Que no se (re)corte: radiografía del presupuesto para Ciencia y Tecnología

La nueva pauta de gastos nacional, que ya tiene sanción inicial, prevé una marcada disminución en estas áreas. Un análisis de los números.

Que no se (re)corte: radiografía del presupuesto para Ciencia y Tecnología

Colectivo Ciencia y Universidad

Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

Especial recorte en CyT

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Guido Prieto, becario de Prensa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

Publicado el 08 DE NOVIEMBRE DE 2016

A pesar de la promesa de campaña de “duplicar al 1,5 % del PBI la inversión en ciencia, tecnología e innovación”, el gobierno de Mauricio Macri dispuso un recorte de fondos para el sector, que lo lleva a su mínimo histórico desde que se creó, en 2007, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (Mincyt), cartera que continúa al mando del ministro Lino Barañao, quien ya venía de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.

La medida movilizó a científicos, docentes y estudiantes de todo el país, que salieron a las calles a decir "no" al recorte. La socióloga Julieta Dalla Torre comenta: “Lo que está pasando es lo que temíamos en octubre de 2015, cuando se avecinaban las elecciones presidenciales en las que se ponían en juego dos modelos de país diferentes”. Dalla Torre, que se desempeña como docente de la UNCUYO e investigadora del Conicet, forma parte del colectivo "Ciencia y Universidad, ni un paso atrás", que surgió en ese momento. El grupo, formado por investigadores, docentes y egresados autoconvocados, ha sido la principal fuerza opositora a la medida en Mendoza.

En respuesta a la presión del ambiente académico, la Cámara de Diputados de la Nación votó el presupuesto con un aumento respecto de la propuesta original. Esta semana se votará su aprobación definitiva en el Senado.

Dalla Torre explica que, si bien el impacto del recorte puede ser más evidente en las ciencias "duras" por su requerimiento de infraestructura, equipamiento e insumos costosos, las investigaciones en Ciencias Sociales se verán resentidas principalmente porque su financiamiento proviene en gran medida de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica (Anpcyt), organismo dependiente del Mincyt que financia proyectos de investigación, una de las áreas más afectadas.

La investigadora, que sostiene que “lo que está sucediendo con la ciencia parece ser el comienzo de un proceso como el de la década de los 90”, teme que el progresivo desfinanciamiento de esta área llegue de la mano de una tendencia privatizadora “con el riesgo de que las grandes empresas definan cuáles sean los problemas a estudiar”.
 

Qué dicen los números

Según el análisis de Fernando Stefani, físico de la Universidad de Buenos Aires, hasta 2014 el presupuesto para ciencia y tecnología fue incrementado gradualmente para luego sufrir una caída en 2015-2016, que lo retrotrajo a los niveles de 2012. Aún con el aumento votado en Diputados, el presupuesto previsto para este año será de alrededor del 0,6 % del presupuesto nacional, es decir, el mínimo histórico.

El Conicet mantendría su nivel presupuestario pero, a su vez, su planta de personal ha aumentado considerablemente en los últimos años y actualmente destina más del 92 % (más que nunca) de sus fondos al pago de sueldos. Como contraparte, el poder adquisitivo de los trabajadores de la institución ha tenido una caída del 25 % en 2015-2016, tendencia que el nuevo presupuesto profundizaría.

Un informe de la Mesa sobre Innovación, Tecnología e Investigación (MITI) del colectivo Economía Polìtica para la Argentina indica que se necesitarían $ 5671 millones más (sin el recorte) para mantener los niveles de 2016 o unos $ 7415 millones para sostener el crecimiento en el área. En este contexto, Stefani advierte que se “ha puesto en riesgo la continuidad de los programas científico-tecnológicos, desperdiciando la inversión realizada” y que esto “impulsa una nueva fuga de cerebros”.


Ciencia argentina en el mundo

Un informe que se encuentra en etapa de validación del Mincyt, “Argentina Innovadora 2020”, compara ciertos indicadores del desarrollo científico de Argentina con los de otros países del mundo (ver galería más abajo). El crecimiento del número de investigadores fue el más alto entre los países comparados, mientras que la fracción del PBI invertida aumentó progresivamente y hoy es la más alta de la región, después de Brasil. Sin embargo, sigue siendo muy baja en relación con los países que más invierten en ciencia, como Finlandia (el 3,2 %), Suecia (el 3,3 %), Japón (el 3,49 %), Corea del Sur (el 4,15 %) e Israel (el 4,21 %).   

La productividad de los investigadores también aumentó sostenidamente desde 2002 pero no al mismo ritmo que la inversión en el sector. Por otra parte, el impacto de las publicaciones se ha mantenido relativamente estable alrededor de la media mundial luego de un crecimiento modesto a principios de la década. En este rubro, Argentina ha sido superada sólo por Chile en la región.

Estos datos muestran importantes avances y refuerzan la idea de que el desarrollo tecnológico y científico es progresivo y no se da de la noche a la mañana, pero también expresan puntos a mejorar y son relevantes para la discusión presupuestaria.

Presupuesto científico por países

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