La crisis y las expresiones de deseo

El economista heterodoxo Santiago Fraschina integra el Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (GEENaP), de fuerte impronta en el debate y la profundización en materia de políticas económicas llevadas a cabo por el kirchnerismo. Bajo la consigna “Los desafíos del modelo económico nacional”, el especialista realizó una serie de presentaciones en Mendoza, articuladas por Unidos y Organizados y agrupaciones como La Cámpora y Kolina, para entender la crítica situación económica y financiera internacional, y el golpe de mercado que se cierne sobre el contexto nacional. Edición UNCUYO reproduce a continuación los principales ejes que el economista trazó el 6 de febrero en el Centro de Congresos y Exposiciones.

La crisis y las expresiones de deseo

Imagen Ilustrativa

Sociedad

Unidiversidad

Sebastián Moro

Publicado el 13 DE FEBRERO DE 2014


Elocuente, claro y contundente, Fraschina entusiasmó desde el comienzo a las decenas de militantes que durante casi dos horas abarrotaron la sala de exposición. De entrada arremetió contra uno de los actuales factores de desestabilización: “El argentino tiene una creatividad muy grande. Hemos inventado el dulce de leche, la birome, el colectivo, la picana, el peronismo, y ahora algo nuevo que nos trae dolores de cabeza: las silobolsas con certificados ISO, un invento argentino. Esto permite mantener los granos guardados durante años y sin costos. La creación de las silobolsas les permite a los sectores agroexportadores un mayor margen para especular y extorsionar. Lo que dicen es: ´Yo liquido las exportaciones, pero eliminame las retenciones y subime el tipo de cambio´.
 
“La restricción externa no es otra cosa que la falta de dólares. Argentina hoy no está en restricción externa pero puede estarlo. Fue Perón en 1952 el primero en sufrir una fuerte restricción externa, tras lanzar el segundo plan quinquenal y experimentar una de las peores sequías de nuestra historia. Esto no es nuevo, es histórico y para nada exclusivo de la economía argentina. El único país que no tiene restricción externa es Estados Unidos, por su potestad para imprimir dólares. Cuando la economía norteamericana tiene problemas en su balanza comercial los resuelve emitiendo a través de la Reserva Federal. Desde la década del sesenta, Estados Unidos tiene déficit comercial, es decir, importa más de lo que exporta. ¿Le importa eso a Estados Unidos? No, porque lo financia con emisión monetaria. Y el mundo demanda dólares porque todas las reservas de todos los bancos centrales de todos los países del mundo están en dólares. Hasta las reservas de China, único país que se erige como competidor, están en dólares. Estado Unidos es el país que produce más bienes y servicios, sin embargo su consumo es mayor a la producción. Esa diferencia se financia con importaciones que se pagan en dólares que son emisión monetaria. Esto, hasta que el dólar deje de ser la moneda internacional. Mientras tanto, el resto de los países tenemos que resolver el problema de la restricción del dólar”.

El economista enumeró y desplegó los motivos por los cuales la economía argentina tiene necesidad de dólares: “Para importar maquinarias. Si una industria textil quiere producir más, necesita importar otra máquina que no se produce en Argentina. Porque eso todavía no se industrializa acá, entonces hay que comprarlo afuera y pagarlo en dólares. Hay otros productos muy importantes que el argentino consume y no se producen; por ejemplo, los medicamentos. Para pagar deuda también necesitamos dólares. El desendeudamiento externo que atravesamos gracias a Néstor y Cristina no es gratis, se paga en dólares. Para la energía también necesitamos dólares, hoy importamos más energía de la que producimos. Para el argentino que se va y compra en el extranjero también se necesitan dólares. A todos esos dólares que no imprimimos los tenemos que generar. Una de esas formas de generarlos es la exportación. La otra manera, como lo hicieron Menem y De la Rúa, es con financiamiento externo, es decir tomar deuda. Esa forma de financiar la restricción externa explota, es lo que sucedió en 2002. Nosotros no financiamos la restricción con endeudamiento externo. Eso no quiere decir que toda deuda esté mal. No es lo mismo tomar deuda para financiar una represa que tarde o temprano me va a generar energía y por lo tanto me va a ahorrar dólares que endeudarnos como en los 90 para que el argentino viaje al extranjero, con lo cual ni genero ni ahorro dólares”.

