La hiperactividad de un gobierno quieto

El discurso de Francisco Pérez fue una fotografía actual del momento político de Mendoza, pero difícilmente sea una imagen que trascienda la actualidad de los mendocinos. Por qué le costó (y le costará) tanto gobernar.

La hiperactividad de un gobierno quieto

El gobernador y un gesto militante en pleno proceso electoral.

Sociedad

Unidiversidad

Jorge Fernández Rojas - Fotos: Axel Lloret

Publicado el 03 DE MAYO DE 2015

La mirada fija de Celina Sánchez hacia la cabecera del hemiciclo denotaba la tensión en el recinto legislativo. La actitud atenta y expectante de la primera dama sobre la imagen de su marido ponía en relieve su preocupación porque el gobernador atravesó una arritmia unos días antes de la Asamblea Legislativa.

Lo que quedó claro de las casi tres horas de discurso fue que Paco Pérez actuó más como un peronista que gobernaba que como un gobernador peronista. Quiero decir: su mensaje fue dedicado a cumplir con el objetivo partidario de congraciarse con la presidenta Cristina Fernández y de mostrarse como un ariete de la campaña del Frente para la Victoria.

“La nombró a Cristina siete veces”, le recordé a un confidente funcionario, minutos después del discurso. “Es que quiere que le cubran el rojo, no como pasó la otra vez”, contestó con tono humorístico el pragmático en alusión al último retraso en el pago de los sueldos estatales.

La voz gastada de Paco Pérez se puso a disposición del plan de campaña del FPV. Por eso es que dejó sensación a sequedad en la boca ciudadana, que sólo reconoció al gobernador por la imagen que difundía el estatal Canal Acequia.


Las definiciones de Paco

“La Mendoza del futuro se escucha a menudo en cada charla social o en cada campaña electoral, sin embargo muchos viven el cortoplacismo inmanente, agobiante, de un presente calculado paso a paso en función de una ventajita circunstancial, mezquina y chiquita, sin ni siquiera asomarse a ver de qué forma puede ser y qué rostro posible tiene ese futuro proclamado”, dijo convencido el mandatario al inicio de su alocución.

Fue una certeza lanzada como una profecía, pero a renglón seguido ya se le vio la costura al discursante y, sin decirlo, apuntó a quien se ha transformado en su enemigo político cantado desde hace más de un año: Alfredo Cornejo. El contrapunto público que mantiene Pérez con el actual candidato a gobernador del frente Cambia Mendoza es histórico y ya en el discurso del 1.º de mayo de 2014 se refirió a Cornejo elípticamente.

Paco, en aquel momento, se justificó en el conflicto del presupuesto provincial 2014 que para esa fecha aún no estaba aprobado (igual que en esta oportunidad). Es cierto que la intransigencia de Cornejo contribuyó para subir la tensión política entre ambos, pero no es menos cierto que Pérez aportó su calentura para elevarle el perfil al godoicruceño.

Esto dijo el gobernador el 1.º de mayo de 2014: 

“A esos dirigentes que razonan con miopía estratégica, debo decirles que 30 años de democracia ya debieran habernos enseñado que jamás cuando le fue mal a un gobierno le ha ido bien a los mendocinos. La sociedad espera de nosotros gestos de grandeza, no que miremos el futuro desde un cerro teniendo el Aconcagua cerca. Y la necesidad de diálogo, de puntos de encuentro, no es motivo para dejar ser franco y honesto con lo que pienso: debemos trabajar más allá de esos pocos que militan dentro del ‘mientras peor, mejor’, y asumir el desafío de los muchos que preferimos honrar el espíritu grande de nuestra historia”. 

Y esto dijo el viernes 1.º de mayo:

“Hipocresía del que anhela un cargo y pone piedras en el camino de todos para llegar, no por sus méritos, sino por la dificultad de los otros; hipocresía de quien no le interesa el bienestar colectivo; de quien deshecha todo criterio de solidaridad con puro egoísmo corporativo; de quien confunde y distorsiona el interés general por sus intereses o pautas”.
 

Mirando el 21 de junio

Paco Pérez nombró siete veces a la presidenta (el año pasado no la mencionó). Ponderó la confianza que el oficialismo nacional había depositado en el senador y candidato a gobernador Bermejo como presidente de la Comisión de Transporte durante el proceso de tratamiento de la ley de estatización del sistema ferroviario. Se reconcilió con el diputado camporista Lucas Ilardo por haber impulsado un hospital veterinario, tras sentir el rechazo del joven diputado en medio del distanciamiento con la Casa Rosada.

