“Nunca más quise recordar esos momentos tan tremendos”

El testimonio de Inés Atencio reabrió el aberrante capítulo sobre los abusos sexuales padecidos por las mujeres detenidas. El lunes 3 también declararon Ana Jakowczyk, Juan Carlos Granizo, Delia Massolo y Mercedes Verdejo.

"Nunca más quise recordar esos momentos tan tremendos"

Foto: gentileza Prensa Gobierno de Mendoza

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Prensa Gobierno de Mendoza

Publicado el 04 DE AGOSTO DE 2015

En el IV Juicio por delitos de lesa humanidad que se lleva adelante en los Tribunales Federales de Mendoza se desarrolló la audiencia número 91. La jornada contó con las declaraciones de cinco testigos, ofrecidas por Ana Jakowczyk, Juan Carlos Granizo, Inés Atencio, Delia Massolo y Mercedes Verdejo. Sus testimonios refirieron sobre secuestros, detenciones ilegales, delitos sexuales y asesinatos cometidos en nuestra provincia en la última dictadura cívico-militar.

En primer lugar declaró Ana Teresa Jakowczyk. Su testimonio aportó datos sobre el secuestro ilegal y posterior desaparición de su hermano menor, Carlos Ángel Jakowczyk, y de su cuñada, María Inés Correa Llanos.

Carlos Jakowczyk vivió con su familia en Bowen (General Alvear) desde 1949. Allí aprendió el oficio de electricista por su padre y desarrolló esta actividad hasta trasladarse a Chacras de Coria junto a María Inés, a quien conoció en el Hospital Central, donde ella trabajaba como instrumentista.

“Carlos y María Inés realizaban tareas sociales para niños junto al Padre José María Llorens. Él enseñaba deportes y ella, a bordar”, expresó la testigo al recordar al matrimonio secuestrado el 6 de septiembre de 1976. Al momento del secuestro, María cursaba su sexto mes de embarazo. “Al padre de ella le dijeron que la habían ajusticiado”, recordó Ana en su breve exposición.

Luego declaró el testigo Juan Carlos Granizo sobre la detención de su hermano Luis Alberto. “Mi hermano era gastronómico, tenía la concesión de un comedor y todas las noches regresaba al departamento que alquilaba por el mismo trayecto. Desde la noche que lo secuestraron no se supo más nada de él”, expresó el testigo al recordar a Carlos, quien además se desempeñaba como Secretario de Actas en el Gremio de los Gastronómicos al momento de su secuestro, ocurrido el 13 de noviembre de 1975.

“Anduvimos por todos lados. En la Seccional Cuarta no me aceptaron la denuncia porque no había transcurrido el tiempo suficiente”, relató el testigo al describir el contexto en el que se enmarcaban las acciones para dar con Luis Alberto, a raíz de las cuales fue víctima de persecución y posteriormente detenido ilegalmente por oficiales de la Policía de Investigaciones. “Me dijeron que era un trabajo de operativo. Me sacaron de mi casa y me llevaron al D2”, señaló.

En el mismo mes de ocurrida la desaparición de Luis Alberto, fue encontrado sin vida en el Centro Clandestino de Detención (CCD) Campo Las Lajas. “Su cuerpo apareció totalmente calcinado, pero lo identifiqué por un llavero y un encendedor que tenía con sus iniciales”, declaró Granizo, quien al finalizar su testimonio recordó un episodio en el que el exjefe de la policía provincial Julio César Santuchone le dijera: “Tienen que pasar veinte años para esclarecer el crimen”.

El tercer testimonio fue ofrecido por Inés Atencio, quien declaró en calidad de víctima y testigo. Oriunda de San Juan, llegó a la provincia de Mendoza a sus 22 años para trabajar en labores domésticas. A los meses conoció a Víctor Hugo Díaz, con quien formó pareja.

Para el mes de agosto de 1976, Víctor, junto a su amigo Rubén Álvarez, acompañaban a Inés para dejarla en la casa donde trabajaba. Al llegar, los tres fueron interceptados por dos vehículos y trasladados al CCD D2. Sobre los motivos de la detención, la testigo relató: “Lo más lamentable de todo es que Víctor Hugo no militaba en ningún partido y yo menos; a mí sólo me daban permiso para salir los jueves en la tarde”, y vinculó el hecho con que “Rubén Álvarez había dado albergue a una pareja que estaba siendo perseguida por la policía”.

