La Feria de América: ese hecho de vanguardia invisible

Se presentó en la sala violeta del centro cultural Le Parc, el libro Feria de América: vanguardia invisible. Un trabajo de investigación acerca del hecho cultural e industrial de mayor envergadura que se realizó en la provincia de Mendoza, y sin embargo poco conocido en la historia Argentina.

La Feria de América: ese hecho de vanguardia invisible

Presentación del libro

Cultura

Unidiversidad

Analía Martín

Publicado el 18 DE OCTUBRE DE 2012

¿Qué pensaría si alguien describiera lo siguiente?En una superficie de más de 30 hectáreas, se montaron alrededor de 100 construcciones: pabellones, stands, servicios públicos y la gran Torre Alegórica; contando con un sistema de sincronización de luces y música. Bien podría pensarse que se trata de una descripción, a grosso modo, de Tecnópolis. En realidad esa descripción corresponde a la Feria de América. 

Allá por los meses de enero y abril de 1953 y 1954, se montó en el Parque General San Martin, de Mendoza, la Feria de América. Se trató de evento de carácter continental, en donde lo primordial era mostrar al mundo los avances industriales de todos los países de América y afianzar las relaciones económicas. Además, se pretendió hacer visible al mundo región de Cuyo, muy en consonancia con el fenómeno industrial moderno. Por entonces, el país transitaba por el Segundo Plan Quinquenal el cual dejaba fijada una expresa voluntad de renovación y de apertura internacional.   

Este suceso fue borrado por completo de la historia de Mendoza. Con la caída del régimen peronista nadie reparó en el carácter pionero de lo que se construyó en el parque,  ni en los arquitectos que planearon la feria impartiendo una línea racionalista y la utilización de la madera en los sistemas constructivos por tratarse de un recurso renovable. 

Dicho planteo recayó en artistas de vanguardia a nivel nacional, pero sobre todo, local. Ellos fueron quienes lograron concretar el evento vinculando estrechamente todas las áreas: el diseño industrial y gráfico, junto a la arquitectura de la Feria y distintas expresiones de las artes plásticas y la música. Todos aunaron su potencial para hacer de la Feria de América un concepto que cerraba por todas partes. 

El tiempo pasó y el impacto de semejante hecho quedó sepultado entre otros hitos históricos que sucedieron poco tiempo después. Hasta que la Fundación del Interior, bajo la coordinación de contenidos del diseñador e investigador Wustavo Quiroga, agitó las aguas de la historia y sacaron a flote archivos, imágenes y demás documentos que daban cuenta de lo sucedido. Siete años de investigación dejaron como saldo el libro “Feria de América: Vanguardia invisible”. 

Pioneros desde Mendoza 

Desde el perfil del la presentación del libro creado en Facebook, se explicaba que “Feria de América: Vanguardia invisible”, es editado por la Fundación del Interior y publicado gracias al soporte de la Secretaría de Cultura del Gobierno de Mendoza. Se trata de una investigación inédita que aborda un hecho de avanzada para la época, prácticamente olvidado por la historia cultural argentina: la Feria de América. Realizada en Mendoza en 1954, fue la primera exposición industrial de carácter continental que se realizó en Argentina. 

Realizada bajo el segundo gobierno de Juan Domingo Perón, sus responsables fueron el industrial Iván Bacsinszky, junto a algunos de los integrantes más destacados de las vanguardias modernistas en Argentina: los arquitectos César Jannello y Gerardo Clusellas, con la colaboración del diseñador Tomás Maldonado y el músico Mauricio Kagel, entre otros. 

Planificada con dos años de anticipación por los arquitectos y diseñadores César Jannello y Gerardo Clusellas, la feria abrió sus puertas desde enero hasta abril de 1954. Los principales expositores fueron las provincias argentinas, los organismos estatales, agrupaciones industriales y varios países invitados de Latinoamérica. Se ubicó en el Parque San Martín de la Ciudad de Mendoza, en una superficie de 30 hectáreas en la que se emplazaron unas 100 construcciones, que representaron el primer ejemplo de innovación en arquitectura efímera en el país: pabellones, stands, servicios públicos y la gran Torre Alegórica -proyectada por César Jannello y Gerardo Clusellas, y que contó con un sistema de sincronización de luces y de música compuesta por Mauricio Kagel-. Los organizadores formalizaron normas de diseño y construcción general para mantener un espíritu coherente, modernista y avanzado del conjunto de la exposición. 

Se trata de una publicación de carácter divulgativo, que se distribuirá a docentes, académicos, críticos, periodistas y especialistas. Luego de la presentación, la versión en pdf Feria de América: Vanguardia invisible estará disponible para su circulación en todos los ámbitos, a través de este link: www.museoenconstruccion.org.ar/feriadeamerica 

Nadie es profeta en su propia tierra. 

Al concluir la presentación del libro “Feria de América: Vanguardia invisible”, Edición Cuyo entrevistó a Wustavo Quiroga, editor del libro, diseñador e investigador. 