Es decir, el gobernador cumplió con lo previsto desde el seno del FPV, que busca ganar y ocupar cada centímetro para acortar la distancia con Cornejo para el momento final. 
 

Alguna explicación de cómo estamos

Recuerdo que Paco dijo, en su primer discurso ante la Asamblea Legislativa en el tercer párrafo del escrito, lo siguiente:

“Mendoza nos exige en este tiempo que la nuestra no sea una gestión más. Nos pide con nobleza que no entremos en la tímida categoría de sólo querer administrar, como único horizonte de gobierno. En mi concepción, la administración no puede ser garantía de transformación. Ahí es donde la responsabilidad de esta acción migra a la política. Porque la política no puede tener un rol anecdótico y ocasional. La administración administra y es la política la que resuelve y ordena las metas en la gestión, nunca al revés. Nosotros no nos asumimos eficientistas. El Estado, en situaciones de carencias estructurales, primero debe garantizar eficacia y, recién ahí, resolver cómo aplica la eficiencia a esos procesos. La eficacia es la que hace palpables los derechos. La eficacia es llegar y poder transformar beneficios en derechos, crecimiento en bienestar”. 

Es una buena definición de una idea rectora para gobernar, pero es evidente que debe ser parte de una planificación que la contenga, a no ser que su diagnóstico haya sido peor del que presumíamos en ese momento (veníamos del gobierno de Celso Jaque, del cual Pérez había formado parte). O sea que esas “carencias estructurales” a las que hizo referencia el actual mandatario terminaron siendo más que las expuestas en ese momento.

Está claro que a la luz de los resultados, a tres años de ese primer discurso, esa premisa quedó en el intento. “(Mendoza) Nos pide con nobleza que no entremos en la tímida categoría de sólo querer administrar, como único horizonte de gobierno”, dijo Pérez y fue lo que finalmente ocurrió. Quizá porque, justamente, no se administró correctamente, ni como una prioridad ni como una herramienta de la política. 

Haciendo un recorte de la situación gubernamental (siempre la realidad es mucho más compleja), pero con el afán de contribuir a pensar mejor el presente para mejorar en el futuro, me animaría a decir que Pérez se quedó sin política tempranamente y se dio cuenta de eso cuando comenzó a administrar la escasez de recursos (esto ocurrió ya a mitad de mandato). 

Muchas veces el gobernador sintió el egoísmo del gobierno central y a la vez él, muchas veces, fue parte de la tribuna que aplaudió a ese centralismo, que sólo lo convocaba para alabar a ese mismo poder a cambio de prolongar programas nacionales que lo ataban cada vez más a un tiento lapidario. 

Por otro lado, la oposición le retaceó apoyo. De modo coyuntural primero y luego con el diagnóstico de “mala administración”, lo hizo de modo sistemático, más cuando se trataba de endeudar al Estado para financiar al mismo de modo que funcionara en sus servicios esenciales. Como si fuera una línea de piezas de dominó cayendo en cadena, Pérez se fue financiando hasta dejar una deuda flotante millonaria.  

Así, Paco sólo tiene una certeza pública: alinearse detrás de Daniel Scioli para el presente y para el devenir inmediato. En contrapartida, ha recibido el aval para endeudarse a través de los organismos financieros bonaerenses. 

Por su lado, el gobernador bonaerense está cada vez más perfilado como el presidenciable del FPV con más potencial de votos. Eso lo hace fuerte y Pérez ya entendió quién debe ser su jefe político. 

Siguiendo esta línea de pistas, se entiende por qué Bermejo anunció que buscaría mejorar las relaciones con el gobierno kirchnerista. Es parte de la estrategia mayor de Scioli de mantenerse fiel a la Casa Rosada para sostener su sitial y ser él, finalmente, el candidato del oficialismo. Es entonces la estrategia que se vio en el discurso de Paco Pérez en su último mensaje ante la Legislatura.

En retrospectiva, el abogado Francisco Pérez logró un anhelo personal simbólico basado en su vocación política: instalar su retrato entre el resto de los gobernadores en uno de los salones de la Legislatura. El punto es cómo lo recordarán los mendocinos que visitan ese espacio cuando vean su pintura dentro de unos años. 

Fuente: Edición UNCUYO

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