No, los femicidios no son una pandemia, son violencia machista

Algunas especialistas feministas advierten la necesidad de no hablar de “una pandemia dentro de otra”. No son "enfermos", son producto del patriarcado.

No, los femicidios no son una pandemia, son violencia machista

Imagen: www.ojodeprensa.com.ar

Sociedad

Violencia de género

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 22 DE ABRIL DE 2020

Durante la cuarentena, han emergido diversos temas, y uno fue la problemática de los femicidios. Según relevó la organización Mumalá, hasta el 20 de abril, eran 90 los femicidios cometidos en 2020, 27 de ellos desde el inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Según dijo la ministra Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, ha habido una disminución de la mayoría de los delitos, pero no de la violencia contra las mujeres. De hecho, las llamadas y mensajes a las líneas de ayuda y asesoramiento han aumentado. 

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Recordá que podés comunicarte con la #Línea144 por teléfono, por mail a linea144@mingeneros.gob.ar y a través de WhatsApp a los números (+54) 1127716463 y 1127759047/48.

Por esto, tanto periodistas como feministas y especialistas abordaron el tema refiriéndose a la problemática como “la otra pandemia”, “la pandemia invisible”, etc. La intención era demostrar que hay muertes de las que no se habla, constantes pero invisibilizadas, como es el caso de las perpetradas por varones contra mujeres en razón de su género.

La idea de comparar la enorme cantidad de femicidios con una pandemia, en principio, puede parecer una estrategia comunicacional exitosa, pero a la larga construye un sentido equívoco sobre el conflicto de la violencia machista.

Algunas especialistas llamaron la atención sobre este punto. Sofía da Costa Marques –docente, socióloga e investigadora– compartió una reflexión acerca de que “tratar los feminicidios de ‘epidemia’ es patologizar un fenómeno social cuyo origen es el patriarcado capitalista, no una enfermedad”. Se refiere a la construcción de relaciones y estructuras sociales basadas en la desigualdad y en las jerarquías, a la violencia como forma de sostener un sistema de injusticias.

En torno al mismo tema, la escritora y psicoanalista Cristina Lobaiza Estrada lanzó una campaña en sus redes contra la idea de que la violencia machista es una pandemia. Fue a través de animaciones, historias, placas y videos que desde los últimos días de marzo contó su posición: "No es pandemia. No son enfermos. No te alejes. No te laves las manos".

Asegura la psicóloga que decir que la violencia machista es una pandemia “implica despolitizar la crueldad y el sufrimiento humano. Y oculta que la violencia contra las mujeres no es algo que perpetra un enfermo, no es una enfermedad. (...) es la garantía fundamental para que los sistemas productivos y reproductivos del mundo entero se mantengan como están, alimentados por lógicas de subordinación de las mujeres hacia el poder de los varones”.

 

Hijos sanos del patriarcado

“No son enfermos, son hijos sanos del patriarcado” es una frase que se lee en los carteles de las marchas, en comunicados y notas feministas, y tiene un profundo contenido político. Se opone a la idea –repetida por la ciudadanía y por los medios de comunicación– de que un acosador, un abusador o un femicida es un enfermo, un psicópata, un hombre aislado de las normas de la sociedad. Un varón violento es, más bien, el producto esperado y previsible de las relaciones de poder y opresión que perpetúa el patriarcado.

“Que haya hechos brutales, injustos y de previsibilidad relativamente alta, como los feminicidios, no nos habilita a hacerlos sinónimos de una enfermedad. Que podamos y debamos construir registros estadísticos sobre ellos no los convierte en un dato de la epidemiología. Si todo es patología, todo es pasible de ser abordado desde la medicina”, afirma de manera contundente Da Costa Marques.

La propuesta es complejizar la temática y comenzar a entender que el problema no es una enfermedad ni se debe abordar como tal, sino que tiene explicaciones políticas, históricas, económicas y culturales. La violencia machista no es la excepción, sino más bien la regla. 

No es “la alteración o desviación de un estado fisiológico” (según define enfermedad la Organización Mundial de la Salud). La violencia es, entre otras cosas, producto de la construcción de la masculinidad hegemónica, violenta, que todo lo puede, por las buenas o por la fuerza, que no llora ni tiene miedo, que enfrenta desafíos y ejerce el poder a toda costa. Ha costado mucho –y cuesta todavía– demostrar la sistematicidad de las prácticas violentas, sexistas, pero no con el objetivo de adormecer, sino para mostrar que no es un hecho aislado, que no es producto de una situación particular ni coyuntural, sino que es estructural a nuestra organización social. 

Las llamadas a líneas contra la violencia de género crecieron casi el 40%

Desde el inicio del aislamiento social obligatorio por la pandemia de coronavirus en Argentina, se constató un aumento del 39 % de las llamadas a la línea telefónica 144, que asesora a personas víctimas de violencia de género, por lo que se inició el refuerzo del personal que la atiende y se dispuso la apertura de nuevos canales de comunicación.

¿Por qué insistir entonces en la analogía entre los conceptos de violencia de género y pandemia? La socióloga y docente Da Costa Marques continúa con el escrito y responde: “El lenguaje biomédico es más audible públicamente que las denuncias, estudios, experiencias y conocimientos feministas. Pero las condiciones de posibilidad de esa ‘audibilidad’ de la medicina no tienen tanto que ver tanto con su precisión o rigurosidad como con el hecho de que es una disciplina profundamente patriarcal”.

“Si en pos de la visibilidad entregamos el contenido político y teórico de la violencia patriarcal al discurso médico-epidemiológico, nos entrampamos en un terreno que no solo no es el nuestro, sino que es uno que tratamos de subvertir permanentemente”, asegura Sofía da Costa Marques.

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