Permacultura: ciencia y filosofía al servicio de la transformación

Pasó por Mendoza el Tercer Encuentro Nacional de Permacultura. Tres días de talleres, charlas, debates y vivencias fueron suficientes para confirmar que este es un movimiento en franco crecimiento, con un presente en constante cambio y un futuro esperanzador.

Permacultura: ciencia y filosofía al servicio de la transformación

Imagen ilustrativa

Cultura

Unidiversidad

Daniel Postizzi Leiva

Publicado el 22 DE OCTUBRE DE 2013

¿Qué es la permacultura? Su nacimiento hay que buscarlo a  mediados de los años 70, cuando los australianos Bill Mollison, profesor de la Escuela de Diseño Ambiental en Hobart, Tasmania, y David Holmgren, joven estudiante de la misma universidad, desarrollaron una serie de ideas para la creación de sistemas agrícolas con los cuales querían asegurar el abasto con alimentos a largo plazo de una mejor manera que con los predominantes métodos industriales de la agricultura convencional.

Ellos habían observado que la agricultura industrial, por su preferencia por el monocultivo, la implementación de pesticidas y el uso abusivo de fertilizantes sintéticos, estaba contaminando suelos y agua, reduciendo la biodiversidad, causando año tras año la erosión de millones de toneladas de suelos fértiles. 

Mollison y Holmgren acuñaron para su nuevo concepto el término “permaculture”; una fusión de los términos ingleses permanent agriculture (agricultura permanente). La permacultura es una ciencia interdisciplinaria y una filosofía de vida, de visión integradora, que propone herramientas prácticas y contundentes para transitar y superar de manera positiva el cambio climático y la crisis energética.

El Tercer Encuentro Nacional de Permacultura, en Los Barriales, Junín, sirvió para fortalecer los lazos entre las mujeres y los hombres de todo el país que, como Mollison y Holmgren, apuestan por una "filosofía de vida" que respete los procesos naturales de la tierra, el cuidado del prójimo y la equidad en la repartición de los frutos de la naturaleza.

Cambiar el rumbo

Con un panel solar de fondo, Kosmi afirma que el uso de lámparas led permite un notable ahorro energético, un mayor rendimiento y podría reemplazar a las de bajo consumo, que son altamente tóxicas cuando se rompen, debido al alto contenido de mercurio”.

Gustavo Giordano nos muestra en un proyector las imágenes de su casa, construida con materiales reciclados. “Con mi compañera juntamos botellas de vidrio, maderas, y con chalas de ajo y barro arcilloso hicimos las paredes con nuestras manos; parte de nuestras vidas quedó en esas paredes”.

Con paciencia y vocabulario simple, Lucas Bianchini asegura que “el tratamiento de aguas grises en nuestros hogares evitaría que cada mendocino derrochara 700 litros diarios en un mundo en el que sólo el 3 por ciento del agua es apta para el consumo”. En Junín, más de 60 talleres como estos reflejaron la necesidad de cambiar el rumbo de una sociedad inmersa en el consumismo, víctima de un sistema que devora los recursos naturales sin importarle nuestras vidas ni las que vienen, una sociedad que parece estar a las órdenes de los poderes que manejan el mercado, que ven en la pacha un signo monetario. 

Sin embargo, más de mil personas se acercaron a Los Barriales para transformar sus propias realidades y generar cambios en su comunidad. Me interesa mucho la permacultura, hace un tiempo que la vengo estudiando. He hecho algunos talleres de construcción natural, pero me he encontrado con que el concepto de permacultura es mucho más amplio que la construcción natural, el reciclaje y la ecología, ya que abarca un proyecto de restauración planetaria. Hay un proyecto a largo plazo que involucra la recuperación del pulso natural y esencial de la tierra, que es algo que hemos perdido. Todo esto va de la mano de una transformación interna, que cala muy profundo en el ser humano”,  nos cuenta Gabriel Bajach, uno de los participantes del encuentro, mientras hojea el cronograma de actividades.

De Monsanto y otras hierbas (transgénicas)

Si bien las charlas giraron en torno a temas tan variados como autosustentabilidad, biodiversidad, reciclaje, energías limpias, megaminería, educación libre, meditación, economía social y organización de estructuras sociales, el punto neurálgico de los debates estuvo centrado en la soberanía alimentaria, las semillas transgénicas y el creciente poder del gigante de los agrotóxicos y transgénicos: Monsanto.

La nutricionista Azucena Pereyra fue disertante en el taller “Alimentos y Semillas”. Pereyra explicó: “La soberanía alimentaria habla del derecho a la alimentación, a elegir qué comer y a saber de dónde viene lo que comemos, si esa semilla es orgánica o transgénica y a tener una variedad de alimentos. Esa variedad se garantiza teniendo una variedad de semillas”. Es aquí en donde entra a jugar el lobby de Monsanto en nuestro país, ya que su objetivo es lograr la modificación de la ley de semillas “como está pasando en Colombia, donde la ley criminaliza la tenencia de semillas libres”.

Pero no se trata solo de ejercer libertades a la hora de consumir, sino del derecho a una vida sana: “La semilla transgénica de Monsanto, después de ser sometida al Roundup (herbicida a base de glifosato que fabrica Monsanto), contiene cuatro veces más fitoestrógenos que una semilla orgánica, además de perder  un alto porcentaje de sus propiedades nutricionales. La solución está en comprarle a productores agroecológicos, en acompañarlos y cuidarlos, hacerles saber que los necesitamos, que son importantes para nuestra vida”.

El cambio está en marcha y es solo cuestión de actitud. Mientras cae la tarde en Junín y los participantes van camino a los distintos proyectos permaculturales, Beatriz Ramírez, del Instituto de Permacultura Ná lu´um, nos despide y nos invita a la vez: “Organizar el encuentro aquí nos pareció muy lindo. La gente del lugar nos recibió con la mejor, nos ayudó a construir todo esto apenas llegamos, hace diez días. Veníamos sin expectativas, solo con el corazón abierto, y la respuesta de la gente ha sido hermosa. Muchos se han ido muy sorprendidos, incluso el intendente de Junín, que nos visitó. Creo que logramos transmitir a la gente que sí se puede vivir de otra manera y que desde el lugar en que uno vive puede transformar su comunidad a través de la permacultura”.