La terminal de ómnibus recibió el nombre de "Padre Jorge Juan Augusto Contreras"

Así,  se reivindica a la figura y el legado del párroco que nació el 27 de abril de 1925 en San José y falleció el 24 de agosto del 2008 en Godoy Cruz. El desposeído “Cura de los Humildes”, en sus 83  años de vida, fue un ferviente defensor de los derechos humanos y jamás dejó de trabajar codo a codo con los sectores más desprotegidos de la comunidad.

La terminal de ómnibus recibió el nombre de "Padre Jorge Juan Augusto Contreras"

Sociedad

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Nu Digital

Publicado el 26 DE NOVIEMBRE DE 2011

El Poder Ejecutivo de la Provincia promulgó la ley sancionada por la Legislatura mediante la cual se impone el nombre de “Padre Jorge Juan Augusto Contreras” a la Estación Terminal de Ómnibus de Mendoza (ETOM), ubicada en San José, Guaymallén. Es a partir de un proyecto de ley presentado en octubre del 2010 por el diputado Gustavo Arenas, del Frente para la Victoria.                              

La norma lleva el número 8.347 y fue aprobada por unanimidad por las cámaras de Diputados y Senadores.

El homenaje se fundamenta en que el humilde párroco nació precisamente en el mismo distrito guaymallino donde se emplaza la Terminal, San José, la cuna que marcó su vocación de luchar codo a codo para terminar con las postergaciones de los sectores más desprotegidos de la comunidad.

El indomable espíritu de solidaridad que acompañó al padre Contreras toda su vida provocó que su fallecimiento, ocurrido el 24 de agosto del 2008 en Godoy Cruz, dejara una sensación de orfandad colectiva en las comunidades adonde se desempeñó con su afecto natural y su voluntad inagotable.

En este sentido, el diputado Gustavo Arenas se reunirá la semana próxima con familiares, instituciones y autoridades municipales y provinciales para organizar el evento en el cual se le imponga el nombre de Padre Jorge Contreras a la terminal más importante del Oeste argentino.

Perdura en la memoria colectiva

De esta manera, imponer su nombre a la Terminal representa una manera de hacer perdurar en la memoria colectiva de Mendoza el ejemplo de compromiso inclaudicable del popularmente conocido “Cura de los Humildes” con las comunidades adonde se desempeñó con mucho afecto y gran voluntad.

La verdadera dimensión que alcanzaron la magnífica obra y la impronta tercermundista del desposeído sacerdote, a quien no le importaba privarse de lujos y comodidades a la hora de predicar y dar el ejemplo de las enseñanzas del Evangelio en las zonas estigmatizadas como conflictivas, se reflejó en toda Mendoza con sentidas muestras de dolor ante su desaparición física

Apoyo de la comunidad

En su momento, el proyecto de ley presentado por el diputado Gustavo Arenas contó con numerosas adhesiones, como la del capellán de la Penitenciaría provincial, Roberto Juárez, y el cura a cargo de la parroquia godoicruceña Virgen Peregrina, del barrio La Gloria , Rubén Laporte.

También expresaron su acuerdo diversas instituciones de San José, como las escuelas Guillermo Cano, José Ponce, San José, Naciones Unidas, Abelardo Vázquez, Santa Teresita y CEBA Nº3-216.

Además se plegaron a la iniciativa la Unión Vecinal Villa Barón, el Centro de Jubilados y Pensionados Guaymallén, la Asociación Cacique Guaymallén, el Club Atenas de Mendoza, la Parroquia Nuestra Señora de La Consolata , la Unión Deportiva San José, el Instituto de Formación Laboral Del Rey y la Municipalidad de Guaymallén, entre otras organizaciones.

Estos apoyos constituyen un aspecto bastante significativo, ya que surgen de dos de los enclaves más sensibles donde Contreras desarrolló su silenciosa labor pastoral junto a comunidades generalmente privadas de la atención necesaria.

Semblanza del párroco

Gracias a ese afecto que lo caracterizó, el padre Contreras mereció numerosos reconocimientos públicos incluso después de su fallecimiento. Uno de los más importantes se lo otorgaron el 8 de noviembre del 2007, cuando la Universidad Nacional de Cuyo le entregó el título de “Doctor Honoris Causa”, respondiendo a una solicitud de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, por iniciativa de los consejeros estudiantiles.

Antes de ordenarse sacerdote, en 1962, se había recibido de profesor de Historia y Geografía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. Además fue docente secundario y universitario.

En la década del ´80 profundizó su trabajo junto a las comunidades huarpes cuando estuvo a cargo de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Lavalle. De 1987 a 1989 fue director y profesor del Seminario Diocesano de Mendoza. También fue capellán de la Penitenciaría provincial, y desarrolló numerosas actividades en los barrios marginales de la provincia.

Desde 1991 se desempeñó como párroco de la iglesia Virgen Peregrina, en el barrio La Gloria (Godoy Cruz). Con el tiempo se transformó en un referente en la defensa de los derechos humanos, gracias a su inagotable labor junto a los más pobres. En este aspecto, conjugó el trabajo para concretar las obras de servicio que demandaba la realidad de los barrios con la necesidad de ayudar a desarrollar un pensamiento plural en la comunidad.

Historia de vida

Ya desde su infancia, Contreras tomó contacto con los más pobres mientras crecía en Campo Los Andes, Tunuyán.

Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Normal, donde se recibió de maestro, y posteriormente estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, para egresar con el título de profesor de Geografía e Historia.

En ese mismo claustro desarrolló posteriormente su actividad docente, mientras que también dictaba clases en escuelas secundarias y se destacaba como un firme defensor de los derechos humanos.

Su vocación sacerdotal y su servicio hacia los más humildes debieron esperar hasta 1954, cuando su hermano se recibió de médico y pudo reemplazarlo en el cuidado de su padre ciego (su madre ya había fallecido). Con 29 años ingresó al Seminario Mayor de la Ciudad de Córdoba y se ordenó sacerdote en 1962, para abocarse inmediatamente  a trabajar por los más necesitados.

Se desempeñó, entre otros destinos, en la Vicaría San Pablo, en Guaymallén, y en 1981 fue designado cura de la parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Lavalle, donde realizó una importante labor social tanto en el pueblo como en el desierto. En esa época acompañó fervientemente los reclamos de reivindicación social, política, económica e histórica del pueblo originario de Mendoza: la milenaria comunidad huarpe.

En 1991 fue destinado al barrio La Gloria , en Godoy Cruz, en donde, además de hacerse cargo de la parroquia Virgen Peregrina, luchó para conseguir mejores condiciones de vida para sus habitantes. Entre sus aportes deben tenerse en cuenta también los trabajos de promoción de la cultura popular, como apoyar la formación de la conocida murga Los Gloriosos Intocables.

Con 70 años, en 1995 fue designado capellán de la Penitenciaría provincial de Mendoza, donde no sólo apoyó a los internos desde el punto de vista pastoral, sino que también gestionó constantemente para mejorar las condiciones de vida de éstos.

Posteriormente, su bonhomía y su característica de ser una persona digna y confiable hicieron que se transformara el mediador indicado para encauzar los sucesos del famoso “motín vendimial”, que se desató el 3 de marzo del 2000 en la que entonces era la principal cárcel de Mendoza, en la avenida Boulogne Sur Mer de Ciudad.

En esa oportunidad, tanto las autoridades del Gobierno como los presos amotinados coincidieron en que el padre Contreras era la persona en la cual podían depositar sus esperanzas para llevar a buen puerto las negociaciones tendientes a allanar ese conflicto de proporciones históricas.