Las organizaciones sociales y la respuesta política

Sumamos a las reflexiones, luego de 10 años de aquellas fatídicas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, al secretario de políticas públicas y universitarias del Rectorado de la UNCUYO, Juan Carlos Aguiló. Su reflexión, además, se centra en el importante rol que jugaron, y juegan, las organizaciones sociales.  

Las organizaciones sociales y la respuesta política

Foto: Archivo NU / Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Juan Manuel Lucero Díaz y Analía Martín

Publicado el 19 DE DICIEMBRE DE 2011

Para el Secretario de Políticas Públicas y Universitarias de la UNCUYO, las organizaciones sociales fueron uno de los canales por los cuales se dio respiro a la complicada situación que atravesó el país aquellos días de diciembre del 2001. Sin embargo, destaca la lucidez de un país que en ese momento se encontraba atravesando por uno de sus peores momentos históricos, mediante la política.

A diez años de aquel 19 y 20 de diciembre donde la política carecía en absoluto de credibilidad, hoy la militancia política partidaria ha tomado un valor muy importante en la vida en sociedad.

El papel de las organizaciones sociales. “Ayer lo decía Alfredo Saied, que está basada en el enfoque teórico de Eduardo Basualdo y en el cual yo comparto casi en su totalidad, que cuando dice que en realidad el estallido es el evento final o culmine a un proceso que comenzó el 24 de marzo del ’76. Es un punto de irrupción o de casi desintegración (aunque una sociedad no se puede desintegrar), pero es un momento de una combinación de cuestiones de distintos sectores de la sociedad que irrumpen y generan esta cuestión de casi un vacío institucional. Hay que leerlo pensando en que ojalá sea el punto de cierre de ese proceso que se inició en el ’76 y es, como Eduardo Basualdo lo llama, el modelo de acumulación que cambia o rompe el viejo modelo de sustitución de importaciones y pasa al nuevo modelo de valorización financiera. ¿Por qué decir esto como introducción? porque esas organizaciones sociales, que en esos últimos 2 años tuvieron una mayor visibilidad, tuvieron su origen y hay que reconocerlo a mediados de los ’90 en pueblos del interior como Cutral-Có, Tartagal y de tantos otros que al no estar en la coyuntura mediática como pueden estar en la Ciudad de Buenos Aires, apelan al corte de ruta. Se trata de ciudades que habían sido víctimas de la destrucción a la que nos había llevado el modelo neoliberal imperante; ciudades que o dependían del ferrocarril o sobre todo de YPF. De alguna manera, las organizaciones sociales y el movimiento piquetero, tiene un surgimiento en el interior del país luego por supuesto en el gran Buenos Aires, y en los últimos momentos de este proceso es que irrumpe y acompaña lo que fueron las jornadas del 19 y 20. El modelo iniciado el 24 de marzo es un modelo de destrucción del tejido productivo, de la industria nacional, y luego en la década del ’90, se le da el golpe final con privatizaciones, aperturas de regulación y sobre todo el tipo de cambio fijo que termina de liquidar la poca industria nacional que había quedado con las consecuencias que ya conocemos. Luego, ‘La Alianza’ como la gran frustración porque justamente La Alianza venía a dar cuenta del deterioro en lo político que significaba los dos periodos de Menem y sin embargo fue una continuidad, porque lo fue tanto económica como institucionalmente, en realidad fue una profundización con los diferentes intentos de ajustes y mega ajustes que llevó Caballo adelante en el último año y el broche de oro, por decirlo de alguna manera, de la confiscación de los depósitos.

Por todo esto es que es lógico entender que las organizaciones sociales no surgieron el día anterior. Las organizaciones sociales son una respuesta de una sociedad que tiene una historia de militancia, de organización, de participación y de reclamo que comienzan ya en los inicios de la década de los 90. Como dijo Basualdo, son una manera de las sociedades de responder a una clase política que esta cooptada por el modelo neoliberal y a un Estado en retirada en cuanto a lo que significó el Estado de bienestar y la situación económica en Argentina pre 1976.

¿Pueden las organizaciones sociales ser una alternativa de poder? “Tienen un rol central en cuanto a la organización de los sectores populares, a servir de contención y de organización de lo que significó lo que fue luego el 2002, donde las organizaciones llevaron adelante un papel central que luego sirvió para que el Estado se acercara a los sectores más vulnerados y que en ese momento de tamaña vulnerabilidad no es posibles pensar en las políticas que estamos pensado ahora. Ahora bien, había una creencia que las organizaciones de base, las organizaciones piqueteras, barriales podían reemplazar a algo y me parece que no lo podían hacer, me parece que hay una limitación en su origen de eso. También soy bastante incrédulo a la consigna “piquete y cacerola la lucha es una sola”, creo que son luchas diferentes. La Argentina un año antes tenía una tasa de desocupación del 20% y sin embargo nadie salía a la calle por eso, la clase media salió a la calle cuando le confiscaron los depósitos. Con esto no estoy diciendo que estuvo bien que le confiscaran los ahorros a la gente porque además los más perjudicados fueron los pequeños ahorristas, no los grandes; pero sí creo que hubo una conclusión apresurada al determinar que ahí pudo haber algún embrión revolucionario.

¿Qué rescatar? “Como positivo se puede recordar quizás, que con el gran vació institucional y político  que se produce no hay una salida mesiánica al estilo militar que sirva; una de las cosas positivas es que los 18 años, hasta ese momento, de la vida en democracia es la gran debilidad del viejo “partido militar”. Frente al que se vayan todos no apareció la milicia como una respuesta y que fue la misma política, frente a todas sus limitaciones, la que salió a responder. Se podría rescatar que hubo una salida institucional, más allá de una credibilidad bajísima. Hoy en día el valor de la militancia y la política en sí misma es mucho más alto que en aquellos años”.

10 años después. “Uno podría interpretar que el resultado de las elecciones en el 2003 son un mensaje de la ciudadanía: “ninguno es bueno”; ninguno se destaca por arriba del otro porque en el fondo hay casi un empate técnico entre 4, más el gran porcentaje de votos en blanco y el ausentismo. Luego vendrán las interpretaciones del kirchnerismo, pero lo cierto es que él hace una jugada inesperada y es que pone a la política de nuevo en un lugar, y desde la política reconstruye y enfrenta (con mayor o menor éxito) las corporaciones que venían ganándole el lugar a la política y dirigiendo el destino del país, que es en definitiva el lugar que tiene que ocupar la política.

Recuperar el control de la economía desde la política, no desde los sectores concentrados como sucedía en los 90, ha sido lo que impulsó a la Argentina a salir de a crisis. Es volver, con más o menos valores, pero tomando las decisiones políticas en la Casa Rosada o en el Congreso, eso me parece que da la posibilidad de cuestiones como la renegociación en la deuda, etc.,  y el sostenimiento del modelo económico con todos sus defectos y aciertos”.