La democracia, una antorcha obligada para la nueva generación

La Senadora Fernanda Lacoste, del FpV-PJ, analiza el fenómeno de la democracia a 35 años de vigencia ininterrumpida.

La democracia, una antorcha obligada para la nueva generación

Sociedad

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Publicado el 11 DE DICIEMBRE DE 2018

Tenemos derecho a festejar los argentinos y argentinas, los mendocinos y mendocinas estos 35 años de vigencia ininterrumpida e irrestricta de nuestro sistema institucional porque nos lo hemos ganado, hemos luchado por la democracia y hemos luchado para sostenerla en los momentos más dramáticos.

En un día como hoy de hace 35 años, las argentinas y los argentinos recuperábamos la ansiada democracia luego de más de 7 años de una dictadura feroz que trajo consigo el oprobio, el crimen, la corrupción y la destrucción del aparato productivo nacional. Fueron 35 años ininterrumpidos de democracia y eso es para la Argentina un ciclo inédito en su historia. Desde la aplicación de la Ley Sáenz Peña por primera vez hasta la asunción de Raúl Alfonsín en 1983, ningún proceso democrático había alcanzado más de dos decenios consecutivos.

Desde esta perspectiva histórica contemporánea, reconocemos la importancia que motiva esta celebración. No sólo por el hecho de que se cumplan treinta y cinco años de aquel proceso político e institucional, sino también porque sobre él hemos sido capaces de construir nuevas formas de convivencia colectiva, buscando siempre darle un sentido más sustancial.

Hace 35 años en esta misma Legislatura juraba el Dr. Santiago Felipe Llaver como Gobernador de la Provincia de Mendoza, junto con las y los Legisladores y Concejales electos a lo largo de toda la provincia en octubre de ese mismo año. Nos embargaba el entusiasmo y la alegría, pese a que el partido en el que militábamos no gobernaba. Pensábamos, con cierta ingenuidad, que el mero hecho de la reconquistada libertad tanto tiempo sojuzgada, era motivo suficiente para que todos los problemas se solucionaran rápidamente.

Sabemos bien que esto no fue así, pero al mismo tiempo que comprendíamos la profundidad y complejidad de la situación heredada, teníamos la plena convicción de que la democracia había llegado para quedarse definitivamente; dando sentido y marco a la convivencia de los argentinos. Y se sucedieron eventos que ciertamente la pusieron en riego, como los levantamientos militares, las crisis económicas o los avances y retrocesos en materia de derechos humanos. Así se fueron sucediendo y alternando los gobiernos de José Octavio Bordón, Rodolfo Gabrielli, Arturo Lafalla, Roberto Iglesias, Julio Cobos, Celso Jaque, Francisco Pérez hasta el actual de Alfredo Cornejo. De distinto signo político pero que contribuyeron a solidificar el modelo institucional mendocino, cuyo fundamento es el diálogo y el debate. Aprovecho la ocasión para hacer nuestro sentido homenaje a todos ellos en esta Casa que es el símbolo material de la democracia: el Parlamento.

El trigésimo quinto aniversario de la recuperación democrática se presenta como un momento propicio para repensar reflexionando sobre qué es la democracia, cuáles son sus alcances, los logros conseguidos y los desafío a afrontar.

Dentro de ese balance no debemos soslayar lo que hemos hecho mal y lo que podemos hacer mejor, pero también debemos entender que la democracia no sólo es un régimen político, es un modo de vida que trasciende al conjunto de  relaciones sociales. En él, especialmente quienes tenemos responsabilidades públicas, debemos trabajar para que el concepto democracia se impregne de principios tales como la justicia social, ya que es un bien colectivo.

En estos años transcurridos el paradigma democrático se ha redefinido a favor de la integración de los ciudadanos y de la ampliación y reconocimiento de derechos. Entre otros podemos mencionar leyes como la derogación de la Obediencia Debida y el Punto Final que permitieron el pleno acceso a la justicia para los hechos aberrantes ocurridos durante la dictadura; las leyes en materia de niñez y adolescencia, las de reconocimiento a las diversidades sexuales o étnicas, el divorcio vincular, la de Medios Audiovisuales, la de paridad de género en el acceso a los cargos electivos, entre muchas otras que sería muy extenso inventariar aquí.

Pero queda absolutamente claro que las conquistas sociales acumuladas en este período han permitido incorporar a nuestro léxico a la palabra “democratizar” como sinónimo de ampliación de derechos y profundización de contenidos. Para nosotros, en perspectiva política, “democratizar” también significa reconocer obligaciones respecto al cumplimiento de las normas, fortalecer las instituciones que garantizan esos derechos, pero sobre todo, obligaciones con los que  aún sufren injusticias sociales.

Finalmente, quiero dirigirme especialmente a los más jóvenes, a quienes y por fortuna no vivieron ni sufrieron directamente la dictadura militar: hoy festejamos la democracia entendida como recomposición del sistema político y, también, en su sentido más profundo y extenso, como la forma de vida social que mejor permite la construcción colectiva del bien común, la igualdad y la justicia.

Estoy sumamente orgullosa y me siento profundamente responsable de ser representante del pueblo como Senadora de Mendoza, agradezco que la historia me haya puesto en este lugar que es el lugar simbólico de la democracia y poder festejar junto a todas y todos ustedes en este día.