¿Para qué serviría una Empresa Provincial de Minería?

Días atrás circuló una nota del sociólogo Enrique Bollati donde formulaba en voz alta una serie de preguntas –una de ellas acerca de la posibilidad de creación de una Empresa Provincial de Minería- que empezaba preguntándose “Minería ¿sí o no?”

¿Para qué serviría una Empresa Provincial de Minería?

Sociedad

Unidiversidad

Ignacio Ortigala. Especial para NU Digital

Publicado el 21 DE SEPTIEMBRE DE 2011

En esa nota me citaba como autor del proyectos de creación de una empresa de estas características lo que, en alguna medida, me obliga a aportar algo a este tema. Pero antes de eso quisiera hacer una crítica positiva al planteo de Bollati: no creo que sea pertinente preguntarse  “Minería, ¿sí o no?”, cuando esta provincia tiene una larga historia de producción minera y cuando una gran parte de su producto bruto actualmente se origina en la minería.

 Plantearía una pregunta puente; “¿Mendoza con o sin minería?” Pensemos, por un momento en la segunda alternativa: Mendoza sin minería. Si realmente queremos una Mendoza sin minería, deberíamos, para ser consecuentes, cerrar la exploración y refinamiento de petróleo y gas, cerrar las históricas cementeras, las canteras y fábricas de cal, las explotaciones de talco, ripio, arena, pomeca, yeso, mica y una larga lista de etcéteras que incluyen la producción de nuestra tradicional agua mineral, la que es una actividad minera, aunque pocos se detengan a pensar en ello. Y recordemos que con los recursos que la provincia recibe de regalías petrolíferas (regalías mineras), se pagan parte de los sueldos de policías, médicos, enfermeros, maestros, etc.

 Es impensable una Mendoza sin minería, por eso decía que era una pregunta puente que nos debía llevar a la que, a mi juicio, es la verdadera pregunta: ¿minería cómo, en qué condiciones?

 Rescato tres cosas del artículo de Bollati: las dos principales objeciones al desarrollo minero y el planteo de la propiedad del subsuelo, de los minerales.

 Aunque resulte extraño a estas alturas, pocos mendocinos saben que la reforma a la Constitución Nacional de 1.994 estableció que la propiedad del subsuelo es de las provincias. ¿Más claro? Cualquier recurso natural que se encuentre en el subsuelo mendocino es propiedad de los mendocinos, actuales y futuros, de nadie más.

 Y voy a insistir en esto, porque no es un tema menor: la totalidad del subsuelo provincial pertenece a los mendocinos; ni a la Nación, ni a las empresas que exploten el recurso ni a nadie más; es del conjunto de los mendocinos.

 Y ahora vayamos a las dos objeciones.

 La primera, según Bollati, es que el estado provincial no cuenta con la capacidad suficiente para ejercer un adecuado control medioambiental sobre las explotaciones mineras. Creo que se queda corto; en realidad la provincia no cuenta con la capacidad para ejercer un adecuado control medioambiental en prácticamente ningún área productiva. Sólo recordemos que los registros de cianuro del Río Tunuyán exceden los límites considerados aceptables por la Organización Mundial de la Salud, y sobre el Tunuyán no existe ningún proyecto minero.

 ¿Desidia, mala fe, negocios turbios? No, es más simple que eso, aunque no niego que pueda haber parte de eso: es una cuestión de recursos. Establecer una agencia de control medioambiental con la suficiente capacidad para cumplir con el objetivo que todos deseamos para ella, cuesta una fortuna en recursos humanos y materiales. ¿de dónde sacamos esa plata?

 Segunda objeción: siempre según Bollati, las explotaciones mineras, en la actualidad, dejan un exiguo dinero en concepto de regalías a la provincia. Esa afirmación es falsa de toda falsedad, porque, en la actualidad, muchas de las explotaciones mineras en la provincia no dejan ningún aporte directo a la provincia. Nuevamente Bollati se quedó corto…

 Veamos entonces para qué podría servir una Empresa Provincial de Minería. En primer lugar, podría hacer efectiva la propiedad mendocina de los recursos, obligando a todas y cada una de las explotaciones aporten directamente a las arcas de Mendoza, y no hablamos de dinero para gastos generales, pagos de sueldos, etc. Hablamos de fondos para cubrir la tremenda inversión en implantación de nuevos sistemas de riego que deberemos afrontar en la próxima década; no sé cuánto han escuchado hablar del calentamiento global, el pronóstico de menor cantidad de nevadas, etc. Pero lo que implica, en síntesis, es que estamos obligados que cambiar el sistema tradicional de riego. Hablamos de cuidar el agua en serio, de hacer algo que esté a la altura del desafío que se nos presenta.

 También hablamos de obtener lo recursos necesarios para crear una verdadera Agencia de Control Medioambiental, con capacidad para ejercer un verdadero y efectivo poder de policía sobre todas las actividades productivas, sean extractivas, de cultivos, industriales, etc. Y, ¿por qué no?, utilizar el excelente recurso humano que poseen la UNC, la UTN y el Cricyt para que estos organismos de excelencia científica sean la base de esta Agencia.

 Así de simple: una Empresa Provincial de Minería serviría para que los mendocinos hagamos verdadero y adecuado uso de lo que es nuestro por derecho (agua Y oro); serviría para que optimizáramos el uso del agua; serviría para que, por fin, pudiéramos contar con un estricto control medioambiental; serviría para generar una mayor actividad económica con numerosos puestos de trabajo; serviría, en fin, para mejorar la calidad de vida de los actuales y futuros mendocinos.

 ¿O acaso alguien cree, ingenuamente, que el futuro nos va a dar algún tipo de plazo de gracia?

 El calentamiento global es hoy, la contaminación de cauces en Mendoza es hoy, la posibilidad de contrarrestarlos es hoy. Mañana es la excusa infame con que se engaña  las voluntades moribundas, decía el poeta.