La testigo continuó su declaración relatando que, al llegar al D2, le fue sustraída su cartera con el sueldo y los documentos; allí fue interrogada y arrojada a un calabozo. En un duro relato denunció que durante los días de cautiverio padeció abusos sexuales sistemáticos: “Nunca les vi la cara pero por las distintas formas de hablar puedo asegurar que eran distintas personas”, declaró.

A los cinco días Inés fue liberada, abandonada a las cuatro de la mañana en el Parque General San Martín, sin dinero ni documentos. “Nunca más quise recordar esos momentos tan tremendos”, expresó conmocionada, y agregó: “Es la primera vez que denuncio estos hechos, después de 35 años”.

Posteriormente declaró Delia Nora Massolo sobre la desaparición de su compañera de estudios, María Leonor Mercuri, ocurrida el 9 de septiembre de 1975. Oriunda de Capital Federal, Leonor llegó a Mendoza para estudiar Trabajo Social. Además trabajaba en el Banco de Desarrollo y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores.

“Al quedar la carrera intervenida por los militares, un grupo de compañeras nos planteamos que queríamos hacer algo por la gente y formamos un grupo para dar apoyo escolar en el Barrio San Martín por intermedio del Padre Llorens”, recordó la testigo, y continuó su testimonio detallando sobre el contexto en el que se produjeron la reapertura de la carrera y las modificaciones estructurales en los planes de estudio.

“Nos reuníamos todos los sábados en la mañana para ir al barrio, y aquel sábado Leonor no llegó y tampoco estaba en su departamento”, declaró Delia. La testigo agregó que continuaron reuniéndose cada quince días con el Padre Llorens en la Iglesia de los Jesuitas, hasta que nos dijo que había recibido la información de que Leonor era una de las personas que habían tirado en el Carrizal”. Respecto de la desaparición, la testigo expresó que varios años después supo por intermedio de la madre de Leonor que esta fue secuestrada al bajar del colectivo, en las inmediaciones del barrio Cementista.

Finalmente prestó testimonio Mercedes Amalia Verdejo, quien ofreció declaración sobre la detención ilegal padecida por su padre, Carlos Alejo Verdejo. Carlos Verdejo trabajada en pozos petroleros y era delegado sindical de los trabajadores de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Su secuestro se produjo el 17 de marzo de 1976, cuando un grupo de soldados del Ejército Argentino irrumpió violentamente en su vivienda.  “Tras revisar todos los placares, a mi padre lo metieron en un camión y recién al salir pude darme cuenta de que había muchos vehículos militares”, relató la testigo.

Tras esto, la familia de Verdejo denunció el secuestro en la comisaría de Villa Hipódromo, en la 8ª Brigada Compañía de Comunicaciones, entre otras dependencias. En todas ellas les negaban información. “No sabíamos qué hacer, por eso nos empezamos a contactar con otras familias que estaban en la misma situación”, relató la testigo.

Tras diez días de búsqueda, la familia Verdejo tomó conocimiento de que Carlos se encontraba detenido en la Comisaría 7ª de Godoy Cruz. “Esto lo supimos por un tío que también había sido detenido en ese lugar”, recordó la testigo, y reconstruyó el periplo realizado por su padre, quien permaneció en cautiverio en el D2, en Contraventores, en la Comisaría 7ª y en la Penitenciaría Provincial. “En Contraventores y en la 7ª padeció la mayor tortura y malos tratos en los interrogatorios”, dijo Mercedes.

Carlos Verdejo recuperó su libertad en junio de 1977 desde La Plata y vivió el exilio en México hasta 1984. “Cuando mi padre volvió al país no recuperó el trabajo; cuando estuvo detenido en la Penitenciaría lo obligaron a firmar su renuncia bajo amenaza”, expresó la testigo.

Tras este testimonio, el Tribunal solicitó un cuarto intermedio, por lo cual la etapa testimonial continúa mañana martes 4 de agosto a las 09.30, en el primer piso del Tribunal Oral Federal en lo Criminal N.º 1.

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