Desde noviembre de 2017, arqueólogos de Perú comenzaron a restaurar cinco nuevos geoglifos, recién descubiertos el año pasado en un área declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1994. Se estima que los geoglifos fueron realizados por las culturas de Paracas y Topará entre el 500 a.C. y nuestra era. Esto quiere decir que son mucho más antiguas que las conocidas Líneas de Nazca, que se cree que se hicieron entre el inicio de esta era y el 650 d.C.

En un recorrido por la zona donde se hicieron los descubrimientos, Patricia Balbuena, ministra de Cultura de Perú, dijo al diario El Comercio: "Seguimos hallando más geoglifos, lo que nos revela que toda esta zona fue una gran telar en el que los paracas han ido dibujando a lo largo de todo el período de su cultura”. Desde esta entidad, hicieron énfasis en respetar las normas para el cuidado del patrimonio y ordenaron reforzar la seguridad en la zona arqueológica para evitar daños de motociclistas y automovilistas que circulan por la zona.

Con esta restauración, para la que se utilizaron drones que filmaron a 30 metros de distancia, se busca mejorar el turismo en la zona. Muchos de los visitantes sobrevuelan la zona en helicópteros para apreciar las increíbles figuras, entre las que ahora se destacan una orca, un mono, un pelícano y una bailarina.

Estos geoglifos creados por las culturas que habitaron las zonas de Nazca y Palpa son considerados enigmas arqueológicos, ya que nadie sabe para qué fueron dibujados y reflejan la rica historia precolombina que tiene Perú.