La industria del juguete se olvidó de cuestionar los mandatos de género

Aunque los mandatos de género empiezan a cuestionarse en la sociedad, el rubro del entretenimiento infantil parece no enterarse. Colores y categorías, los principales problemas.

La industria del juguete se olvidó de cuestionar los mandatos de género

Foto: El País

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Unidiversidad / Ángeles Balderrama

Publicado el 18 DE DICIEMBRE DE 2019

Con la impronta del feminismo, algunas divisiones binarias en la sociedad comenzaron a ser replanteadas. El concepto de varón y mujer, con todas las cualidades que históricamente se les atribuyeron, dejó de ser la única opción y empezaron a visibilizarse otras posibilidades. Sin embargo, en el rubro de los juguetes infantiles, las categorías y colores continúan en el dualismo.

En nuestro país, los sitios de venta online de juguetes aún continúan separando los artículos por género (nene o nena) y se atribuyen los colores azules y verdes para unos, y rosados y amarillos para otros. Al mismo tiempo, la mayoría de las actividades relacionadas con “lo femenino” presentan como alternativas recreativas a los bebés, muñecas, maquillaje, estética personal y tareas del hogar. En el caso de “lo masculino”, las opciones se encaminan hacia las armas y la violencia, autos, profesiones (como construcción, bombero y policía) y deportes.

“La publicidad de juguetes para niños y niñas generalmente está dirigida hacia sus padres y madres, que son quienes los compran. Un juguete de cocina para nenas es claramente el estereotipo de la futura mujer ama de casa y las publicidades de hoy siguen reproduciendo esas cosas. Los productos de limpieza también están dirigidos a la mujer, aunque van cambiando de a poco. Evidentemente, se siguen comprando los mismos juguetes, pero creo que ya se está instalando el debate”, destacó la publicista y feminista Pamela Peterle.

El juego es fundamental en la infancia porque, a partir de él, niños y niñas aprenden y desarrollan habilidades que les permiten enfrentar el futuro. En este sentido, se ha asociado históricamente a las mujeres con roles que se desempeñan en el ámbito privado, los que se naturalizan en la infancia con juegos y canciones.

“Arroz con leche / me quiero casar / con una señorita de San Nicolás / que sepa coser, / que sepa bordar, / que sepa abrir la puerta para ir a jugar…”.

”Don Federico mató a su mujer, / la hizo picadillo y la hizo a la sartén. / Don Federico perdió su cartera / para casarse con una costurera. / La costurera perdió su dedal / para casarse con un general…”.

“Desde chicos aprendemos una serie de conductas apropiadas para los hombres y para las mujeres, qué se entiende por masculino y femenino, basado en estereotipos. Por ejemplo, la madre cuidadora, el padre trabajador, juguetes de belleza, cocina y limpieza para niñas y juguetes de armas y herramientas de trabajo para niños, pero es una construcción social”, comentó Pamela Peterle.

Rosado o celeste

En líneas generales, la utilización de un color u otro repercute en la forma de pensar y actuar de las personas, ya que están íntimamente ligados a las emociones. Por ello, a la hora de optar por una determinada paleta cromática, su uso no es arbitrario. En el área del marketing y las compras, el color de un producto es parte del combo de características fundamentales que incitan su compra.

Sin embargo, la construcción y uso de los colores rosado y celeste para los géneros femenino y masculino, depende de la época histórica desde la cual se la mire. Actualmente, el rosado se asocia a la mujer y a la femineidad, y el celeste al hombre y su masculinidad, pero no siempre fue así.

De esta manera, la asignación de un color a un género es una construcción social que se modifica en determinadas épocas históricas y que se encuentra asociado a las decisiones del mercado.

“Yo aún veo en los supermercados las góndolas de juguetes diferenciados por género, pero hay nuevos juguetes que provienen de personajes de películas, que tanto niños como niñas quieren por igual. En Mendoza, un supermercado sacó una campaña ultra machista del día del niño ("C" de campeón y "C" de cocinera) y la tuvieron que levantar y pedir disculpas, aunque no hubo cambios con respecto a los productos. Por eso creo que se está instalando ese debate y la gente toma partido”, concluyó Peterle.  

El fin del binomio varón-mujer y el futuro de la intervención quirúrgica

Si a une niñe se le enseña que sintiéndose niño puede tener pene o vagina, o que sintiéndose niña también puede tener pene o vagina, y que un niño puede tener pechos, ¿recurrirá en su vida adulta a algún tipo de intervención quirúrgica para cambiar su cuerpo sabiendo que no necesita encasillarse en un estereotipo para ser feliz?

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