Con paraguas y abanicos para aguantar el sol, decenas de miles de cubanos escucharon las palabras del papa Francisco en la primera misa campal que dio este domingo en la emblemática Plaza de la Revolución, en La Habana. Ahí, el Sumo Pontífice se dio su primer baño de masas, regalando besos a niños que le fueron acercados.

Con la figura del Che Guevara a su izquierda, el jefe de la iglesia católica llamó a los cubanos a cuidar a los más frágiles y rechazar toda ideología en el servicio a los demás. También rogó por la paz en Colombia y alentó a ambas partes del conflicto armado, que están negociando en la capital cubana desde finales de 2012, a lograr un acuerdo.

Pero el papa argentino no hizo alusiones ni al embargo de Estados Unidos sobre la isla, ni a la disidencia o el exilio. Tampoco al histórico proceso de acercamiento entre Washington y La Habana, del que fue artífice.

Antes de reunirse con el actual líder del régimen cubano, Raúl Castro, el papa Francisco también se desplazó hasta el domicilio del líder máximo de la Revolución, Fidel Castro. Un encuentro informal de unos 30 minutos en el que las dos figuras latinoamericanas intercambiaron libros. Entre ellos, el de un jesuita pues tanto Raúl como Fidel estudiaron con los jesuitas.

Una jornada que también fue marcada por la detención de tres opositores que, antes de la misa papal, intentaron manifestarse contra la represión del gobierno castrista.