En los dos últimos años, Mendoza ha sido testigo de al menos dos inauguraciones de instituciones hospitalarias que reflejan la esperanza de tantas personas, entre las que me incluyo, que buscamos con ansia la autocrítica médica para brindar una labor más humana.

Me refiero al hospital Universitario y al recientemente inaugurado hospital obstétrico de Osep, Virgen de la Misericordia. Ambos tienen por lo menos algo en común: sus directoras son dos profesionales excelentes, que provienen de especialidades vinculadas con la maternidad. Sara Papa, médica obstetra, y María Susana Bresca, médica de familia, y reciente Directora de Maternidad e Infancia de la Provincia. En ambas, muchos/as profesionales vinculados/as con el ámbito de la salud reconocemos su voluntad de escucha, su humildad, su humanismo y permanente capacidad de servicio.

Y en ambos casos, los directivos de las instituciones que las cobijan: UNCuyo y OSEP, han hecho una excelente elección que sin dudas refleja lo que se busca en estas nóveles instituciones.  He seguido ambos procesos de construcción (física y conceptual) y al ver finalizado los mismos, al menos en su primera etapa que es la paulatina puesta en marcha, observo que el camino a recorrer es esperanzador.

Ojalá siga así, porque las mujeres, hombres, adolescentes, niñas y niños de Mendoza necesitamos equipos de salud  liderados por profesionales que valoren lo que los médicos y médicas de antaño decían que era la principal herramienta de esta profesión: el oído. No reniego de la tecnología, para nada. Pero no hay tomógrafo que reemplace un buen interrogatorio, el hablar mirando a los ojos, la sincera preocupación por el otro o la otra, el mensaje educativo, oportuno y acorde a la necesidad de quien consulta, el rescate del respeto por  los procesos naturales sin la intromisión dañina e innecesaria de la tecnología.

Con estas dos instituciones y las que espero que vengan con el mismo espíritu, nos estamos acercando al camino deseado por tantos profesionales de la salud (enfermeros/as, técnicos/as, licenciados/as, médicos/as,parteras, etcétera) que no han cambiado la vocación por el signo pesos ni el estudio permanente del ser humano por el mero conocimiento de la última tecnología.