La amasandería económica

“El de la restricción externa es un modelo que genera necesidad de dólares en el que, además, la oferta de esos dólares es cada vez más restringida por la crisis mundial. El sector sojero exportador sabe que genera esos dólares. Y desde ahí, a través de los medios de comunicación concentrados, quieren instalar la idea de que el gobierno está ajustando, que quiere instalar políticas de derecha, que pasó de ser heterodoxo a ortodoxo, que está buscando una salida ordenada. Esta no es la realidad, esa es una expresión de deseo. Hay mucho sectores que apuestan a que el gobierno ajuste y el gobierno está haciendo todo lo contrario, de allí tres medidas recientes lanzadas por la presidenta: el plan PROGRESAR, los aumentos jubilatorios y de las asignaciones escolares, están muy lejos de un ajuste. Lo que pasa es que estos sectores quieren que el ajuste lo haga el gobierno de Cristina”.

Dueño de un estilo completamente pedagógico, locuaz y desenfadado, Fraschina en todo momento hace participar al público, lo ayuda a pensar, a cuestionar y a proponer. En esa dirección dijo: “Hagamos un ejercicio: ganan Massa o Cobos para el 2016. Y empiezan a poner a sus economistas: Melconián, Vaquié, Sturzenegger, de nuevo a Pignanelli como presidente del Banco Central. Hacen la política que ellos representan, la política de derecha. Primera medida: apertura comercial, ¿qué es esto de proteger al mercado interno y a la industria? Entonces vienen productos baratos del extranjero, la industria nacional quiebra, el desempleo sube. Otra: dicen: ´Volvamos como hizo Menem´ y congelemos las paritarias, y se acaban los aumentos salariales para los trabajadores. ´Queremos tener salarios como en Bangladesh, bajos y en dólares´, como quiere Techint. Más, se baja la ley de movilidad jubilatoria, que garantiza dos aumentos por año, y vuelta a las AFJP. Otra: basta de Asignación Universal por Hijo, porque, ´¿Viste?, le diste un ingreso a los sectores populares y los sectores populares, ¿qué quieren hacer? Consumir. Están relocos, basta, no más asignaciones. ¿Qué es esto de PROCREAR? ¿Que vayan a un Banco, saquen un crédito y le saquen la cabeza al Banco? Basta, se acabó el PROCREAR para la gente y el PROGRESAR mucho más, si progresar no es nuestra idea´. Los resultados sociales son desempleo, pobreza, indigencia, concentración del ingreso. La gente nota eso en el corto plazo”.


“El problema es que hay un sector de la derecha que es muy inteligente. Que sabe que para aplicar su plan sin tensión social, no necesita que el kirchnerismo termine, necesita que el kirchnerismo termine mal. Son inteligentes porque si logran que Cristina ajuste, que vayamos hacia una crisis hiperinflacionaria, con saqueos y desestabilización para generar su salida anticipada, y pulverizar su gobierno, pueden aplicar el plan de derecha sin tensión social porque van a decir: ´Che, ¿viste lo que hicieron los negros populistas? Nos quemaron´. Entonces viene la amasandería económica y la gente se la aguanta porque dice: ´Peor estábamos en la crisis inflacionaria generada por el populismo´. Esto se llama golpe de mercado. A Alfonsín le hicieron algo parecido: le pulverizaron el gobierno con una fenomenal corrida cambiaria de parte de los acreedores externos, no de los sectores agropecuarios, se precipitó su salida y vino la derecha, la racionalidad económica por la cual la gente se bancó que hubiera desempleo e indigencia en el corto y mediano plazo. Esos sectores saben que para aplicar hoy políticas de derechas sin tensión social lo único que necesitan es pulverizar al gobierno de Cristina. Y lo intentan tensando sobre la restricción externa, que es la tensión del desarrollo. Pero no lo van a lograr porque este gobierno no tiene las mismas condiciones socioeconómicas que las del gobierno de Alfonsín.

La derecha resuelve esa tensión enfriando la economía, es decir, dejando de crecer. Y si dejás de crecer, dejás de consumir. Si dejás de consumir, la industria no produce. Si los argentinos dejan de consumir y la industria no produce, la economía se derrumba. Entonces, en un año resolvés la restricción externa pero explota el desempleo. Y la decisión de Cristina es seguir creciendo sin ajustar, seguir estimulando el consumo y la producción, porque el principal objetivo del gobierno nacional es generar trabajo”.


