Opinión: un sinuoso camino

Graciela Cousinet, exdecana de la FCPyS

Opinión: un sinuoso camino

Foto: Axel Lloret

Uno de los objetivos que me propuse como decana fue que la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales tuviera alguna carrera corta dentro de su oferta académica. Hoy tiene una. Para mí, fue un gran logro.

Es una realidad que nuestras carreras son muy largas. Muchos estudiantes se sienten abrumados y tenemos un alto nivel de desgranamiento. El que logra estar seis o siete años en la Universidad tiene que tener un nivel socioeconómico bastante alto para poder "bancarse" una carrera tan larga. Además, existen concepciones erradas de cómo debe ser el nivel académico de la Universidad.

Se llega a extremos con carreras enormemente largas, que no están en ningún lugar del mundo. Hay que presentar una tesis que prácticamente es de maestría. Me parece que esa idea, que predominó en los años 80, es muy difícil de eliminar. Sabiendo esto, nos pusimos a idear una carrera corta y con una salida laboral interesante. Queríamos que tuviera práctica, para que la teoría se le incorpore a la misma.

En un principio, pensamos que la Tecnicatura sólo fuera para la carrera de Sociología, pero terminamos haciéndola extensiva a Trabajo Social y Ciencia Política. Hoy, un chico que ingresa a alguna de estas tres carreras y luego de un año se da cuenta de que lo que quiere es una carrera más corta y con salida laboral, tranquilamente puede cambiarse a la Tecnicatura, y se le reconocen las materias.

No fue fácil lograrla. La Universidad Nacional de Cuyo es una institución que tiene 76 años y es poco abierta a los cambios. Lo nuevo resulta difícil de aceptar, es terriblemente arduo lograr los acuerdos y superar todas las barreras burocráticas que hay. Por otro lado, también existe un temor, que para mí es falso, de que los técnicos les quiten trabajo a los licenciados. Pero en realidad, por su título, estos últimos tienen un campo más amplio.

Mi experiencia laboral en educación me ha permitido detectar dos fenómenos. Uno es que la matrícula de tecnicaturas crece más que la de licenciaturas. Esas demandas las receptan las universidades privadas. Es por ello que en una universidad pública como la nuestra tenemos que brindar una oferta que sea más accesible. El otro fenómeno es que los técnicos luego de un tiempo quieren hacer las licenciaturas. Realmente se dan cuenta de que necesitan mayor formación, que les significará mejores ingresos y más posibilidades de ascenso. Entonces empiezan a buscar dónde hacer una licenciatura. Allí se encuentran con un problema: no les reconocen ninguna de las materias. Justamente, nuestra idea es que puedan pasar a la licenciatura, que se le reconozcan las materias y que, rindiendo un par de años más, puedan recibirse de licenciados.

Cuando proyectamos la Tecnicatura pensamos en las municipalidades. Allí nos expresaron la necesidad de contar con profesionales que tuvieran un título intermedio de técnicos. Los municipios requieren de personal que vaya al territorio y que esté en la ejecución de las políticas. Para ello, los técnicos son muy importantes. La ejecución tiene que estar en manos de alguien que tenga una especialización, y no de aquellos que sólo cuenten con estudios secundarios. Esta nueva oferta académica sería la forma de brindarles un recurso humano bien formado. Les dejamos a los licenciados la diagramación, el diagnóstico, la elaboración y la evaluación final del programa, entre otras funciones.

Por otra parte, también fue dificultoso lograr el consenso de los profesores, tuvimos resistencia. Pero en la medida en que distinguieron la importancia y la necesidad de ampliar la matrícula en las áreas de Sociología y Ciencia Política, se fueron superando los obstáculos. Incluso se incorporó Trabajo Social, que también había manifestado temor por los puestos de trabajo de los licenciados. Por suerte vieron que eran perfiles distintos. Además, era una buena oportunidad para aprovechar el recurso humano que ya estaba en la FCPyS, que en muchos casos tienen pocos estudiantes, sobre todo en las carreras de Sociología y Ciencia Política, donde se podían incorporar los nuevos alumnos con los mismos profesores. Una vez que logramos los consensos y acuerdos, definimos los objetivos.

Después empezó otra ardua tarea por parte de la comisión curricular del proyecto de Tecnicatura. Tuvimos que hablar con la Secretaría Académica del Rectorado, que nos informó de la reglamentación vigente. No fue nada fácil, porque hay muchísimas reglamentaciones sobre qué debe tener, cómo debe ser y cuántas horas debe tener una tecnicatura, entre muchos otros aspectos. Realmente nos llevó muchísimo tiempo armar el proyecto curricular, teniendo en cuenta la normativa vigente. Una vez que lo logramos, entró en la Comisión de Política Académica y se aprobó de manera rápida. Finalmente, unos días antes de irme como decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales se aprobó la Tecnicatura y empezaron con la inscripción.

Creo que es muy importante haber retomado parte de la historia de la Facultad. Hace muchos años había títulos intermedios, mucha gente trabajó con ellos. Yo sabía que era muy útil, porque es una manera de acreditar el esfuerzo y el conocimiento que los estudiantes han logrado hasta un cierto punto de la carrera. En la actualidad no puede ser que un estudiante que rindió 15 materias se vaya sin tener ningún certificado. La Universidad tiene la responsabilidad de certificarle esos conocimientos con un título habilitante que pueda ser presentado en un trabajo.

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