¿Cuál es la reflexión que te merece la presentación del libro en Mendoza? 

Yo creo que esto constata la indiferencia local que hay acerca de este tipo de manifestaciones. A nivel nacional e internacional repercute y tiene un posicionamiento muy grande, de hecho el viernes lo presentamos en Malba y el domingo estuvimos en Mar del Plata con una audiencia de tres mil personas; y aquí fuimos 20 entre familiares y amigos. De alguna manera tiene que ver con la idiosincrasia local o el tema de la valoración, pero existiendo la primer escuela de diseño en Argentina que es la Universidad Nacional de Cuyo y habiendo tantas universidades de diseño, instituciones de arquitectura, espacios de formación artística, me parece muy particular el no interés hacia este tipo de cosas que también repercuten en algunas exposiciones en donde luego va poca gente. Creo que la parte de visuales, sobre todo en diseño y arquitectura, es una deuda que tiene la gestión pública y cultural. Hay manifestaciones y situaciones pero no con un anclaje académico – investigativo, con referencia a la parte más intelectual de las visuales. 

Además de la presentación del libro ¿cómo se materializan esta necesidad de fomentar una conexión entre diseño, arte y arquitectura? 

Nosotros hacemos un trabajo de gestión que trasciende la parte editorial, tenemos conexiones con la finalidad de juntar piezas muy importantes de la modernidad y actuales de los ámbitos de arquitectura, arte y diseño, y además sus archivos que es la documentación que contextualiza todos estos tipos de manifestaciones. Nosotros estamos esperando lograr el museo en construcción que es un espacio físico, además del que ya tenemos de manera virtual de difusión, para acceder a este tipo de información ya sea público en general, investigadores, áreas educativas y demás. La difusión y conocimiento de estos documentos va a permitir que la gente se interiorice más en estas artes y le pierda el miedo. 

En la misma sintonía que Wustavo Quiroga, la arquitecta y docente Eliana Bórmida comentó que “más allá de los acontecimientos políticos que hicieron que esto desapareciera, estoy segura que las ramas y las raíces que esto dejó en su momento, han continuado llenas de sabia y vida. Cuando yo estudié en la facultad de arquitectura, 10 años después de la Feria de América, a mí me enseñaron esto. Es increíble como la facultad de arquitectura, en los tiempos de Enrique Tedeschi cuando recién se fundó en la década del 60’s al 70’s, el diseño y la arquitectura era transmitida con tanta claridad de principios, bajo el marco de la modernidad. Toda esa década que decimos que se perdió, se perdió en lo público pero en lo profesional quedó absolutamente vivo. Yo creo que ahora nos tenemos que dedicar a rastrear cómo y a través de quiénes se mantuvo esa savia fluyendo en todas las ramificaciones. Hay que hacer el nexo de la facultad de arquitectura con la facultad de diseño y las artes visuales, ese tronco común hay que volverlo a fortalecer.” 

¿Cómo fue que llegó usted a participar de esta investigación? 

Un día Wustavo Quiroga me llamó por teléfono y me dijo que estaba faltando un análisis de una obra, que era el único testimonio que quedaba en pie de la Feria de América. Me dijo que tenía dos semanas para hacer ese análisis. Le dije que yo nunca he estudiado el edificio, lo he visitado cuando tenía 8 años y cuando estaba funcionando alguna oficina del arquitecto Cremaschi que tenía que ver con Dirección de Parques y hacían unas exposiciones adentro, pero nada más. Me dijo que a lo mejor me podía dar una vuelta, y fui. Le pedí permiso al comisario para que me dejara visitarlo, y el comisario fue muy amable y me permitió incluso entrar a lugares que se habían clausurado o trasformado para refuncionalizarlo como comisaría. Entonces le dije a Wustavo que sí, que como no, que no tenía ninguna fuente bibliográfica pero que como arquitecta estaba muy acostumbrada a hacer relevamientos de edificios históricos y que me animaba a analizar el edificio y ver cuánto jugo le podía sacar a la percepción directa. 

El único testimonio de la Feria de América que queda en pie 

La arquitecta Eliana Bórmida se explayó acerca del último edificio que hoy queda en pié de lo que fue aquel hecho histórico importantísimo para la provincia y el país: el edificio Cuba. 

“El edificio de Cuba es el único testimonio que queda en pie de la Feria de América. Se llamó Cuba, no porque haya sido un stand del país, de hecho fue el stand del Ministerio del Obras Públicas; se llamó así porque después hubo una boite, un boliche, que se llamó Cuba. Dentro del conjunto de pabellones de la Feria era un pabellón muy pequeño, comparado con los otros pabellones que se referían a la industria”. 

En la publicación Feria de América: Vanguardia invisible, la arquitecta explica que quizás, la respuesta al por qué este edificio era uno de los más pequeños comparados con el resto de los stand: “Quizás su aporte comunicacional específico no era lo primordial en esa circunstancia, y por eso se mantuvo allí con discreción, en una prudente y muy digna discreción”.