“La música es un lenguaje de comunicación que debe ser fomentado”

Así lo sostuvo Diego Boris, presidente del Instituto Nacional de la Música, que estuvo en Mendoza para comentar las acciones, los objetivos  y la actualización de la Ley Nacional que involucra a este arte milenario.

"La música es un lenguaje de comunicación que debe ser fomentado"

Cultura

Unidiversidad

Natalia Bulacio

Publicado el 26 DE SEPTIEMBRE DE 2014


La sala estuvo llena. Los músicos se acomodaban en las butacas de la sala naranja y dejaban a los costados, sobre las escaleras, sus tambores o sus guitarras. Es que la presentación del Instituto Nacional de la Música en el Centro Cultural Julio Le Parc los llenó de entusiasmo.

La mesa estuvo conformada por  los músicos Raúl Rivero y Carlos Casciani, ambos miembros del Movimiento Independiente de Músicos Mendocinos (MIMM); el encargado de actividades artísticas Mariano Morales, por el Ministerio de Cultura, y Diego Boris y Celsa Mel Gowland por el Instituto Nacional de la Música. Estos últimos funcionarios fueron designados por el ejecutivo para llevar adelante esta compleja misión de gestionar el primer y único instituto de la música que hay en el país. Una experiencia inédita y esperada.

Edición UNCUYO habló con tres músicos al azar. Los tres coincidieron en que estaban allí para informarse sobre los verdaderos alcances del Instituto Nacional  y cuáles podían ser los beneficios. Contentos con la novedad, celebraron la creación de este organismo, aunque no menguaron cautela.


El Inamu y su importancia

El Instituto Nacional de la Música (Inamu) que tiene el  apoyo de grandes músicos de la talla de León Gieco, Fabiana Cantilo, Sandra Mihanovich y Teresa Parodi, entre otros, es la herramienta de fomento creada por la Ley N.º 26801, que permitirá mejorar las condiciones en las que se desarrolla la actividad musical en la Argentina. Entre sus objetivos se encuentran lo de fomentar la producción, difusión y distribución de Música Nacional, mejorar la circulación de música en vivo e incentivar la formación integral de los músicos, con énfasis en el conocimiento de sus derechos intelectuales.

Este instituto, al que le cabe la figura técnico-legal de “Ente Público no Estatal”, buscará además propiciar una relación productiva entre los músicos y sectores de la sociedad con dificultades para acceder a esta manifestación del arte.

La vicepresidenta del Instituto, Celsa Mel Gowland, sostuvo que es la primera gestión pública para todos, porque el instituto recién nace y busca ser un órgano de fomento para la música independiente y autogestiva. “Acompaño desde el 2006, en las asambleas del Bauen, por la lucha con la ley y ahora seguimos comprometiéndonos”, dijo la música.

¿Qué es lo primero que se va a percibir del instituto? “Hay tiempos de la administración de los fondos públicos que hay que esperar. Nos va a pasar como al Incaa, que arrancó pequeño y ahora ha puesto al cine nacional como un gran generador de contenidos audiovisuales. Lo mismo con el Instituto del Teatro, ejemplos sobran. Surgen chiquitos y sin fondos, luego van ganando importancia y magnitud. El instituto vino para quedarse” sostuvo Celsa. El primer presidente de este ente nacional, Diego Boris, agregó: ”La posibilidad de que brinde fomento es importantísima, porque si no quedamos relegados a la lógica del mercado. Necesitábamos un organismo que pudiera articular los diferentes estilos, de las diferentes provincias, y que proteja la actividad musical”.

El federalismo es parte del espíritu de la ley de música, razón por la cual el Instituto se basa en ello también.

En algunos lugares se necesita más presencia en la producciones; en otras provincias, la difusión; en otras, la música en vivo. “En Buenos Aires hay dificultades para tocar, pero no para producir. La ley garantiza que todas las asociaciones de músicos con personería jurídica del lugar pueden llegar a participar, definiendo cómo se fomenta la música en esa provincia, teniendo en cuenta sus particularidades”, dice Boris.

Para entender el funcionamiento del Instituto hay que buscar en la letra de la Ley de la Música, que prevé como puntos principales:

La creación del Instituto Nacional de la Música como principal órgano de fomento.

El otorgamiento de herramientas que solucionen una parte del proceso productivo de un proyecto musical (vales para fabricar discos, para grabar, para masterizar, para imprimir arte de tapa, para difusión, etc.).

La participación, en las distintas regiones culturales, de las organizaciones de músicos independientes en la distribución de parte de los beneficios otorgados.

La creación de un circuito estable de música en vivo en cada región cultural.

La posibilidad de mejorar la difusión de música nacional en los medios de comunicación.

La creación de un circuito cultural social para acercar lo musical a sectores de escaso o nulo acceso a esta manifestación del arte.


Fomentos

Hay cuatro circuitos de música en vivo, en lo que se está trabajando: circuito estable de música en vivo, universitario de música independiente, en los espacios públicos y cultural-social.

Se proveerá a los distintos músicos de vales o vouchers para la realización de videoclips, o para la grabación de estudio. Además, se trabajará en la formación integral del músico (no sólo conocimiento de instrumentos, sino de derechos laborales). Todo músico o música que quiera recibir un beneficio tendrá que hacer un taller donde se los informe y capacite. Asimismo, va a tener que acordar algún evento con un ente de bien público, un comedor comunitario, un espacio de reclusión, etcétera, como contraprestación por lo que recibió: deberá donar una charla, una actuación o lo que considere y esté pactado.


Cambia, todo cambia

Así como van surgiendo nuevas normativas que recogen reclamos y necesidades de sectores vulnerados históricamente o simplemente no contemplados, la mirada de la sociedad sobre esas cosas se transforma. “La música es mucho más que un entretenimiento, es un lenguaje de comunicación y como tal, necesita de fomento” dice Boris, convencido.

Fruto de una lucha de muchos músicos y músicas a lo largo y ancho del país es que se ha materializado este instituto, que promete entender a la música como forma de vida y de sustento. Pero ¿hay un cambio en la valoración del músico? “Sí, somos trabajadores, aunque haya distintas realidades. Se fue tomando conciencia de que esto es un trabajo. De hecho, Argentina es el único país que garantiza la difusión del músico, a través de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que dice que el 30 por ciento de la música que se pase por los medios tiene que ser nacional”, asume el músico.

Los escenarios cambian y muchos se unen para que Dios no atienda sólo en Buenos Aires. “Ojalá los pibes, dentro de unos años, digan que en el Instituto les dimos poco, pero será maravilloso porque en esa queja habrán naturalizado la incorporación de un derecho”, sentencia Boris.

cultura, instituto nacional de la música, boris, celsa, fomento, protección, ley,