Las temperaturas bajan y el aumento de consumo de gas aumenta. Sin embargo, son varios los usuarios que han percibido que la calefacción de los hogares ya no es tan rendidora: las estufas calientan menos, el agua a alta temperatura dura menos durante las duchas, se prenden las hornallas de la cocina para que la casa esté a una temperatura más cálida. El ingeniero mecánico Amilcar Barletta, secretario general del Instituto de Energía de la UNCUYO, explicó a qué se debe este fenómeno.

El especialista aseguró que uno de los factores fundamentales es que, al aumentar el consumo de gas en invierno, esto produce que baje la presión. También bajan los caloríficos –lo que da capacidad de combustión al gas– al incrementarse la demanda (lo normal son 9300 kilocalorías por hora y puede reducirse hasta 9200) y, además, influye la cantidad de conexiones clandestinas al servicio.

Barletta esclareció que, cuando el gas sale del yacimiento, lo hace a una presión de 25 kilogramos por centímetro cuadrado, que sería una presión alta, y llega a los caños que están por debajo de las veredas a una presión media, que es de 1,5 kilogramos por centímetro cuadrado. Luego, al ser distribuida a cada hogar, llega a una presión baja, de 0,022 kilogramos por centímetro cuadrado. Esa presión puede ser aún más baja si hay conexiones clandestinas o más artefactos de los que están previstos, y por el incremento en el consumo.

Esto último se refiere a que, si una persona hizo las instalaciones de gas previstas para una casa con dos estufas, una cocina y un termotanque, y decide ampliar y sumar dos ambientes –cada uno con una estufa más–, deberá rehacer toda la red domiciliaria de gas. De lo contrario, la presión en cada uno de los artefactos bajará e incluso podrían apagarse mientras siguen largando monóxido de carbono.

El ingeniero consultado recomendó que los hogares se adapten a los reglamentos de Ecogas, que las casas se ventilen y que, si se va a invertir en algún artefacto (por ejemplo, un termotanque) que sea de categoría A. Aunque los productos de esa categoría son más costosos, son más rendidores y eficientes porque regulan mejor el uso del gas y –a largo plazo– son más baratos. Además, aconsejó mantener los ambientes a una temperatura entre 18 ºC y 20 ºC para que los habitantes estén cómodos con ese calor.