Operación final: la justicia como respuesta al genocidio

La película recientemente estrenada en Netflix narra la captura de Adolf Eichmann por parte de la inteligencia israelí para juzgarlo por los crímenes que cometió durante el régimen nazi.

Operación final: la justicia como respuesta al genocidio

Oscar Isaac interpreta a Peter Malkin, el agente israelí que logró capturar a Adolf Eichmann. Imagen de la película publicada en newtimesslo.com.

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Milagros Martín Varela

Publicado el 11 DE OCTUBRE DE 2018

 

“Nuestra memoria se basa en la historia escrita. El libro de la memoria sigue abierto y ustedes aquí, ahora, son la mano que sostiene la pluma”. Así le pide el entonces primer ministro israelí, David Ben-Gurion, al equipo de Mossad –el servicio de inteligencia de Israel– que no fracase en la misión de secuestrar a Adolf Eichmann para que sea juzgado por sus crímenes de guerra durante el Tercer Reich.

La nueva película distribuida por Netflix y producida por Automatik Entertainment, Operación Final (Chris Witz, 2018) no es tan solo una producción más sobre el nazismo, la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Se diferencia de muchas otras por tener un profundo mensaje acerca de la necesidad de la memoria colectiva para que haya una verdadera justicia y para que esta no sea ejecutada por mano propia.

Esta producción audiovisual narra los acontecimientos ocurridos en mayo de 1960, cuando Peter Malkin (interpretado por Oscar Isaac) y equipo viajan a Buenos Aires para secuestrar a Eichmann (encarnado por Ben Kingsley) y juzgarlo en Israel por sus crímenes de guerra durante el régimen nazi.

Pero ¿quién fue Adolf Eichmann? Se trata del mentor de lo que él llamó “solución final de la cuestión judía”. Sí, así llamaron los nazis al Holocausto, o mejor dicho, al genocidio de la población judía que residía en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Este hombre fue capturado, en principio, por el Ejército de los Estados Unidos, del cual logró escapar y, tras ocultarse en Alemania y Austria, se trasladó –con el fin de no ser encontrado– al país más austral del mundo: Argentina.

Eichmann permaneció escondido en Buenos Aires desde 1948. Fue en mayo de 1960 –15 años después del final de la guerra– cuando Lothar Hermann y su hija Silvia Hermann descubrieron la verdadera identidad de quien se hacía llamar Ricardo Klement. Es más o menos en este punto en el que se empiezan a desarrollar los hechos de la película.

Desde un primer momento, Operación Final mantiene al espectador sumamente pendiente de lo que ocurre y a lo largo de toda la trama se manifiesta la pugna entre el impulso de la justicia por mano propia y la mesura para que los crímenes cometidos por los nazis sean juzgados y queden en la memoria colectiva. Aquí juegan un rol fundamental las brillantes interpretaciones de Isaac y Kingsley, cuyas interacciones y la relación que entablan en la película deja entrever en su complejidad cómo los hechos históricos afectan de manera individual y colectiva a las personas, y cómo detrás de la historia y los datos duros que conocemos todos y todas hay relatos mucho más profundos en las vidas de quienes fueron parte de los acontecimientos.

 

La argentinidad al palo

Debido a cómo y dónde transcurrió la captura de Eichmann, al menos la mitad de Operación Final fue rodada en Buenos Aires. No solamente la ambientación de la época, en la que se conmemoraban los 150 años de la Revolución de Mayo, sino también la cultura argentina, el habla y otros aspectos están sumamente respetados y bien logrados.

Esto se debe a que hubo varios actores extras argentinos durante la filmación y hasta un personaje central fue interpretado por una actriz de nuestro país: se trata de Rita Pauls, a quien quizás recuerdes de series como Historia de un clan (Luis Ortega, 2015). Es, además, sobrina de Gastón y Nicolás Pauls.

También resulta impactante el mensaje de trasfondo de la película: la relevancia de hacer justicia con dictadores a través de juicios legitimados por las normativas de cada Estado. Esta trama pega fuerte en quienes habitamos el suelo argentino al recordar los juicios a quienes fueron parte de la última dictadura cívico-militar que comenzaron en 2006 y que transcurren hasta la actualidad.

 

Las producciones norteamericanas sobre genocidios

Aunque Operación Final tiene marca propia en lo que se refiere a las películas acerca de la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y el nazismo, no cabe duda de que la enorme cantidad de producciones estadounidenses sobre el tema puede que aburra un poco a los espectadores y las espectadoras y llegue un momento en el que tengan un efecto de hartazgo, de “más de lo mismo”.

Puede que valga la pena tener en cuenta las relaciones entre Estados Unidos e Israel a la hora de preguntarse por qué en Estados Unidos realizan tantas películas y series acerca del genocidio judío. Podemos preguntarnos también si es parte de una invisibilización histórica que data de hace más de 100 años el hecho de que sólo se haya hecho una producción estadounidense sobre el Genocidio Armenio, por ejemplo. La única película data de 1919.

Quizás el día en el que los gobiernos norteamericanos se interesen económicamente en Armenia, se realicen películas y series sobre el Genocidio Armenio.

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