este viernes pasadas las 15.30. La sede del Correo Central, ubicada en la capital riojana, ofició de sala de audiencias durante el juicio oral que duró nueve meses. 

Allí celebraron el veredicto centenares de ciudadanos, acompañados por los organismos de derechos humanos que en la noche previa organizaron una marcha de antorchas a modo de vigilia y en recuerdo de la figura del obispo que supo estar al servicio de peones rurales, marginados y víctimas del genocidio en plena dictadura cívico-militar. Así, la memoria del cura tercermundista fue reivindicada a través de símbolos populares como la wiphala y pancartas con su rostro en las que se reclamaba “Justicia”.

En su fallo, los jueces José Camilo Nicolás Quiroga Uriburu, Carlos Julio Lascano y Juan Carlos Reynaga consideraron al exgeneral Menéndez, quien era jefe del III Cuerpo de Ejército, y al excomodoro Estrella, conductor en La Rioja de la Fuerza Aérea, autores mediatos del asesinato de Angelelli. Además, Arturo Pinto, quien estuvo con el cura en el momento de su muerte, fue responsabilizado por tentativa de homicidio. 

A Estrella también se lo encontró culpable del delito de asociación ilícita agravada en grado de organizador. El Tribunal entendió que los hechos fueron consecuencia de “una acción premeditada y planificada en el marco del terrorismo de Estado y por lo tanto son delitos de lesa humanidad, imprescriptibles e inamnistiables”, según informa un cable de Télam.

En sus últimas palabras frente a los magistrados que lo juzgaron, Menéndez eludió responsabilidades e insistió en que la muerte de Angelelli fue producto de un accidente vehicular. Estrella se pronunció en el mismo sentido.

El Tribunal además ordenó al fiscal federal que entiende en la causa la investigación “por posible comisión de delitos a tres civiles y cuatro militares que integraban la denominada Cruzada de la Fe”, en el marco dictatorial riojano. Fue durante los alegatos cuando los abogados querellantes se refirieron a la participación de civiles “en los actos preparatorios del homicidio de Angelelli”, para solicitar que se abrieran nuevas causas en las que se pudiera investigar la pata civil del crimen.

Un dato relevante es el que indica que en los últimos días, el Vaticano resolvió aportar datos centrales para el proceso judicial. Fue el cuando el papa Francisco envió dos documentos secretos que resultaron un significativo aporte a la causa. Entre el material que recibió el TOF riojano se hallaba una carta escrita de puño y letra por Angelelli y dirigida al entonces nuncio apostólico Pío Laghi. En ella pedía ayuda por encontrarse amenazado. El otro documento  relata en detalles el homicidio de dos curas cercanos al obispo: Gabriel Longueville y Carlos Murias. Ambos fueron asesinados 20 días antes que Angelelli, el 18 de julio de 1976.

En sus misivas al nuncio Laghi, el “padre Pelado” –como se llamaba popularmente a Angelleli– menciona a un hermano del expresidente Carlos Menem, Amado, y dos sobrinos, César y Manuel. El cura advertía sobre las relaciones cercanas que estos mantenían por aquella época con el Jefe del Batallón de Ingenieros de Construcciones 141, el ya fallecido excoronel Osvaldo Héctor Pérez Battaglia.


Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 cuando el vehículo en que viajaba junto a su par Pinto sufrió un vuelco provocado por otro vehículo en la ruta, cerca de la localidad de Punta de Los Llanos, cuando retornaba desde Chamical hacia la capital provincial. Desde ese momento se intentó instalar la versión oficial de que se había tratado de un mero accidente vial.

Sin embargo, los 38 años de investigación judicial que tomó el caso confirmaron que fue un crimen de lesa humanidad. El obispo de los pobres era perseguido por la cúpula dictatorial debido a que confrontaba con la jerarquía eclesiástica, por considerar que era ajena a los intereses del pueblo y que convivía de manera complaciente en el contexto del terrorismo de Estado.

Angelelli, nacido el 17 de julio de 1923 en Córdoba, tuvo una formación religiosa de la mano de obreros, campesinos y marginados. En la década de los 60 decidió guiarse por los dictados del Concilio Vaticano II, que representaba la opción por los pobres. Una de sus máximas, que se popularizaron como parte de su legado, fue: “Con un oído en el evangelio y el otro en el corazón del pueblo”.

El portal Edu.Ar reseña que, meses antes de que Angelelli fuera nombrado obispo de la Rioja, había tenido lugar el Primer Encuentro Nacional de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Aunque Monseñor Angelelli no participó del encuentro, fue uno de los obispos que le dio mayor apoyo al movimiento; esta decisión lo convirtió en blanco de los ataques de la jerarquía episcopal conservadora.
Su crimen ha sido catalogado a nivel regional como uno de los asesinatos políticos más alarmantes de la historia reciente en los que haya tenido participación la Iglesia católica.

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