Las escuelas pianísticas argentinas como tema de investigación

El proyecto denominado La interpretación de la música argentina para piano: las escuelas pianísticas argentinas –Etapa II-, está financiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado (SeCTyP) de la UNCuyo y sigue la línea de exploración iniciada por el equipo desde el año 1996. 

Las escuelas pianísticas argentinas como tema de investigación

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Cultura

Unidiversidad

Milagros Molina

Publicado el 22 DE OCTUBRE DE 2012

La investigación -desarrollada por un prestigioso equipo de docentes e investigadores de la UNCuyo y del Departamento de Artes Musicales y Sonoras del Instituto Universitario Nacional de Arte de Buenos Aires, IUNA- es un gran aporte para la investigación musicológica y además, para la literatura pianística argentina y latinoamericana. La misma ya está en su fase de finalización y se enfoca en el desarrollo de las escuelas pianísticas argentinas y su cruce con las escuelas compositivas. Este proyecto encuentra a Dora de Marinis como su directora.

De Marinis, además de una destacada pianista a nivel nacional e internacional, es Magíster en Interpretación Pianística de la Musikhochshule des Saarlandes en Alemania, profesora titular de Piano e investigadora de Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo.

La experiencia y la valoración de lo propio

Finalmente, cuando se le preguntó a De Marinis cómo había comenzado esta maravillosa búsqueda de compositores e intérpretes argentinos, un aire de nostalgia invadió su mirada. Sinceramente fue una cuestión personal”, respondió la pianista.

Así narró su experiencia: “Cuando estaba estudiando en Alemania, me empezaron a preguntar acerca de la música de mi país, de la región, de América Latina; y ahí me di cuenta que sabía muy poco, y mucho de la música europea, que son los centros hegemónicos de arte y de música, muy triste. Cuando hice mi examen final, que es como la tesis, mi maestro me dijo ‘ponga una obra argentina’ y yo sólo tenía una obra que había preparado por las dudas. A raíz de esa experiencia, tuve un replanteo muy fuerte de lo que había estudiado, de la poca importancia que le había dado –y que se le daba en general- a nuestra música, a ubicar la música argentina en el contexto latinoamericano y entonces me di cuenta que si uno no valora sus propias cosas nadie las va a valorar”.

¿Desde qué punto de vista se aborda el tema de las escuelas pianísticas?

Desde el punto de vista del intérprete musical, pianístico. En una primera instancia seleccionamos los compositores y nos dedicamos a estudiar toda la obra pianística de los mismos. Hablar de “toda la obra pianística” significa un corpus bastante considerable.

Por ejemplo, entre los compositores seleccionados en la primera etapa de la investigación, el primero fue Alberto Ginastera y el resultado fue volcado a dos discos. Después, Juan José Castro que también producimos dos discos y, luego seguimos con Carlos Guastavino, que fueron tres discos. Entonces, hay que pensar que tres discos son casi cuatro horas de grabación, es decir cuatro horas de música, que es muchísimo.

¿Qué implicó este rastreo de las obras de los compositores que después volcaron en discos?

El rastreo implicó buscar esa música y ponerla en condiciones para poder estudiarla, porque muchas veces estaba en manuscrito o en mal estado. En la Argentina, en la parte musical ha pasado lo mismo que en todas las otras áreas artísticas o culturales; siempre ha habido un descuido y muy poca valoración de lo propio, entonces, los archivos musicales de nuestro país recién se están construyendo ahora.

Por ejemplo, cuando rastreamos la obra de Juan José Castro, fuimos a ver a su viuda, que era una señora mayor y vivía en una casa muy antigua. Nos dejó pasar al estudio de su marido y encontramos partituras abajo del piano. Gracias a que revolvimos el estudio de este gran compositor, encontramos música que nadie sabía que existía y que si no la hubiéramos encontrado nosotros no sé si alguien lo hubiera hecho.O de hacerlo en qué estado se la hubiera encontrado. Incluso hubo una partitura que no la pudimos recuperar, fue imposible porque no teníamos los medios para leerla.

Una vez que terminamos con todo este proceso de recuperación de las obras de los compositores seleccionados nos dedicamos a la obra de los pianistas.

¿Nos podría explicar la diferencia entre las escuelas compositivas y las pianísiticas?

Las escuelas compositivas, se refieren a los compositores, los creadores. Los pianistas son los intérpretes o co-creadores. Este último término, el de co-creador, es una expresión que nosotros hemos puesto en vigencia, al igual que el tema de las escuelas pianísticas, porque no existía ningún estudio previo en nuestro país, referido a este tema específico.

El pianista viene a ser como un actor, le da vida a la música, como los actores le dan vida a una obra de teatro. La música está guardada pero si alguien no la traduce para que otros la escuchen, no existe.

Por eso a nosotros nos pareció muy valioso darle relevancia a la figura del intérprete. Para ello, ya en esta etapa de nuestra investigación, estamos elaborando una Teoría sobre la Interpretación Musical que no existe. De ésta, se desprende que el intérprete cumple las funciones de un co-creador, porque muchas veces tiene que intervenir la partitura –esto referido a la música latinoamericana- justamente por el hecho de que las partituras están en tan malas condiciones que los intérpretes tienen que tomar decisiones sobre qué van a hacer en un lugar en que no se ve claramente lo que está escrito.

¿Con qué criterios hicieron la selección de compositores y luego, de pianistas?

Los compositores los elegimos por su relevancia nacional e internacional. Por ejemplo, Alberto Ginastera, que es el más grande compositor argentino, reconocido a nivel mundial. Y resulta que, advertimos que era muy conocido en el exterior, sus partituras están editadas afuera y sólo se consiguen afuera.

En Argentina no se trabajaban sus obras y no se le daba la importancia que merecía. Este fue uno de los criterios orientadores en la selección. Además los parámetros estéticos de esa música no estaban establecidos, los tuvimos que establecer -además de reconstruir- de alguna manera en sus obras.

¿Cuáles serían los parámetros estéticos?

Por ejemplo, uno sabe perfectamente dónde encuadrar a Beethoven, estéticamente y estilísticamente. Es un compositor de la última fase del clasicismo y que va a entrar en el romanticismo. En cambio, Juan José Castro no. Nosotros lo ubicamos. Y lo hicimos a partir del estudio de su obra. Esa fue la complejidad de nuestro trabajo, no partimos de obras estudiadas, sino que hicimos todo el proceso: recuperar las obras, estudiarlas como documentos y ubicar a su autor dentro de determinados parámetros estéticos. La verdad que fue un desafío enorme.