Nunca Más: murió Videla

Madres de Plaza de Mayo, Abuelas y demás organismos de Derechos Humanos lucharon durante más de tres décadas para que la justicia tocara en vida al mayor genocida de la Argentina, quien efectivamente, murió condenado y en cárcel común.

Nunca Más: murió Videla

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Sociedad

Unidiversidad

Penélope Moro

Publicado el 17 DE MAYO DE 2013

El autor del capítulo más abominable de la historia argentina, falleció este viernes 17 de mayo en las primeras horas de la mañana. La muerte lo alcanzó a sus 87 años en la celda que habitaba en el pabellón de condenados por delitos de lesa humanidad en el Penal de Marcos Paz.

Purgaba varias condenas a reclusión perpetua por los crímenes de lesa humanidad que coordinó desde 1976 y hasta 1983. Entre las penas que cumplía se encuentra la cadena perpetua que recibió en diciembre de 2010 por la causa conocida como UP1. Mientras que en julio de 2012 obtuvo la sentencia histórica de 50 años de cárcel común tras encontrárselo responsable del secuestro sistemático de bebés, niñas y niños en el marco dictatorial, y sustracción de bienes de los desaparecidos.

Hasta hoy estaba siendo juzgado por los crímenes del Plan Cóndor, organizado por Estados Unidos en asociación con los regímenes dictatoriales latinoamericanos entre los años 70 y 80 para perseguir a opositores políticos fuera de sus propios países.

Había sido sometido a la Justicia por primera vez en el Juicio a las Juntas, impulsado a partir de la recuperación de la democracia y concretado en 1985. Allí se lo encontró culpable del genocidio cometido durante la dictadura cívico militar, por lo que se lo destituyó del Ejército y se lo condenó a cadena perpetua. Un giño a su favor le representó la cercana llegada del menemismo, cuyo gobierno lo eximió de cumplir condena gracias a los indultos y la amnistía decretados por el ex presidente Carlos Menem -  en diciembre de 1990 -  a través de la figura de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. 

El definitivo cese de la impunidad para Videla y sus secuaces irrumpió en 2003, con la  anulación de las "leyes del perdón" ordenada por el ex presidente Néstor Kirchner como respuesta a las demandas incansables de Madres de Plaza de Mayo, HIJOS, Abuelas y asociaciones de ex presos y presas políticas. También como un modo de reparación histórica por parte del Estado sobre las nefastas consecuencias que provocó el plan sistemático de personas y el vaciamiento económico que materializó el terrorismo dictatorial.  

Estas primeras medidas de la gestión kirchnerista  se fueron profundizando durante la última década, y así se agilizó la puesta en marcha de los procesos de Verdad, Memoria y Justicia en todo el territorio nacional. Centenares de represores ya han recibido sentencia, y otros tantos se encuentran en pleno procesamiento o a la espera del mismo. 

La sociedad en general celebra por estas horas que la muerte haya alcanzado al jefe de represores bajo condena y en cárcel común, pues el retraso de la llegada de la Justicia imposibilitó que muchos de sus pares hayan sido al menos juzgados antes de su última hora o les otorgó la posibilidad de perecer en sus hogares con la apacible compañía de familiares. Lo que se lamenta, es el ahora "silencio eternizado" del jerarca sobre el paradero de los niños y niñas apropiados durante el exterminio, y el destino de los cuerpos de los desparecidos. 

Videla jamás expresó arrepentimiento, cada vez que pudo justificó la aplicación del plan sistemático de desaparición de personas como respuesta a lo que su proyecto de autoritarismo y masacre denominó: “el peligro subversivo”. Sin más, en la última audiencia del Juicio de Plan Cóndor a la que asistió - el 14 de mayo pasado - dio lectura a un manifiesto en el que procuró deslindar a sus subordinados de las responsabilidades por las que se los acusa, al atribuírselas todas a su propia persona.

Edición UNCUYO comparte con sus lectores el verso de Editorial PAN que, en relación a la muerte del genocida, simboliza su fatídico paso por la historia argentina. 

                                             "Murió Videla. 
                                              Pobre tierra amada, habrá de recibirlo. 
                                              Qué culpa tendrán esos gusanos.
                                              Triste árbol cortado para ser ataúd.
                                              Que su sangre no toque tus napas, tierra".

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