Unidiversidad dialogó con algunas mendocinas que hacen cerveza en la provincia para conocer cómo es este mundo “copado por varones”. Además, opinaron sobre el "boom" cervecero de los últimos años y contaron cómo impacta la crisis económica en el sector.

Desde hace algunos años las cervecerías artesanales parecen copar cada esquina, sin embargo, su consumo viene bajando desde marzo de 2018. La crisis económica del país, el ajuste de los mendocinos en los “gustitos”, los insumos dolarizados y el aumento de los costos de producción son algunos de los aspectos que afectan al sector.

“Salir es un lujo y es lo primero que la gente recorta, reducen gastos y consultan mucho qué promociones tenemos. El consumo cae, está complicado como todo”, contó Vanesa Cara Farinelli, maestra cervecera de Be Gualta, fábrica ubicada en San Martín pero con un local también en el centro de la Ciudad.

Según la consultora Abeceb, el nivel de ventas creció hasta marzo de 2018 a raíz del “boom” que tuvo en todo el país, pero luego comenzó a disminuir, luego de tener un crecimiento del 50 % en 2017. Los más perjudicados ante las adversidades socioeconómicas son las pequeñas y medianas empresas que a su vez representan el 95 % de la cadena de producción de cerveza artesanal de Argentina.

(Foto: Ariella Pientro)

Romina Chirino, emprendedora del rubro, manifestó: “Los ajustes en la compra de insumos es muy grande ya que muchos deben dejar de importar lúpulo” para disminuir los costos de producción. Sin embargo, advirtió que la baja en las ventas puede generar beneficios en la calidad de la bebida: “Lo bueno es que al bajar la demanda se puede dejar madurar más la cerveza y eso mejora la calidad, los sabores y aromas se destacan más y la cerveza después es más rica, se profundiza la calidad y eso hace que se destaque tu cerveza”.

Copado por varones

Cara Farinelli comenzó haciendo cerveza para consumo personal en 2005 pero hoy elabora 8000 litros por mes. Contó que una jornada normal de trabajo comienza a las 6 de la mañana y se extiende por 12 horas. “Me costó mucho entrar en el mundo de la cerveza, lo hice ´peleando´ porque hay muchos hombres y no te dan mucho lugar a opinar, o te dicen que una no puede levantar un barril y la verdad que sí puedo. En el local me gusta el perfil femenino para que lo atiendan pero eso también se dio por casualidad”.

Para Valentina Ros, de la cerveza Dowel elaborada en Tunuyán, el machismo está inmerso en toda la sociedad, y el mundo cervecero no le escapa a esa realidad. “Es un rubro de hombres, está copado por los varones, pero cada vez somos más las mujeres, es bueno que estemos en estos espacios. Cuando le digo a un hombre que hago cerveza no lo pueden creer. La mujer está en el lugar de objeto de consumo, la mujer es la birra”.

Chirino, por su parte, quien trabajó en Pirca y hoy se está embarcado en proyecto propio señaló: “En las publicidades los hombres son los que hacen la cerveza y las mujeres la toman. Me pasó en un trabajo que en cada actividad que se planteba dudaban de si yo era capaz o no de hacer las cosas. Es un trabajo muy rudo pero también dudaban de mi capacidad para liderar un grupo. Esas cosas son moneda corriente. En el spot que lanzó la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina para promocionar la cerveza son todos hombres”.

(Foto: Ariella Pientro)

¿Una moda más o una tendencia?

Sobre el boom de cervecerías y la competencia que cada vez crece más, Cara Farinelli señaló: “Eso ayudó y creó un hábito de consumo en la gente que además está aprendiendo y se da cuenta cuando una cerveza no está rica. No es una moda, es una tendencia que se da a nivel mundial. Lo que puede pasar es que quedarán las mejores. La competencia es buena  pero mala cuando cualquiera se lanza a fabricar sin pagar impuestos y con ningún control”.

Ros opinó que el boom es real pero que la cerveza llegó para quedarse. “Lo que pasó en Mendoza y en el país es que fue muy explosivo y muchos pensaron que era soplar y hacer birra pero no es así. La competencia sirve mientras sea un desafío para crecer pero no parece que muchos hagan las cosas en serio, en unos años volverán sus trabajos anteriores. Hay tanta gente haciendo cerveza que por vender ponen cualquier precio”.

Chirino, por su parte, señaló: “Le dediqué mucho tiempo al aprendizaje, a leer libros, hacer cursos, y sigo estudiando, pero hay gente que solo ve videos en YouTube y cree que ya puede hacer cerveza”.

En cuanto a la competencia con la bebida más importante de la provincia, el vino, señalaron que ésta no es directa y que incluso pueden ayudarse mutuamente. Para Cara Farinelli es importante que haya oferta y variedad. “Lo que tenemos que buscar es que las cervezas artesanales se incluyan en las cartas de los restaurantes donde hay muchos vinos y dos o tres cervezas pero no artesanales, ya que se pueden maridar con muchas comidas, no solo con la comida rápida”.

Calidad, control y falta de regulación

Ros comentó que en Mendoza hay cervezas buenas y malas, pero destacó el poco control en la producción y venta de la misma. “He visto de todo, hay lugares en donde no existe la limpieza de las canillas, hay bares donde no se hacen los services necesarios, es grave porque es un alimento. En la fábrica estamos limpiando permanentemente, por ejemplo, hay que estar muy encima, pero en otros lugares no se sabe lo que hacen. El boom muy grande y no hay inspectores suficientes para controlar a todos”.

Acerca de una Ley que regule la actividad, Ros y Cara Farinelli comentaron que aportaría orden para que queden funcionando las fábricas habilitadas. Chirino señaló que lo importante sería que las normas favorezcan a todas las empresas. “La Cámara se representan a ellos mismos, no toman medidas para favorecer a todos, ayudan a las grandes empresas pero no a las PYMES”, remarcó.

Hoy por hoy, la cerveza artesanal se encuentra regulada por el Código Alimentario, pero esta norma deja muchos “agujeros” y por eso el senador Marcelo Rubio (UCR) y la Cámara Mendocina de Cervecerías Artesanales (CAMCA) presentaron en la Legislatura un proyecto de ley, que ya tiene sanción inicial, para regular la actividad. Por ahora, lo que existe es un sello de homologación para los bares que trabajan con cervezas habilitadas otorgado por la cámara de cerveceros de la provincia.

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