La presidenta Dilma Rousseff, suspendida en sus funciones desde el pasado 12 de mayo, hizo este martes un dramático llamado al pueblo y al Senado brasileño para evitar que condenen "a un inocente". Con la cuenta regresiva en su contra (el voto que podría decidir su destitución definitiva se producirá antes del fin de mes), Rousseff leyó una carta abierta en la que pide a los senadores, sus posibles verdugos, que "no realicen la injusticia de condenarme por un crimen que no cometí". La presidenta añadió que "si se consuma el impeachement sin crimen de responsabilidad, tendríamos un golpe de Estado".

Su llamado tiene pocas posibilidades de hacer cambiar de opinión a la mayoría de senadores que, paso a paso, han mostrado estar decididos a sacarla del poder, lo que pondría fin a un ciclo de más de 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), formación de izquierda. Rousseff ha insistido en su inocencia en la investigación que se le sigue por haber violado la Constitución al aprobar gastos sin el acuerdo previo del Congreso.

Tras su separación provisional, Rousseff fue remplazada por el vicepresidente Michel Temer. El pleno del Senado debe ahora votar si esa separación es definitiva. El voto podría tener lugar entre el 28 y el 31 de agosto. Se precisa el voto de dos tercios de los senadores (54 de un total de 81) para remplazar a la presidenta que fue relegida para un segundo mandato en 2014.

Dilma Rousseff dijo en su llamado que "no existe injusticia más devastadora que condenar a un inocente". Pero el Supremo Tribunal piensa de manera diferente y este martes autorizó abrir una investigación en contra de ella por presunta obstrucción de la justicia.

La acusación salpica también al expresidente Lula da Silva. La fiscalía intenta corroborar si el carismático fundador del PT intentó obstruir las investigaciones sobre la llamada "Operación Lava Jato", el mayor escándalo de corrupción de Brasil.

La crisis política que sacude el país se ha visto relativamente opacada por los Juegos Olímpicos de Río. El escenario está servido para que, una vez que los juegos sean clausurados el domingo 21, esa crisis vuelva a surgir con mayor intensidad.