Mendoza y el laboratorio público número 40

Sociedad

Unidiversidad

Publicado el 02 DE AGOSTO DE 2011

La red nacional de laboratorios del sector público argentino ya tiene 39 establecimientos en los que el Estado en sus distintos niveles prepara desde vacunas e insumos médicos a soluciones parenterales, cremas dermatológicas y medicamentos. Están ubicados en doce provincias y en la Ciudad de Buenos Aires. La red fue impulsada durante el ministerio de Graciela Ocaña, cuando el Plan Remediar –que provee medicamentos para 14 millones de argentinos– pasó a comprar fármacos en laboratorios públicos: por entonces el de Santa Fe proveyó el antibiótico Cefalexina y el de Formosa aspirinas para niños. Otros comenzaron a producir vacunas para los programas nacionales de inmunización, como la antituberculosa, contra la difteria y el tétanos, la vacuna antisarampionosa y la antipoliomielítica oral. En Mendoza la iniciativa que se intentó en San Rafael hace nueve años aún permanece semicongelada y a mitad de camino. Hay un edificio construido, pero nada de equipamiento y no se está gestionando la autorización ante el ANMAT. Si esto se reactivara, en Mendoza podría funcionar el laboratorio número 40. Nada hay, por el momento, que muestre una eventual reactivación cercana. Sí, se realizan preparaciones magistrales en los laboratorios de los Hospitales Lagomaggiore, Notti y Central. El pasado miércoles 29 de junio el Congreso de la Nación aprobó la ley sobre producción pública de medicamentos, lo que genera un marco favorable para una reactivación de las experiencias e intentos locales. El tema se verá reflejado en un próximo artículo de Cicunc Contenidos en la revista NUGráfica de la UNCuyo, a cargo de Verónica Gordillo. En Latinoamérica Brasil, Cuba y México han hecho inversiones muy importantes en instalaciones y han ampliado la capacidad de producción de sus laboratorios públicos. Publicaciones especializadas señalan que en general "los laboratorios productores de vacunas tienen al gobierno como único cliente y ello tiene ventajas e inconvenientes. Por un lado el mercado cautivo asegura la colocación de la producción, pero por otro el laboratorio queda sujeto a los sistemas de transferencia de recursos financieros del gobierno central, con sus reconocidas limitaciones e imprevistos". En Mendoza no faltan ni los profesionales que rechazan la idea de que el Estado participe en esta actividad ni quienes la propician. Todos subrayan la necesidad de mantener modernizadas las instalaciones, de estandarizar la aplicación de buenas prácticas de manufactura y de trabajar con sistemas de control de calidad. También hacen hincapié en que "la tendencia a un claro dominio tecnológico por parte de los laboratorios privados tiene sus desventajas, ya que el criterio que estos utilizan para decidir el futuro de un nuevo producto es su rendimiento monetario. Y puede ocurrir que un producto patentado y de eficacia comprobada no se lance al mercado por cuestiones de estrategia comercial, lo que genera situaciones extremas en las que el interés comercial se contrapone al interés general de la sociedad". Está claro que se hace necesario reducir los costos por remedio que el Estado invierte en medicamentos(buena parte de cuyos precios son generosos márgenes de ganancia privada) como una contribución al mejor acceso social a la salud. Baste decir que el sector público mendocino está gastando actualamente entre 16 y 20 millones de pesos anuales en remedios, únicamente en el subector centralizado ya que esta cifra no incluye a los grandes hospitales como el Notti, Central y Lagomaggiore. "Algunas vacunas, como la antihepatitis B, la triple viral y la antirrábica de cultivo celular, que fueron desarrolladas hace más de 15 años por laboratorios privados no se han podido incorporar plenamente a los programas habituales de inmunización por su alto precio", destaca la Revista Panamericaa de la Salud para nuestro sbcontinente. Y subraya que "para permanecer viable tecnológicamente, el laboratorio público debe organizar un área fuerte de investigación y desarrollo" pronunciándose en favor de que "el componente tecnológico sea la base de su fortaleza". También se hacen observaciones sobre la definición de la escala de producción de dichos laboratorios. Y -en favor de su sustentación en el tiempo- concluye aconsejando la necesidad de "perfeccionar sus gestiones administrativa, tecnológica y económica".