El mercado bursátil de China se suspendió tras la caía de las monedas asiáticas y el derrumbe de los precios, la baja de la actividad manufacturera, las preocupaciones por malos datos en la economía del gigante asiático y, además, la suba en el precio del petróleo. Por lo tanto, se activó un mecanismo para la suspensión de toda actividad ligada a la compra-venta de acciones y actividades comerciales. Tokio, la capital japonesa, se presenta con pérdidas que superan el 3 %, con un aumento del valor del yen.  

Así, las principales acciones en Shanghai cayeron 6,9 % y el índice compuesto Shenzhen se derrumbó más del 8 %. En tanto, el índice CSI300, que une las 300 compañías cotizadas en las bolsas (entre ellas, grandes bancos y compañías petroleras estatales), bajó un 7 % y obligó a la suspensión de la cotización, lo que implica un freno a la alta volatilidad y una maniobra para tratar de evitar lo que ocurrió en julio de 2015, cuando el desplome fue de más de 8 % y la pérdida acumuló 2,5 billones de dólares en tres semanas.

Repercusión en el mundo

La crisis económica alteró a las principales bolsas de comercio del mundo, las cuales, hasta el momento, operan a bajo nivel. La de Frankfort perdió el 3,7 %, la de Madrid el 2,6 %, la de París el 0,9 % y la de Londres 0,5 %.      

Una de las principales influencias en el derrumbe de la bolsa China es el conflicto bélico que se vive en Medio Oriente, luego de que Arabia Saudita rompiera relaciones diplomáticas con Irán tras la disputa por la ejecución del líder chiíta opositor Nimr Baquir al Nimr, junto con 46 personas más acusadas de terrorismo, lo que llevó a manifestaciones y ataques a la embajada saudita en Teherán. Este hecho provocó que el valor del petróleo subiera en el mercado asiático debido a que ambos países son productores de crudo, siendo Arabia Saudita el principal proveedor.

Otro de los factores que alentó a esta crisis fue un estudio privado del PMI (Índice de Administradores de Compras por sus siglas en inglés) sobre la actividad manufacturera. Este estudio arrojó una medición de 48,2, es decir, una baja en la actividad de las fábricas para el mes de diciembre, por décimo mes consecutivo.