La preocupación de Mendoza por sus humedales

El Día Internacional de los Humedales recordó la importancia del agua y sus ecosistemas. Secretaría de Ambiente anunció propuestas para su conservación y la Nación anunció un proyecto de ley. El clima árido de la provincia requiere un especial cuidado de estos recursos.

La preocupación de Mendoza por sus humedales

El embalse El Nihuil, en San Rafael.

Provincial

Unidiversidad

por Unidiversidad / Rodrigo Armiento

Publicado el 03 DE FEBRERO DE 2016

El 2 de febrero se conmemoró el Día Internacional de los Humedales. Durante el acto que se realizó en la Reserva Natural de Pilar, en el partido de Pilar, Buenos Aires, el Presidente Mauricio Macri anunció el envío al Congreso de una ley que protege y regula el cuidado de los humedales en todo el país, destacando la vital importancia de esas superficies.

A la par, la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial de Mendoza anunció, en un acto realizado en el Museo de la Educación (exescuela Mitre), una serie de propuestas para la conservación de los humedales en Mendoza. También se dio a conocer la situación actual de los humedales y las tareas que deben realizarse a corto, mediano y largo plazo para su mantenimiento. Según explicó Humberto Mingorance, secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial, estas propuestas consisten en charlas educativas a través de las cuales se pueda promover el cuidado del medio ambiente. Estas charlas se esparcirían en distintos ámbitos, como puede ser en la Legislatura, para que “todos tengamos conocimiento más profundo de la importancia que tienen los humedales en el mundo”. Otra de las propuestas consiste en ampliar las zonas de humedales  en  Mendoza.

¿Qué importancia tienen para nuestra provincia? Los humedales son espejos, cursos de agua o espacios ribereños (o costeros) de esos cursos. Son ecosistemas con gran diversidad biológica, reguladores del ciclo del agua y del  clima, además de ser generadores de recursos hídricos para abastecimiento de agua dulce. Para Mendoza, la relevancia que adquieren los humedales es muy grande, puesto que se trata de una provincia donde predomina el clima árido y semiárido, y donde las precipitaciones oscilan entre los 80 y los 450 milímetros al año. La protección y el manejo racional de estos espacios son de suma importancia.

Dentro de la clasificación de humedales, podemos encontrar: lagos y lagunas (naturales o artificiales), embalses, ríos, arroyos, canales, acequias, mallines o vegas, bañados, pantanos, turberas e incluso extensiones de agua marina cuya profundidad no exceda los seis metros en marea baja. En las riberas o costas, la humedad permite vegetación de tipo hidrófila (asociada a excesiva humedad del suelo) o halófila (asociada a altas salinidades de suelos).

El territorio mendocino, si bien ofrece diversos humedales, es poseedor de dos que forman parte de la Comisión Internacional de Ramsar, ente perteneciente a las Naciones Unidas: la Laguna de Llancanelo, en Malargüe (declarada en 1995); y Lagunas y Ciénagas de Guanacache, en Lavalle (declaradas en 1999), que son compartidas con San Juan. Ramsar está encargado de proteger estos espejos de agua y de definir políticas y planes de manejo. También aporta documentos y especialistas en el tema al declararlos como sitios de importancia internacional.

Otros humedales en la provincia son: Laguna La Salina (San Rafael), que constituye una Reserva Provincial; Laguna del Diamante (San Carlos), también Reserva Provincial; Laguna de los Horcones (Las Heras), en el Parque Provincial Aconcagua; Laguna del Atuel (San Rafael); Bañados del Atuel (General Alvear y San Rafael, compartidos con la provincia de La Pampa); Laguna Coipo Lauquen (Malargüe); Laguna Blanca de Coihueco (Malargüe); Laguna Blanca de Calmuco (Malargüe); Laguna Los Bolivianos (Malargüe); Lagunas del Valle Hermoso (Malargüe); Laguna del Payún Matrú (Malargüe); embalse Potrerillos (Luján y Las Heras); embalse El Carrizal (Luján y Rivadavia); embalses Agua del Toro, Los Reyunos, El Tigre, El Nihuil, Tierras Blancas, Aisol y Valle Grande (San Rafael); todos los ríos y arroyos de la provincia, con sus riberas húmedas y todos los canales y acequias de riego de la provincia. Se suman también todas las vegas o mallines cordilleranos, precordilleranos, del Nevado y de La Payunia; y vegas y humedales que surgen de aguas minerales y/o termales. Finalmente, también se cuentan las lagunas de morenas terminales de los glaciares andinos.
 

Llancanelo y Guanacache, sufridos humedales

La Laguna del Llancanelo, en Malargüe, es una reserva natural de 65 mil hectáreas, que en los últimos años vio su agua reducida como consecuencia de la crisis hídrica y el cambio climático. En la zona habitan gran cantidad de aves, como flamencos, garzas y cigüeñas. Fue en el 2015 cuando la Red Ambiental Oikos, cuyo titular era Eduardo Sosa, envió un petitorio al Gobierno Provincial solicitando que se dieran los medios necesarios para que la laguna recibiera el agua que le correspondía, pues el recurso se desviaba hacia empresas agrícolas. En 2015 fue tan profunda y preocupante la crisis, que la laguna apenas tenía una pequeña mancha de agua: menos del 20 % del líquido que suele tener. Los cauces que abastecen a la laguna son el arroyo Carapacho y Menucos, aguas subterráneas y el río Malargüe (afluente principal). A su vez, estos cauces abastecen a 2700 hectáreas.  

En esa ocasión, el extitular de Oikos aseguró que la retracción de la laguna había provocado un daño ecológico y la pérdida de la biodiversidad, ya que se redujeron las poblaciones de especies que anidan y viven en la zona, debido a que la sequía había alterado el ecosistema en que se desarrollan.

Así luce hoy la Laguna del Llancanelo.

Las Lagunas de Guanacache se encuentran al noreste de Mendoza, en Lavalle, y se comparten con San Juan. Desde mediados del siglo XX, las lagunas sufrieron un proceso de degradación debido a múltiples factores; entre ellos, la degradación de los suelos lacunares por el manejo inadecuado del agua, la deforestación, la pérdida de cobertura vegetal por sobrepastoreo del ganado y la invasión de especies exóticas. Incorporadas a Ramsar, se comenzó un proceso de restauración aprovechando el agua residual que llega desde los oasis. Las lluvias también dieron su aporte y actualmente se está recuperando el agua del lugar, la biodiversidad perdida y la actividad de los pobladores de la zona. 

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