La tensión del desarrollo

Fraschina hizo un análisis del proceso de industrialización de la economía argentina como pilar del modelo económico, y de cómo eso genera restricción por el crecimiento del Producto Bruto Interno. También desmitificó que los empresarios locales no realicen inversiones, ya que esa inversión se da por la importación de bienes de capital, es decir, máquinas para un mayor desarrollo industrial. Citó como agravante que la desindustrialización que durante más de 30 años soportó el país lo primero que desmontó fuera la industria nacional de maquinaria y tecnología: “En los 90, para fabricar un buzo tenías que comprar la materia prima afuera. Hoy lo hacés acá, pero tenés que invertir en máquinas. Es un cambio en la composición de la importación. Ese cambio genera necesidad de dólares. Todo esto es bueno para el país, el problema es que la oligarquía no quiere financiarlo. Si la oligarquía no quiere más crecimiento ni industrialización, ¿por qué querrían poner los dólares para financiarlo? Este es el debate histórico de la Argentina y fue Perón el que dio este debate fuerte contra ese sector. Ni en broma la oligarquía quiso financiar el modelo económico peronista. Hoy tampoco lo quiere hacer. Por eso quieren derribar el modelo”.

Respecto al déficit de la energía desde 2011, lo señaló como un problema: “Este sector, que antes generaba dólares, ahora los demanda. Esto se explica por la creciente industrialización y por los altísimos niveles de desarrollo sostenidos durante años, con su consecuencia en los ingresos y el mayor consumo, y porque Repsol, la primera empresa energética, no invertía en el país sino que remitía sus utilidades al extranjero. Hoy la energía demanda dólares. Fue una medida estratégica la estatización de YPF para el abastecimiento energético, y la decisión de invertir en su producción”. Destacó a continuación la importancia del yacimiento de Vaca Muerta, y que “si YPF sigue siendo del Estado, vamos a lograr no depender de los dólares de la oligarquía”. Como corolario del abierto enfrentamiento de los sectores contrarios a la economía nacional señaló un artículo de Clarín, según el cual “hasta la abundancia de dólares también es un problema”.

Otros agravantes para la restricción externa desmenuzados por el economista fueron el actual déficit turístico y la compra de productos baratos en el extranjero. Además, entiende el pago de deuda externa realizado por el kirchnerismo como un “abismal desendeudamiento que redujo su peso en el PBI del 95.3 al 13 por ciento, con una reestructuración aceptada por una quita de 66 mil millones de dólares”. Respecto de la crisis financiera internacional se refirió a la situación de los principales socios comerciales del país: “Brasil casi no crece, China lo hace a tasas inferiores, la Eurozona se cae y Estados Unidos no sale de la recesión. El mundo está estancado y el comercio exterior, hundido. El problema es que la crisis está en los países desarrollados y que, como siempre, quieren trasladarla para que la paguen los trabajadores de los países en desarrollo. Esto se hace a través de la caída de las demandas internas y con los excedentes de mercancías que no pueden vender e intentan colocar aquí, con el consiguiente desplome de la industria nacional. Entonces, el crecimiento y la política económica argentina no han sido viento de cola de la crisis mundial, si no que es viento de frente a esa crisis”.


Viento de frente

Otro de los datos aportados por el economista y que causó estupor en el auditorio fue el de la tenencia de dólares (declarados) per cápita: Argentina es el primero del mundo, lo que significa que “la cabeza del argentino está dolarizada por la historia, sufrió el Rodrigazo, la crisis inflacionaria, la pesificación. Cuando el argentino gana más, lo ahorra en dólares, y esto es un problema. Son seis veces más los dólares fugados o no declarados que lo que tenemos en reservas: 180 mil millones en cajas fuertes, en el extranjero o abajo del colchón. En este contexto aparece el sector agroexportador que no liquida las ventas, especulando y extorsionando”. Las medidas del gobierno, con una devaluación mínima y el desplome de la demanda sin caída del precio del dólar ilegal, “demostraron que no es dólar libre ni está fijado sobre la oferta y la demanda, si no que es la expresión de deseo de sectores que quieren el dólar a 13 pesos”.
 
“A su vez, desde 2007, el gobierno ha sufrido siete corridas bancarias con un promedio de 3.500 millones de dólares cada una. Una corrida es cuando los tipos salen a buscar dólares para generar su interés y torcerle el brazo al Estado. Eso cuesta dólares. El agotamiento de las reservas lleva al ajuste y a mayor devaluación, que es lo que sucedió en 2002 y es lo que quieren repetir hoy: vaciar las reservas y llevarnos a 2002. Ese es el plan de la derecha: megadevaluación, quita de subsidios, tarifazos, ajuste fiscal, congelamiento del salario nominal de los trabajadores, desregulación de los precios fijados en libertad por los empresarios. Dicen: ´Basta de PROCREAR, de hacer escuelas, de inversión pública, fin de las paritarias´. Incluso sectores como los corralones de la construcción, que no tienen un solo componente en dólares, lo trasladan todo a pesos. Es decir, tienen la facturación y la ganancia dolarizada y el principal de los insumos en pesos, o sea, el salario de los trabajadores. Entonces, al enfriar la economía pulverizás el poder de consumo de los trabajadores: cuanto menor ese consumo, mejor para los sectores exportadores, porque se llenan de plata exportando. Encima piden eliminación de las retenciones a los productos agropecuarios y venta total al exterior, con lo que generan desabastecimiento del mercado interno y mayor inflación. Eso es el modelo agroindustrial exportador: producir solamente para el mercado externo, con el salario y el consumo de los argentinos lo más bajos posible, con la desaparición de la industria y la suba del desempleo.

Como propuestas de cierre y ante las múltiples consultas del público, Fraschina explicó las recientes medidas del Poder Ejecutivo Nacional y la profundización de respuestas heterodoxas a la crisis y la extorsión, tales como:

“Regulación cambiaria. El objetivo de ellos es que se desregule el cepo para que todos los argentinos salgan a comprar dólares y se pulvericen las reservas hasta que el gobierno tenga que llevar el dólar a 13 pesos”.

“Administración de precios. Todo lo contrario a la desregulación, precios cuidados y alerta temprana, para regular y retrotraer las tarifas. Y sancionar. El mensaje es: ´No vamos a permitir que se especule con los precios´.

“Regulación del comercio exterior, proteccionismo. El mensaje es: ´No vamos a dejar que los países desarrollados nos trasladen su propia crisis´. Por eso, la política de fomento a las exportaciones y misiones comerciales con otros países tras nuevos mercados, ya que los países desarrollados no crecen”.

“Impulso de la demanda. ´No ajustar, vamos a seguir aumentando la AUH, las jubilaciones, vamos a seguir sosteniendo las paritarias, los planes PROCREAR y PROGRESAR. No solo que no ajustamos si no que vamos a seguir sosteniendo la demanda para que el país siga creciendo y no se pierda un solo puesto de trabajo´. No es casual que al día siguiente de los anuncios de Cristina Shell hiciera esa corrida cambiaria. La lógica es: ´Nosotros te pedimos ajuste y vos hacés todo lo contrario´. En esa maniobra no había racionalidad económica, si perdían plata comprando a 8,40 cuando el dólar estaba a 7,25. Había racionalidad política, tratar de pulverizar al gobierno de Cristina. Eso es una corrida cambiaria. Y el gobierno, al poner el dólar a 8 pesos les dijo: ´Este es nuestro tipo de cambio y lo vamos a sostener´.

“Nos quieren instalar la idea que estamos cerca del Rodrigazo, del 89, de 2002. Y no, no estamos cerca. Son sus expresiones de deseos. Porque en esas tres experiencias históricas había cuatro situaciones económicas adversas: sobreendeudamiento externo, al punto de no poder pagar; déficit comercial; déficit fiscal infinanciable, y reservas escasas. No estamos en ninguna de esas situaciones pero ellos quisieran que sí, para realizar el ajuste ortodoxo y volver a instalar el modelo de los 90, el de la derecha y la exclusión. La situación económica es sólida, no es comparable, no lo pueden lograr. Y nuestro objetivo es siempre el mismo: justicia social, soberanía política e independencia económica”.

santiago fraschina, geenap, unidos y organizados, restricción externa, dólares, sectores exportadores, política económica,